“Dos jóvenes quemados vivos”
Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas en un día 2 de Julio de 1986 son detenidos en torno a una protesta en sector sur de la capital. Una patrulla del Ejército los detiene y golpea, para luego rociarlos con bencina, encender fuego y tomar sus cuerpos desmayados y trasladarlos a sector sur de la capital.
Conocido judicialmente como el “Caso Quemados” deja de manifiesto la brutalidad ejercida contra un par de jóvenes que buscaban justicia y democracia. Aquí va parte de la historia de vida de aquellos jóvenes que quedaron con el 65% de sus cuerpos quemados.
Carmen Gloria Quintana, estudiante universitaria, logra sobrevivir gracias a la ayuda internacional. Diversos países europeos se ofrecen para realizarle más de cuarenta operaciones de recuperación de su cuerpo. En la actualidad, ella vive en Canadá donde ejerce como Psicóloga y además continúa siendo una activista de los Derechos Humanos.-
Rodrigo, un joven fotógrafo, muere producto de las quemaduras.
Rodrigo Rojas Denegri vivió su infancia en Valparaíso. En el año 1973 debió abandonar la ciudad y el país, acompañando a sus tíos y abuelos a un exilio en Canadá, mientras su madre, Verónica Denegri estaba detenida por aparatos de seguridad de la dictadura en el cuartel “Cuatro Álamos”. Gracias a múltiples gestiones internacionales es deportada a Estados Unidos, donde se reúne con su hijo Rodrigo.
Relación con la fotografía.
El sueño del joven Rodrigo era retornar a su país para hacer fotos cuando cumpliera 18 años. Cuando pequeño tuvo la oportunidad de conocer cómo se lograba una fotografía en blanco y negro, y aprender el trabajo de laboratorio. Vendió su primera colección de estampillas cuando tenía siete años para comprar una cámara fotográfica Minolta con la cual realiza su primer auto-retrato. En Estados Unidos, con sus 12 años, colabora en hacer fotocopias del proceso judicial en el caso del ex canciller asesinado un año antes, Orlando Letelier. Adquiere su primera cámara profesional, una Nikon F2 con la cual inicia sus pasos en retratar actividades callejeras y procesar sus propios negativos.
El fotógrafo y traductor Marcelo Montecinos que estaba radicado en Estados Unidos se convierte en su maestro. Ambos realizan trabajos de la cotidianidad, el apartheid en Sudáfrica y las diversidades culturales eran sus temas preferidos.
Cumpliendo sueños.
En Marzo de 1986, al cumplir 19 años, Rodrigo siente que está preparado. Le anuncia a su madre que viajará a Chile. Con su equipo fotográfico estaba dispuesto a registrar lo que acontecía bajo dictadura. Se integra a un movimiento fotográfico comprometido con mostrar la realidad. Se trataba de la AFI, Agrupación de Fotógrafos Independientes, todo esto en medio de la censura imperante para los medios alternativos. Con dicha credencial, sale a las calles en una “ocupación peligrosa” según le había advertido el presidente de la AFI, Jorge Ianiszewski, que había conocido a Rodrigo en la casa de Montecinos en Washington. “Salir en grupo con otros fotógrafos” era una medida de seguridad.
Otro de sus referentes profesionales fue su tío Claudio Denegri, dentista, aficionado a la fotografía, con el que compartieron horas en su laboratorio revelando las primeras fotos en el país.
Rodrigo Rojas era un joven observador, callado, con un claro acento gringo, se destacaba por su equipamiento, casaca de fotógrafo y un codiciado bolso de marca Domke. Un joven comprometido
Rodrigo alcanzó a vivir solo dos meses en su experiencia de hacer fotos en el país, cumpliendo el sueño de registrar lo que ocurría en las manifestaciones y actividades en las poblaciones. Su horrenda muerte impactó al mundo del fotoperiodismo internacional. Fue una noticia que en horas dio la vuelta al mundo. Se registraba en el país otro de los hechos que marcaría profundamente el alma nacional: la muerte de Sebastián Acevedo, el “caso Degollados” y la muerte de Rodrigo Rojas.
Marzo 2019
El ministro en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte de Apelaciones de Santiago, Mario Carroza, condenó a 11 miembros del Ejército en retiro, por su responsabilidad en los delitos de homicidio calificado de Rodrigo Andrés Rojas Denegri y homicidio calificado, en grado de frustrado, de Carmen Gloria Quintana Arancibia
Qué triste,pero que necesario recordar…
Gracias Nelson.
Trágico recuerdo pero necesario no olvidar.
Esta es una mas de las miles de sufrimientos de nuestro pueblo, de nuestros jóvenes y adultos de la ciudadanía chilena, lo que debemos relatar a nuestros niños y jóvenes de una sociedad obnubilada.
Gracias por su gran aporte Nelson.