«La concentración de riquezas, el poder del dinero, por sobre todo, el dinero fácil, en su accionar destruye la historia, la educación, cultura , los valores de una sociedad que desee permanecer limpia y sana.»

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DE CORRUPCIÓN Y TRIQUIÑUELAS

DE CORRUPCIÓN Y TRIQUIÑUELAS

Andrés Cruz Carrasco.
Abogado. Udec
Magister en Filosofía moral.
Magister en Ciencias Políticas.

En lo que dice relación con la esfera pública, el problema de la corrupción no puede limitarse sólo a la existencia de seres humanos corrompidos en instituciones fundamentalmente sanas. Desde una perspectiva política, el obstáculo va más allá de la conducta de un determinado círculo de sujetos, ya que el fenómeno se desenvuelve en un campo mucho mayor, de carácter general. Pueden haber sujetos corruptos que se despliegan en aparatos públicos aparentemente honestos. Pero cuando son estas instituciones las que comienzan a corromperse desde la cúspide, por concentrarse el poder en pequeños grupos de injerencia vinculados entre ellos que posicionan sus componentes para mantener su influencia y lograr hacer prevalecer el quedarse enquistados y favorecer sus perspectivas particulares, hacen que aquellos sujetos que trabajan en ellas, por muy honestos que puedan ser, también se corrompan. Esto ya sea por la inercia de los acontecimientos. Por mirar hacia abajo, hacia otro lado y evitar la realidad del embuste. Por miedo a perder un trabajo. Por una lealtad absolutamente mal concebida o espuria. Guardan silencio y se limitan a observar como la integridad ética y el compromiso público del medio en el que han laborado comienzan a sucumbir, quebrándose para servir a estos intereses particulares, que no son sólo económicos, sino que para mantener espacios de poder, egos e influencias. Situación que comienza a replicarse de estadio en estadio, de más a menos, como en una suerte de espiral que va contaminando las distintas jerarquías y capas de una institución.

Para el sociólogo Wright Mills: “Muchos de los problemas del crimen de cuello blanco y de la relajación en la moral pública, del vicio a alto precio y del desvanecimiento de la integridad personal, son problemas de inmoralidad estructural”. A cada descubrimiento de un delito relacionado con la corrupción pública, se constata que se trata de un síntoma de una falencia mucho más generalizada, íntimamente vinculada con la indiferencia o la aceptación de la deshonestidad . No son hechos insólitos. Parece ser la consagración de la apariencia y la mentira como forma de vida, provocando que se resquebraje la confianza hacia la autoridad, con todas las consecuencias que esto arrastra. Vamos asumiendo con naturalidad el uso de la triquiñuela y la picaresca para sacar algún provecho, incluso felicitando al que actúa engañando, ya que ha evitado ser engañado primero. Levantando como referente al que se ha enriquecido de cualquier manera, generando una cultura que venera el resultado, sin importar el medio utilizado para alcanzarlo.

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1 Comentario en DE CORRUPCIÓN Y TRIQUIÑUELAS

  1. Muy de actualidad el artículo del señor Cruz.
    La corrupción no solo está enquistada en variados organismos públicos sino también en empresas privadas. Los objetivos principales de licitaciones no son, muchas veces, la obtención de un producto o servicio de máxima calidad a un justo precio, si no por obtener el CVA («Como Voy yo Ahí») como se conoce eufemísticamente la coima, por parte del comprador.
    Es difícil ser honesto en este mundo pero vale la pena intentarlo.

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