DOS DESEOS PARA EL 2022
El nuevo año ya ha echado a andar. Mientras en el otro hemisferio están con los fríos al máximo, en este lado del globo nos estamos achicharrando de calor. Es la vida misma, la naturaleza que nos envuelve y nos lleva a vivir circunstancias diferentes en un entorno similar. Por lo mismo, debemos aprender los unos de los otros. Mientras unos analizan lo que se debe hacer en un invierno crudo, duro, cargado de necesidades para sobrellevar condiciones extremas, en el otro lado el calor aprieta y las necesidades externas son prioritarias en cuanto a la prevención.
Los unos, combatiendo el frio con todo tipo de energías, con lo cual la electricidad es fundamental, ya que la natural (lease leña) está siendo demasiado contaminante en su combustión. Los otros, combatiendo el calor exterior con agua, baños y sombras, en tanto que en el interior también requerimos de la electricidad para acondicionar el ambiente.
Y entre unos y otros, vamos consumiendo la naturaleza y destruyendo nuestro propio entorno. Entonces se produce el temido cambio climático que viene a alterar nuestras condiciones de vida. Los extremos nos agobian y la contaminación comienza a surtir un efecto dañino que define nuevas formas de vida.
Los científicos alertan de un futuro muy diferente al que vivíamos antaño. Incluso nos llegan a decir que, si seguimos así, le vamos a poner fecha de caducidad a nuestra propia especie. O sea, el tema es serio, muy serio.
Por lo mismo, es importante seguir luchando por la protección de nuestro medio ambiente. Ojo, que nos va la vida en ello. En consecuencia, mi primer deseo es que tomemos conciencia de lo que estamos haciendo, del poco cuidado que le ponemos a nuestro entorno, de la necesidad de que corrijamos cuanto antes una situación que es más delicada de lo que parece.
Otro de mis deseos particulares para este 2022, es que comencemos a avanzar por el camino de la comprensión mutua, del entendimiento, de la búsqueda constante de consensos para avanzar en una convivencia en paz, sana y de progreso. Tolerancia para entender las ideas de los otros, intercambio de experiencias para mejorar la forma del desarrollo, generosidad para ceder cuando haga falta, sin impedir que sigamos caminando juntos.
Necesitamos tranquilizar nuestro panorama social, adecuarlo para que apliquemos responsabilidad y solidaridad, con el fin de terminar con lo que nos impide levantarnos y caminar. Es decir, limpiar nuestra vida en común eliminando las injusticias, las inequidades, los abusos, la corrupción. Si para ello debemos aislar a los malos elementos causantes de esas aberraciones, tenemos que hacerlo sin que nos tiemble la mano. Y enseñar a nuestros niños la necesaria educación cívica que nos hace falta para comprendernos mejor y respetarnos mutuamente.
Creo que es oportuno expresar con claridad nuestros propósitos de vida, nuestros anhelos de futuro, nuestra dinámica social para acumular voluntades en la misma dirección. Las grandes mayorías deben mantenerse unidas en un proyecto transversal para salir adelante, para convertir nuestra vida social en algo efectivo y alcanzar, entre todos, el mayor grado de felicidad que nos merecemos.
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