«El Antropoceno nos obliga a repensar no solo nuestra tecnología, sino nuestra ética y nuestra política.»

Bruno Latour.

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COVID-19 Territorio. El caso de Valparaíso

Rafael Galdames Fuentes

Sociólogo CEUR- Universidad del Bío-Bío

Sergio Moffat

Arquitecto.

En Chile, hasta el 4 de junio se han confirmado 122.499 casos de COVID-19 por laboratorio, con una tasa de 629,5 por 100.000 habitantes.

Las mayores tasas de incidencia acumulada por 100.000 habitantes, según casos confirmados por laboratorio se encuentran en la región Metropolitana (1219,3), Tarapacá (774,6), Magallanes (601,0) cerca del promedio nacional; y ahora por debajo de éste, Arica y Parinacota (310,6) Ñuble (279,3), Araucanía (225,6), Valparaíso (217,6) y Biobío (143,0).

Por su parte, la tasa de mortalidad más alta está también en la región Metropolitana (13,6) y Magallanes (10,5); le siguen, las regiones del Norte Grande, en particular, Tarapacá y Antofagasta; después, Ñuble, la Araucanía y Valparaíso, el resto muestra tasas menores y destaca Biobío con una letalidad de (0,8). Esta última región a pesar de ser un área bastante poblada muestra una tasa de incidencia de contagio acumulada menor, así como de letalidad baja. Esto no significa que sea un espacio protegido a la expansión de la pandemia, cuestión a tener en cuenta en las semanas que vienen, pero sí puede reflejar la presencia de masa crítica con mayor autonomía relativa del centro mandante y autoridades locales al margen del centrismo mediático y talentos humanos, profesionales y técnicos a partir de sus capacidades educacionales superiores en salud y en tecnologías de información, entre otras de especial relevancia.

Con fecha 5 de junio de 2020, a nivel internacional ya son 216 los países que reportan casos de COVID-19, con un total de 6.515.796 casos confirmados y 387.298 fallecimientos. Y con fecha 08 de junio el país evidencia 134.750 casos confirmados y 1.637 fallecimientos. Lo que pone en alerta no solo a la región Metropolitana sino al país en su conjunto.

El caso de Valparaíso:

Veamos a continuación el impacto actual de la pandemia en la región de Valparaíso, donde el promedio regional de la incidencia acumulada por 100 mil habitantes oscila, a la fecha en alrededor de (220,0):

  • Comunas con tasa de incidencia superior a 400 por 100 mil habitantes: San Antonio (487,8), Rinconada (426,2), El Tabo (425,4) y Santo Domingo (419,0).
  • Comunas con tasa superior a 300 por 100. mil habitantes: El Quisco (372,0), Calle larga (370,1) y Algarrobo (316,3).
  • Comunas con tasa superior a 200 por 100 mil habitantes: Los Andes (284,9), Quinteros (268,4), Llaillay (252,5), Limache (250,3), Valparaíso (242,3), Viña del Mar (238,3), Papudo (225,8), San Felipe (224,0) y Santa María (201,6).
  • Entre las comunas con menor tasa se ubican: Isla de Juan Fernández (0,0), Zapallar (37,5) y la Ligua (74,2).
  • El resto en zona intermedia con tasa entre 100 y 200 por 100 mil habitantes.

Entre las comunas con mayor tasa de incidencia destacan San Antonio y Rinconada, la primera portuaria industrial y la segunda agro-frutícola-rural con diversidad de condiciones socio eco-culturales. Le siguen comunas eminentemente costeras de segunda vivienda y turísticas, El Tabo y Santo Domingo, lo que denota un curso diversificado de la pandemia flexible a distintas condiciones y vías de contagio con énfasis eco-social y / o cultural de trazabilidad diversa viable de ser identificada en cada territorio. En las comunas de tasa secundaria el análisis es parecido (más de 300 hasta 399 por 100 habitantes).

Por su parte, Valparaíso y Viña del Mar no son las de mayor incidencia todavía, cuestión que no significa que el peso de la trazabilidad o el curso que puede seguir la pandemia no pueda caer en ellas, en particular, por su cercanía con la capital y densidad poblacional.

En cuanto aquellas de menor incidencia, sus características son claras, aislamiento isleño (Juan Fernández), básicamente segunda viviendas (Zapallar) y emprendedores históricos con comercio de plazos medios (La Ligua).

El Mapa que gráfica el impacto atendiendo el número absoluto de la pandemia en cada comuna, no refleja la realidad en relación al peso de ella según la población que lo habita, como se puede ver en la imagen que se adjunta del Informe Epidemiológico citado con categorías macro estadísticas que tienden a desperfilar la realidad territorial.

Por cierto, el análisis comunal tiene una validez limitada cuando se trata de áreas metropolitanas. Esto quedó claro cuando el gobierno instaló la idea de las cuarentenas dinámicas en el Gran Santiago, olvidando que las áreas metropolitanas funcionan integradas y los habitantes de las diversas comunas que la integran se movilizan sin considerar los límites administrativos. La cantidad de personas que trabajaban en el barrio alto, origen de la pandemia en Chile, y que provenían de las comunas de la zona poniente, fueron las que se transformaron en vectores de la enfermedad en sus comunas de origen.

El caso del Gran Valparaíso es similar las comunas de esta conurbación, que incluyen a Valparaíso, Viña del Mar, Concón, Quilpué, Villa Alemana e incluso Limache y Quillota. En la mayor parte de ellas hay viajes de origen y destino ocasionado por el trabajo, los estudios y los servicios especializados. De hecho, la mayoría de ellas, están conectadas por un metro tren y numerosos servicios de buses.

De esta forma, cualquier foco de coronavirus en una de ellas termina afectando a las comunas colindantes y no parece posible diseñar cuarentenas parciales o dinámicas, sobre todo después de la experiencia vivida en Santiago.

Otra cosa es considerar las áreas más vulnerables de cada comuna, como zonas a las que se debe prestar especial atención: Es el caso de la mayoría de los cerros de Valparaíso y de las zonas altas de Viña del Mar, donde hay que tener especial cuidado.

En Valparaíso, resulta claro que una cuarentena estricta será muy difícil de aplicar dada la cantidad de habitantes que tienen empleos precarios, a los cuales les resulta imposible recluirse en sus viviendas, al margen de los altos niveles de hacinamiento que tienen, y que especialmente afecta a la población inmigrante.

Finalmente, cabe considerar las políticas aplicadas en distintos países, en particular, Argentina, donde la cuarentena total a pesar de una situación económica mucho menos auspiciosa ha sido largamente más efectiva que en el caso nuestro. La trazabilidad territorial insuficiente y hasta precaria en Chile -en tanto la política centralista excesiva y exitista- ha pagado el precio de la irrupción sin control social; limitada, a una gestión de recursos técnicos parciales e inciertos bajo la fantasía de proyecciones estadísticas al margen de la realidad social.

Luis Mella (59), alcalde de la comuna de Quillota de 99 mil habitantes y ubicada al interior de la Región de Valparaíso, cuenta que desde el primer caso positivo logró identificar a la persona indicada y hacerle seguimiento. Así, aseguró una trazabilidad del 70% que conllevó a ser la comuna número 30 (de 38 en la zona) en cuanto a tasa de contagios, con solo 109,7 casos por 100 mil habitantes. En efecto, cabe destacar la gestión autónoma del alcalde que entendió la pandemia como responsabilidad territorial por sobre la política centrista.

Chillán, Valparaíso 10 de junio 2020

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