«Aquellos o aquellas que creen que la política se desarrolla través del espectáculo o del escándalo o que la ven como una empresa familiar hereditaria, están traicionando a la ciudadanía que espera de sus líderes capacidad y generosidad para dar solución efectiva sus problemas.»

Actualmente nos leen en: Francia, Italia, España, Canadá, E.E.U.U., Argentina, Brasil, Colombia, Perú, México, Ecuador, Uruguay, Bolivia y Chile.

De ciudad y segregación

Andrés Cruz Carrasco

Abogado. Doctor en Derecho (Universidad de Salamanca). Magister en Filosofía moral (Universidad de Concepción). Magister en Ciencias Políticas, Seguridad y defensa (ANEPE). Máster en Política Criminal (Universidad de Salamanca).

La segregación tiene como despreciables consecuencias la expulsión de quienes son considerados marginales o diferentes desde sus barrios o lugares de residencia y la ruptura del sentido de comunidad, limitando el acceso a la vivienda de unos seres humanos por existir otros con mayor poder adquisitivo. Una exclusión que puede ser directa o bien desplazatoria, impidiendo por los valores del mercado el asentamiento de determinadas personas en ciertos lugares de privilegio.

 Los espacios territoriales se van plagando de guetos, habiendo quienes quieren construir muros a su alrededor, para no ver a todos aquellos que son “distintos”, aplicando una primitiva perspectiva binaria de “nosotros y ellos”. Lisa Vollmer define la segregación como “la concentración espacial de distintos grupos sociales, o el reflejo de la desigualdad social”. En una segregación territorial se concentra a grupos de individuos o familias, clasificándolos según el empleo, sus ingresos o su nivel educacional. También nos encontramos con consideraciones étnicas o de nacionalidad, que al impedir la movilidad social, atendida la políticas de restricción migratoria o de otro carácter, hacen que estas personas busquen el apoyo recíproco. Una solidaridad fundada en “la bandera” de cada sujeto.

La segregación es forzosa y en general se asocia a discursos de gueto, atribuyéndole características negativas a ciertos barrios, idealizando otros espacios, configurándose una manifestación de discriminación por estigmatización, más aún cuando no existen políticas públicas dirigidas a crear espacios de integración o al menos de contacto entre unos y otros. Existe una relación entre las políticas de vivienda y la falta de regulación del mercado inmobiliario, ya que a las personas de más escasos recursos se les suele instalar en la periferia.

Las ciudades segregadas son completamente opuestas a la solidaridad social, por cuanto al profundizar la brecha o distanciamiento de los grupos sociales, impide que se refuerce una de las características que deberíamos tener como seres humanos: la empatía. La capacidad de ponernos en el lugar del otro. 

Superar la segregación constituye un paso previo para consagrar el derecho constitucional a la ciudad, con una ordenación integral y participativa que cumpla con objetivos ambientales, sociales, culturales y económicos, para alcanzar un desarrollo urbano sostenible y una planificación inclusiva, como manifestaciones contra la discriminación y la desigualdad, sin afectar la iniciativa privada pero con una perspectiva social y comunitaria de la ciudad.

Recuerda que puedes seguirnos en facebook:

Déjanos tu comentario:

Su dirección de correo electrónico no será publicado.

*

Sé el primero en comentar

sertikex-servicios-informáticos www.serviciosinformaticos.cl