
¿Cómo propiciar un diálogo filosófico-reflexivo?
Hoy mas que nunca la reflexión filosófica se alza como una esperanza en medio del descontento imperante, esto porque pareciera que en medio de tantas demandas no existe una claridad al respecto y estamos corriendo el serio riesgo de caer en un debate irreconciliable; haciendo que tan solo imperen lógicas de división y destrucción. Sin embargo, tampoco podemos hacer oídos sordos, la cuestión versará entonces sobre que herramienta usar para dialogar auténticamente.
Respecto a esto podríamos considerar la visión Platónica que propone la dialéctica o el arte del diálogo, buscando oponer dos discursos racionales, para de esta forma llegar a la verdad. Sin embargo, nos encontraremos con una gran problemática, hoy estamos siendo participes de un mundo frágil y cambiante, en el que el relativismo se encuentra a la orden del día.
Incluso la escritura de esta columna de opinión puede ser sometida al rigor relativista, haciendo que cada una de las palabras que a su vez conforman este entramado de ideas, queden completamente expuestas a la crítica por la crítica; algo así como la duda o cuestionamiento sobre la validez de lo expuesto, cueste lo que cueste.
Ahora bien, ¿Es posible construir un país más justo desde estos esquemas? ¿Resulta favorable en medio de una sociedad altamente convulsionada? Sin lugar a duda el camino por recorrer es inmenso, habrá que intentar recuperar los cimientos de una sociedad complejamente antagónica, para con posterioridad propiciar una dinámica dialógica con sustento y base suficiente, en la que sea posible que las ideas tengan un correlato con la realidad. De caso contrario daremos paso a una hecatombe de características insospechadas, en la que el rigor de la fuerza y la irracionalidad, terminen por imponerse frente a todo orden democrático.
Según Hanna Arendt, filósofa alemana (1906-1975): “Una filosofía de la humanidad se distingue de una filosofía del hombre por su insistencia en el hecho de que no es un Hombre, hablándose a sí mismo en diálogo solitario, sino los hombres hablándose y comunicándose entre sí, los que habitan la tierra”. Por consiguiente, la necesidad de dialogar sigue siendo una meta por cumplir, particularmente desde la óptica moderna, en la que sentarse a comprender al que nos rodea es casi una tarea de negación del propio Yo.
Por su parte el célebre sociólogo polaco Zygmunt Bauman (1925-2017) nos deja en claro que estamos siendo víctimas de un autoengaño impuesto por la tecnología, particularmente desde la praxis del fenómeno tecnológico de las redes sociales, a saber: “En las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales. Estas las desarrollas cuando estás en la calle, o vas a tu centro de trabajo, y te encuentras con gente con la que debes tener una interacción razonable. Ahí tienes que enfrentarte a las dificultades, involucrarte en un diálogo”.
Por consiguiente, el llamado es a reconectarnos con la realidad reconociendo que esa es una de las fragilidades de la sociedad actual, de modo tal que entendamos que el exceso en el uso de la tecnología y la alineación cotidiana tienen como consecuencia; la estrechez de argumentos a la hora de dialogar con quien piensa de manera distinta. Ahora bien, no es posible mejorar este trato cotidiano en un escenario tan confuso, por lo que la tarea del futuro será volver a las bases más profundas del pensar filosófico-reflexivo.
Su columna es un gran aporte Patricio, lo felicito.
Tiene toda la razón Patricio, lamentablemente es lo que mas nos cuesta!