
Cada día puede ser peor…
La crisis de la política chilena es tremendamente grave y, para decirlo con frialdad, compromete gravemente nuestro futuro como nación al afectar nuestra institucionalidad democrática.
Hasta hace pocos meses, mirando la línea gruesa, era fácil afirmar, que el gobierno autodefinido como “progresista” de Boric, sería sucedido por un nombre indiscutido: Evelyn Mathei. Como en el bolero, de la noche a la mañana “todo se derrumbó”. No solo por las inepcias, errores y superficiales planteamientos de la candidata (todo lo cual bien podía ser enmascarado por la prensa afín) sino por la sorpresiva y sorprendente irrupción de un candidato a la derecha de la extrema derecha: Johannes Kaiser, quien no solo está afectando a Mathei sino que hirió en su corazón a la candidatura permanente de José Antonio Kast. En una semana políticamente desastrosa, Mathei incurrió en errores no forzados, siendo su afirmación acerca de la inevitabilidad del golpe de Estado de 1973 la que le generó más dañinas consecuencias ya que personeros importantes de su sector, de inmediato se desmarcaron de sus posiciones. Las eventuales primarias con Francisco Chahuan y Luciano Cruz Coke han sido calificadas como un “tongo” que nada aportará a la desinflada candidata de la derecha tradicional.
Las reconocidas “viudas” de la dictadura de Pinochet, pronto reconocieron filas junto al emergente candidato populista, llevando al desconcierto al propio diario “El Mercurio” que hoy titubea frente a un triángulo indescifrable, abriéndose solapadamente a la eventualidad de Kayser, sin crítica alguna a su carencia de estudios, a la demagogia clara de sus propuestas, a los riesgos que para la estabilidad del país implica un candidato cuya metodología de trabajo se acerca cada día más a la metodología de trabajo del nazi—fascismo europeo de preguerra.
Pero, eso no es todo. Al frente de la oposición, el gobierno de Boric tenía la necesidad imperiosa de jugar sus propias cartas y procurar salvar al menos los muebles, tras una gestión con muy pocos puntos altos, opacados, además, por una secuela de errores, políticos y de gestión, propios de principiantes, que han permitido a la derecha opositora alimentarse día a día. El nombre de la ex Ministra del Interior Carolina Tohá destacada, por su infatigable promoción de políticas de seguridad, aparecía como una carta prometedora que fácilmente podía partir en la carrera con el 32 % de apoyo sólido que mantiene hasta hoy el Ejecutivo. La anunciada precandidatura del liberal Vlado Mirosevic aparecía como un mero saludo a la bandera (y así quedó luego demostrado) con fines parlamentarios. Pero la tormenta en el oficialismo se desató de improviso. El Frente Amplio no se sumó a Tohá y proclamó al diputado Gonzalo Winter en tanto que el Partido Socialista, herido en el ala por la destitución de la senadora Isabel Allende, olvidó el pololeo unitario con el PPD, hizo ver su profunda molestia por la actitud desleal de sus socios de Gobierno, y proclamó la postulación de Paulina Vodanovic.
El Partido Comunista, por su lado, optó por la ex Ministra del Trabajo Jeanette Jara.. Ante la multiplicidad de presidenciables del sector, no puede descartarse que ella gane la respectiva primaria pero si ella fuera la abanderada final de oficialismo, no tendría ninguna posibilidad en la recta final de noviembre tanto por su militancia como por su patética afirmación de que Cuba es una democracia.
Las víctimas de toda esta batahola, terminarán siendo los chilenos. Abrumados por la extensa gama de problemas, no se sienten interpretados claramente por nadie. La carencia de propuestas programáticas, por parte de unos y otros, los ciudadanos observan con espanto cómo, quienes pretenden son sus líderes, actúan sumergidos en un mar plagado de agresiones, denuncias y populismo demagógico.
El título de esta columna recoge este sentimiento generalizado, pero sigue estando viva la esperanza de que pronto se toque fondo y podamos ofrecer a Chile, especialmente a los niños vulnerables, una propuesta sólida y viable que nos encamine hacia una sociedad más solidaria y equitativa.
Así es, cada día puede ser peor y, a mi modo de ver, lo que sucede a nuestro derredor cada día es peor “en este mar proceloso pleno de confusiones en el que navegamos”. Cada día tenemos más humedales agredidos, más contaminación en suelo, mar y aire, más ciudades con peor calidad de vida, más proyectos de generación de energía eléctrica innecesarios para el desarrollo del país que lo están llevando a un retroceso en todo sentido.
Nadie quiere entender que no podemos seguir insistiendo en progresar por la vía del Crecimiento y que el camino correcto para salvarnos de la mayoría de los problemas y penurias y no seguir cayendo por el Acantilado de Séneca, definido por Ugo Bardi, es el camino hacia el Decrecimiento.