
Eclipses húmedos y besos de gigantes
Eclipse, así se llama el último tema del álbum «El lado oscuro de la luna», del grupo británico Pink Floyd. Es un tema de un poco más de dos minutos, que recapitula un álbum rupturista y conceptual, que trata temáticas universales de la vida humana. Eclipse, en particular, desarrolla los temas de empatía y unidad, invitando a los oyentes a reconocer los rasgos comunes de los seres humanos.
Bajo un mismo firmamento, siete mil quinientos millones de personas, escribimos la historia humana en este planeta. Finalizando el año 2020, dos acontecimientos celestes dirigieron nuestros ojos al cielo, el eclipse total de sol del 14 de diciembre y la conjunción planetaria entre Júpiter y Saturno en la constelación de Capricornio, cuyo máximo acercamiento ocurrió el 21 de diciembre. Referencias a los dos eventos abundaron en redes sociales y medios digitales, en medio de la pandemia de COVID-19 que ha cobrado casi dos millones de vidas y mantiene en alerta a todo el mundo.
Nuestra historia es reciente, tenemos registros de nuestros primeros semejantes, los homo sapiens, hace unos trescientos mil años, y podemos trazar a nuestros antecesores del género homo hasta 2.5 millones de años. La historia que cuentan los astros tiene otra dimensión. La luna se formó hace unos cuatro mil quinientos millones de años, cuando la Tierra era un bebé de unas pocas decenas de millones de años. En su órbita alrededor de nuestro planeta, la Luna eclipsa al Sol en promedio dos veces al año, y a veces el ocultamiento es total. Los que han podido presenciar un eclipse total de Sol lo describen como sobrecogedor. Lamentablemente, para muchos de los observadores en Chile, nubes y lluvia impidieron disfrutar a plenitud del fenómeno de diciembre. Habrá que esperar hasta el 5 de diciembre de 2048 para tener otro eclipse solar total en Chile continental.
A diferencia del clima, el cual nos juega malas pasadas y muchas veces es difícil de predecir con exactitud, los movimientos celestes se pueden predecir con precisión.
Hoy cualquier persona con un teléfono inteligente puede bajar aplicaciones de internet, como SkyEye y Cosmic Watch, que muestran cómo se verá el cielo en mil años más, o cómo se veía el año seis antes de Cristo, cuando ocurrió una conjunción triple entre Saturno, Júpiter y Marte, en la constelación de Piscis. Estos programas se basan en las leyes fundamentales de la mecánica celeste, las que fueron «descubiertas» por Johannes Kepler e Isaac Newton. Fue Kepler justamente el que, sin la ayuda de computadores, calculó que dicha conjunción realmente ocurrió. Kepler, quizás movido por sus creencias, vinculó dicha conjunción con la estrella de Belén mencionada en el evangelio de San Marcos. Probablemente por eso, y por haber acontecido cerca de Navidad, es que circuló el nombre «estrella de Belén» para el alineamiento del 21 diciembre. Alineamientos planetarios ocurren muy rara vez, el último de mayor acercamiento entre los planetas gigantes Júpiter y Saturno ocurrió el 4 de marzo de 1226, en la edad media.
Parafraseando a Pink Floyd y en tiempos de pandemia: «… y todo lo que haces, y todo lo que dices… y todo lo que se ha ido, y todo lo que vendrá… y todo cuanto hay bajo el sol, está en armonía, pero el sol ha sido eclipsado por la luna.»
Es de noche y en mi patio apago la radio, atrás quedó el recuerdo del eclipse lluvioso y húmedo. Ahora observo asombrado como dos gigantes del sistema solar, a oscuras y en silencio, pasan y se besan en el cielo estrellado.
Gracias profesor. Siempre grato leerle.
que hermosa columna , el final… de película!
Lindo e interesante su artículo Ronald
Gracias.
Su artículo está impecable para introducción de un libreto de cine.
«La ciencia y el arte se unen en las alturas»
Felicitaciones Ronald.
Que buena pluma.
que buena combinación arte y ciencia.
Un deleite leerle Ronald.
gracias.
Un encanto poder leerle, ojalá sea mas seguido.
Usted y sus artículos son una dulcera, escribe y relata de manera magistral.
Me declaro seguidora de sus columnas.
Muchas gracias Lucila por su comentario. Un saludo fraterno para usted.
Excelente relato y, además, tremendamente ilustrativo. Gracias, profesor Mennickent.
René Fuentealba
Muchas gracias René por su comentario. Un saludo afectuoso para usted.