DEL ESTALLIDO SOCIAL A LA REBELION PACÍFICA
1. Reacción pacífica y acción violenta
“La política y la comunidad humana deben ir de abajo a arriba, partiendo siempre de la experiencia y la práctica” [1]
Lo sucedido en Chile en los días recientes se calificó como una Crisis o como un Estallido Social, gatillado por el alza de tarifa del Metro de Santiago decidido por el gobierno, apoyándose en lo definido por un grupo de “expertos” en interpretar el algoritmo polinómico validado por la respectiva norma legal, alza que habría operado como “la gota que rebasó el vaso”. Pero, ¿Cuál es el contenido de este vaso?
Esta pregunta es clave para saber qué es lo que está siendo objeto de tan fuerte y masivo rechazo. Y aquí surgieron dos respuestas principales:
- Una respuesta supone que el alza de la tarifa del Metro se sumó a otras anteriores de varios servicios públicos, la mayoría insatisfactorios, lo que, en conjunto, implicaban una presión excesiva sobre una realidad caracterizada por remuneraciones y pensiones demasiado bajas. Desde esta respuesta, una solución a la crisis podría ser la implementación de un conjunto de medidas paliativas que se lo motejó como “lista de supermercado”.
- Otra respuesta propone una interpretación de mayor profundidad, que al afirmar que la explicación de fondo del fenómeno es el rechazo a la desigualdad y a los abusos, lo que, consciente o inconscientemente apunta a aspectos constitutivos del modelo de capitalismo chileno.
En ambas respuestas, la presencia de los actos violentos fue considerada un fenómeno lateral y minoritario y, ello ayudó a terminar el estado de emergencia en relativo poco tiempo, bajo la idea de que “el estallido social” era muy mayoritariamente pacífico. Una forma de entender esto es recurriendo a la distinción entre las nociones de indignación y de resentimiento. La primera surge como defensa de la dignidad (y así aparece en las entrevistas a los manifestantes) y, por lo general, no necesita utilizar la violencia En cambio, el resentimiento es una rabia encarnada que constituye un estado de ánimo, que frecuentemente está presente en quienes se sienten marginalizados o discriminados (Ej.: lumpen o jóvenes “nini”) y que, al revés de la indignación, suele expresarse violentamente.
En todo caso, para todos quedó clarísimo que el fenómeno produjo una especie de inflexión histórica que los medios fueron caracterizando como “un antes y un después” de la política nacional, pero cuya evolución futura depende, en buena medida, del control social que se logre sobre la violencia que surge del resentimiento social, del que pueden aprovecharse los narcos, los delincuentes o los grupos más extremistas.
2. Por qué se rechaza el “modelo”
“Como bien dicen los manifestantes ‘no son 30 pesos, son 30 años’. Es el hastío de la población por tanto abuso, explotación, miseria y desgracias sociales” [2]
¿Qué tiene el modelo capitalista (neoliberal) chileno, que provoca un rechazo tan fuerte? Vamos algunos de sus rasgos:
- En el ámbito de sus opciones fundantes:
- Individuo en lugar de Persona, como la unidad humana de lo social;
- Mercado en lugar de Estado, como principal asignador de los recursos;
- Competencia en lugar de Colaboración, como impulsor del desarrollo;
- Consumidor en lugar de Ciudadano, como criterio de validación social.
- En el ámbito de sus prácticas sociales:
- La preminencia del capital por sobre el trabajo;
- El uso de la fragmentación al gestionar la sociedad;
- La expropiación de los recursos sociales en favor del poder (principalmente económico);
Esta última práctica social utiliza tres mecanismos principales para llevar a cabo el proceso expropiatorio:
a) El mercado: Se dice que es el lugar donde se cruzan las curvas de oferta y de demanda, determinando los precios de los productos y los servicios. Pero, más allá de esta definición académica, hace mucho rato que los mercados forman parte de los principales mecanismos de discriminación social a través del manejo abusivo de los precios (Ej: los remedios), de la permisividad frente a las actuaciones abusivas de los monopolios y de las colusiones comerciales, de la fijación de tarifas que garantizan rentabilidades excesivas, de la insistencia en que la autorregulación funciona a pesar de la evidencia empírica en contrario.
La solución es instaurar claras regulaciones a los mercados de productos y servicios esenciales.
b) Los impuestos. Se dice que todos pagan sus impuestos de acuerdo a su capacidad económica, según reglas transparentes y equitativas. Sin embargo, parece ser que los únicos que se recaudan consistentemente son las que gravan al consumo (IVA) y al trabajo. Los que gravan al capital, a las utilidades o al patrimonio serían las que más se evaden, ocultan o no se aplican. En cuanto a cómo se distribuyen los recursos recaudados, existen muchas críticas y más de una duda, como, por ejemplo, argumentan los alcaldes respecto de la “asignación geográfica per cápita”. Es evidente que las prioridades en esta materia dependen fuertemente de la ideología que inspira las decisiones de los gobernantes, como lo demuestra la propuesta del gobierno, tendiente a reducir los impuestos a los sectores más pudientes del país.
c) La administración del ahorro social Gracias al dominio hegemónico del sector financiero en el desarrollo económico globalizado de la sociedad, se han multiplicado las fórmulas que, por un lado, abaratan el costo de captación de los ahorros sociales hasta el casi cero (Ej: AFP, ISAPRES, tasas bancarias de captación) y, por otro, incrementan los ingresos provenientes de la colocación de estos ahorros (préstamos), expandidos, además, por una diversidad de artificios (intereses excesivos, comisiones, multas, etc.), que se han constituido en una enorme fuente de abusos. El tema del endeudamiento del que hoy se habla tiene que ver con todo esto.
La tendencia del neoliberalismo a utilizar visiones y prácticas fragmentadas en sus intervenciones en la sociedad, incluye utilizar criterios propios de esa ideología al momento de definir los segmentos, sus fronteras y de justificar sus diferencias. Esta tendencia ha terminado por relativizar los parámetros éticos que debieran regular las conductas sociales. Por ejemplo, si miramos lo que sucede en uno de los temas de mayor insatisfacción en la población, el de los bajos sueldos, nos encontramos con el siguiente estado de cosas:
- En el espacio público, ¿Qué tipo de valores o criterios justifican que los parlamentarios reciban una remuneración equivalente a más de 30 veces el salario mínimo (SM)[3] o que el Gerente del Banco Central reciba sobre 50 veces el SM o que el Vicepresidente Ejecutivo de Codelco reciba más de 165 veces el SM? Evidentemente, estas desigualdades pueden ser descritas de cualquier manera, menos que sean razonables.
- En el espacio privado Si tomamos las empresas europeas como un elemento de comparación, el sueldo más alto de una empresa grande difícilmente supera 20 veces al sueldo más bajo. ¿Qué justifica, entonces, que, en una empresa chilena de similar tamaño, el sueldo más alto llegue a ser 60 o más veces mayor que el sueldo más bajo? Sabiendo que la equidad tiene que ver con la razonabilidad [4] de las diferencias y, ésta está muy lejos de serlo, obviamente se entiende el reclamo de inequidad y abuso.
El reemplazo de la noción de Persona por la de Individuo y el de Ciudadano (habitante de la ciudad) por la de Consumidor (“habitante” de un mercado), tienen mucho que ver con los aspectos psicosociales más profundos del “estallido social” que podrían formar parte de la explicación de su unanimidad y masividad espontáneas. Al abandonar las nociones de Persona y de Ciudadano, también se deja de lado un conjunto de derechos fundamentales y se desplaza el criterio de legitimidad social al ámbito de la capacidad económica, que siempre es un factor de discriminación social.
No resulta extraño, entonces, que, con todos estos elementos presentes en el trasfondo de lo que Sergio Grez califica como “rebelión popular”, muchos de los manifestantes expresen que se han sentido “pasados a llevar” en su Dignidad. Probablemente este tipo de sentimientos se haya visto confirmado y acrecentado por la arrogancia (y, en algunos casos, la estupidez) de algunos representantes del gobierno, de los empresarios y de los partidos de derecha. La fuerza con que este aspecto ha sido expresado por los manifestantes, parece haber calado hondo en ellos, a juzgar por su cambio de tono y contenido de sus últimos mensajes, hoy llenos de expresiones como “con mucha humildad”, “abierto(a) a escuchar”, “hay que empatizar”, etc.
3. La Rebelión Pacífica
“La cultura de la paz consiste en valores, actitudes y comportamientos, que rechazan la violencia y previenen los conflictos, tratando de atacar sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre las personas y las naciones”.[5]
La palabra Paz proviene del latín pax (pacis), que significa «acuerdo o pacto» y, en un sentido positivo, suele ser definida, a nivel social o personal, como un estado en el cual se encuentran en equilibrio y estabilidad las partes de una unidad. De hecho, durante todo el siglo pasado y hasta nuestros días, se ha definido la Paz como “una situación o estado en que no hay guerra ni luchas entre dos o más partes enfrentadas”. De igual manera se afirma que, en el plano de una sociedad, la paz representa lo contrario de una situación de guerra interna o externa y, en un nivel individual, la paz es descrita como un estado interior exento de sentimientos negativos hacia uno mismo o para los demás. No debiera sorprendernos esta forma de entender la Paz si consideramos que las guerrasfueron los acontecimientos que marcaron la vida de las sociedades y los individuos durante gran parte del Siglo XX.
De hecho, tras la devastación de la Segunda Guerra Mundial y apenas terminada ésta, el 26 de junio de 1945 en San Francisco, se convocó una Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional y se firmó la Carta que dio nacimiento a la ONU, que empezó a funcionar oficialmente el 24 de octubre de 1945, constituida como una organización de Estados soberanos que se afilian voluntariamente a ella para colaborar en la preservación de la paz mundial, la promoción de la amistad entre todas las naciones y apoyar el progreso económico y social de las naciones. En el momento de su creación se admitieron como Miembros a 51 países y, actualmente, este número aumentó a 193.
Es evidente que el presente siglo muestra un conjunto de acontecimientos y tendencias que, o no estaban presentes o aún no habían alcanzado a madurar durante el siglo pasado. Desde esta constatación parece necesario diferenciar más nítidamente la búsqueda de un estado de paz – propia del Siglo XX -,de lo que hoy representa la necesidad de vivir en paz con otras personas, con otros seres vivos, con el entorno y con el planeta.
En el primer caso se trata simplemente de identificar qué caracteriza ese estado, es decir, cuáles son los elementos que lo constituyen, mientras que, en el segundo, se trata de definir cómo se vive un proceso de construcción de una convivencia en Paz y cuáles son los factores que operan como condiciones de borde de este proceso.
Vivir en paz es tanto un proceso externo como interno. Por eso, definir la Paz en este siglo, no es algo tan simple, porque ocurre en el espacio donde se intersectan:
- La forma en que cada persona ha decidido vivir en el mundo (cultura personal);
- La forma en que una comunidad maneja los factores que afectan la posibilidad de que la Paz forme parte de su modo de vida (cultura social)
En consecuencia, la aspiración de una vida en paz es más difícil bajo un “modelo” que basa el desarrollo en el lucro. la competencia y la fragmentación y se juega esencialmente en el ámbito de la cultura y la educación.
La expresión “estallido social” sugiere una reacción surgida de la espontaneidad colectiva, sin una causa ni una orientación precisas. En consecuencia, este tipo de fenómenos podría ser gatillado por un hecho cualquiera y tener un carácter anómico o violento o anárquico o destructivo o pacífico. En el caso chileno, no fue muy fácil llegar a un rápido diagnóstico de lo que estaba sucediendo, más aún: todavía hay un cierto debate sobre el particular y la vigencia de acciones violentas y delictivas colaterales a las marchas que expresan las insatisfacciones, ha incorporado algún grado de incertidumbre sobre su resultado.
Una rebelión, en cambio, se define como “un acto de resistencia o de desobediencia a la autoridad y el término se puede utilizar como sinónimo de sedición, motín, levantamiento o revuelta, aunque cada uno tiene sus propias particularidades”[6] De esta definición, se pueden inferir sus dos principales rasgos: el origen puede ser inteligible y requiere una dirección socialmente precisa. Respecto a la inteligibilidad de su causa, se fueron aclarando las principales interpretaciones relativamente rápido, pero aún es débil la conducción del proceso y, por lo mismo, se discute quienes y cómo deben liderarlo. Y aquí reside la enorme responsabilidad de los líderes y de los partidos políticos.
Una Rebelión Pacífica, en el caso chileno, debiera tener como propósito último (estrategia) la construcción de una sociedad verdaderamente democrática, justa y protectora de la dignidad y la calidad de vida de sus ciudadanos y como objetivo intermedio (táctica) el desmantelamiento del modelo de desarrollo neo capitalista actualmente vigente en Chile, simplemente porque es contradictorio con el propósito estratégico.
Es conveniente, eso sí, tener claridad que este propósito sería bastante pionero
y a contrapelo en un mundo globalizado bajo el imperio de la ideología
capitalista neo liberal, lo que probablemente provocaría algún tipo de reacción
adversa del “establishment”. Sin
embargo, existen dos circunstancias favorables. Por una parte, la lucha por la
hegemonía de control del capitalismo mundial entre el sector financiero (USA) y
el sector manufacturero (China) y, por otra, la diversidad y adolescencia de
los modelos de desarrollo de nuestro continente.
[1] Patrick J. Deneen, ¿Por qué ha fracasado el liberalismo?, Ed. Ralp, 2018, pág.235
[2] Artículo de Sergio Grez en Correo del Alba, 29 octubre 2019
[3] Estimado en $ 301.000
[4] Algo es Razonable cuando existe coherencia entre su finalidad y los medios para obtenerla con los valores que lo inspiran
[5] Resolución aprobada por la Asamblea General de la ONU, el 6 de octubre de 1999
[6] Wikipedia
El señor Víctor Núñez nos ha presentado una gran realidad chilena en su artículo «Del Estallido Social A La Rebelión Pacifica». Lo cual verdaderamente nos enseña cuánto nos queda por aprender, para salir del sub-desarrollo en nuestro aporreado país.
Felicito al autor, por tener la valentía de escribir sin pelos en la lengua, y dejarnos saber mucho material que nos queda por Andar, para poder llegar a donde Chile se merece estar.