«Somos naturaleza. Poner al dinero como bien supremo nos conduce a la catástrofe»

José Luis Sampedro

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Las aguas no están quietas

Comentar la actualidad política es, hoy por hoy, una tarea sumamente compleja. La realidad del país no transcurre únicamente a través de los cauces de la institucionalidad del Estado (Gobierno y Parlamento, esencialmente) como lo ha sido tradicionalmente sino que aparece fuertemente ligada al gran desafío sanitario planteado por la pandemia, a sus duras secuelas económicas que ya estamos viviendo y que tienden también a agudizarse cada día más, y a un problema social agudo que el verano y el COVI – 19 han escondido debajo de la alfombra pero que está muy vivo.

Las páginas de la prensa escrita y latas horas de la TV contribuyen a hacer cierto aquello que alguien planteó como la principal característica de las comunicaciones sociales modernas: “El exceso de información crea desinformación”.

El ministro Jaime Mañalich es, por supuesto, el principal blanco de todas las críticas. Objetivamente, es difícil evaluar si otro profesional en su lugar pudo haber hecho un manejo mejor en el plano netamente técnico. Sus mayores problemas pueden encontrarse en su actitud comunicacional de soberbia, su negativa a recibir consejos de expertos ajenos al Ministerio y su sostenido afán de aminorar la gravedad de la crisis. Un grave error radicó en su rechazo a incorporar a los Centros de Salud Familiar (CESFAMs) a las acciones preventivas y de control, con lo cual se desperdició un tiempo precioso en materia de detección inicial de casos y de aplicación de medidas de seguimiento, como también en el errático manejo de la definición oportuna de cuarentenas y cordones sanitarios. Pero, sin duda, en el mensaje entregado a la población a través de sus vocerías diarias hay un aspecto político que no se puede silenciar. Desde el principio, el equipo de Gobierno, con su capitán a la cabeza, mostró un enfermizo cariz triunfalista y, mientras el virus avanzaba implacable, la Presidencia se autofelicitaba  por lo bien que lo había hecho incluso falseando informaciones (compra de ventiladores en enero), se preocupaba de  la inminente “nueva normalidad” o del “retorno seguro” y anunciaba el pronto retorno a clases presenciales.

El cientista político Aldo Cassinelli, ex director del think tank RN “Instituto Libertad”, ha sido categórico a este respecto: “Para el largo plazo no ha existido ninguna estrategia del Ejecutivo”, tanto que desde el 18 de octubre solo se ha actuado con medidas tácticas para salir del paso enfrentando lo inmediato, la coyuntura, el corto plazo. El investigador Rodrigo Pérez de Arce, del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), lo ha calificado como un gobierno zigzagueante que deja a todos perplejos.

Un tema desconcertante es el relativo a las cifras de contagiados y de fallecidos. Ante la imposibilidad de cuestionar la metodología de trabajo de “Espacio Público”, el Ejecutivo tuvo que acceder a incorporar 712 víctimas fatales a sus estadísticas, las cuales no estaban registradas. Lo preocupante del sub registro radica en que una cifra menor a la real sirve para mostrarse como exitoso pero al mismo tiempo contribuye a evitar que la población tome debida conciencia de la seriedad de lo que está pasando. Pero, hay gente a la que le cuesta aprender. Para los días comprendidos entre el 27 y el 31 de mayo se entregó oficialmente una cifra de 35 defunciones, la que una semana más tarde debió rectificarse adicionando 76 casos más, para totalizar 111. Es decir, 2/3 no habían sido considerados. Este desconcertante juego con los números nos hace tener presente que Jair Bolsonaro (el amigo personal de J. A. Kast y de van Rysselberghe), presidente de Brasil, prohibió entregar cantidades acumulativas pero fue derrotado por la acción colectiva del periodismo y por la decisión del Supremo Tribunal Federal.

Lamentable es que, en medio de estos agitados tiempos, se busque sacar provecho político de la entrega de cajas de alimentos a los sectores más carenciados. La filmación programada con la presencia de todos los medios en una modesta vivienda, es simplemente una vergüenza. A ello se suma el hecho de que la Confederación de la Producción y del Comercio haya hecho una donación de alimentos para los sectores más necesitados y se haya suscrito un convenio con el Ministerio de Desarrollo Social y el FOSIS, para que registren los datos personales de los beneficiarios y los pongan a disposición de la CPC.

El presidente de la misma  CPC, Juan Sutil, en entrevista de prensa, interrogado sobre el estallido social, fue categórico: “Si estos chiquillos se hubieran quedado en su casa y hubieran manifestado su malestar pacíficamente, no hubiéramos tenido que lamentar ninguno de estos hechos”. Pregunta: ¿Y qué habría pasado si los grandes empresarios agrupados en su Confederación hubieran trabajado oportunamente  por una sociedad más justa, pagando mejores salarios y respetando la dignidad de sus trabajadores?

En medio de la tormenta, un rayo de sol. Los 27 Ministros de Sanidad de la Unión Europea acordaron comprar, una vez autorizadas, todas las vacunas contra el COVID 19, las que serán distribuidas entre todos los países del mundo en proporción a su población. Para tal fin, ya han reunido un fondo solidario que alcanza a los 9.844 millones de euros   Aún hay esperanzas de una humanidad relativamente solidaria.

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