
EL CURSO DEL NUEVO PLAN REGULADOR METROPOLITANO DE CONCEPCIÓN. Algunas Premisas con Base
A quienes hemos trabajado como consultores en planeamiento urbano y territorial, y hoy no tenemos vínculos con los entes oficiales o académicos, y además nos consideramos motu proprio como ambientalistas, nos preocupa en grado sumo el trabajo que asumen en conjunto el Gobierno Regional y el Ministerio de Vivienda y Urbanismo para formular un nuevo Plan Regulador Metropolitano de Concepción (PRMC), todo ello después de la elaboración frustrada para renovar este instrumento de planificación urbana y rural, plan territorial que actualmente rige oficialmente en estos ordenamientos. Que, por otra parte, tiene ya 19 años de vigencia, y aunque se haya remendado varias veces (11) en ese largo tiempo, se considera ya casi obsoleto. Quien hasta ahora tiene la responsabilidad principal en estas materias en el aparato del Estado, es el Ministerio de Vivienda y Urbanismo. Pero en la actualidad hay otros entes “ordenadores” también preocupados, como son los Gobiernos Regionales a los que obviamente les interesa actuar muy directamente en la formulación de estos instrumentos de planificación territorial (entiéndase con esto en las ciudades y pueblos, pero también en las áreas rurales). Está también el Ministerio de Medio Ambiente con sus instituciones adláteres como la Superintendencia de Medio Ambiente y el Servicio de Evaluación Ambiental, preocupados de la evaluación y control de las actividades productivas que actúan o quieren actuar en el territorio (urbano y rural) y, cada vez más, en el territorio marítimo o ‘maritorio’ como se le ha pretendido llamar a lo que es lo más extenso de la parte del globo terráqueo que abarca lo que es nuestro país.
Nuestra región es parte de aquello, y tenemos que administrarla, mejor aún: gobernarla (o, más modestamente dicho, ejercer una gobernanza en ella). No es fácil hacerlo con una visión integral, unificada, coherente y coordinada. Hasta hoy, en nuestra gobernanza (ya sin modestia dicho), la función principal de la planificación física, es decir la elaboración de los planes reguladores, ha estado en manos del Ministerio de Vivienda y Urbanismo en el nivel macro de gobierno, pero también en manos de los municipios, que hasta hoy son unidades administrativas en Chile, y de gobierno prácticamente no tienen nada, por lo que el MINVU legisla, reglamenta y supervisa su accionar en esa materia. Pero los planes metropolitanos, como el de Concepción (y otras dos áreas metropolitanas del país), son de su exclusiva responsabilidad.
No es fácil pretender trabajar en conjunto para hacer de manera coherente un plan metropolitano, que, como el nuestro, abarca 11 comunas, un gran territorio y una buena parte del océano, aun cuando por ahora solo sean sus costas o el borde mar, lo que deberían llamarse zonas costeras para efectos del planeamiento.
Por otra parte, está, hoy más que antes, atento e interesado el grupo humano que habita en este ámbito, y si bien la Constitución vigente y las leyes casi no consideran de verdad la participación social en la planificación, los movimientos de participación ciudadana, como principalmente se llaman, han logrado la consideración de los gobiernos para intervenir, aunque hasta ahora solo de manera relativa y limitada.
Y bueno, un actor principal, se quiera o no considerar por quienes sean responsables de elaborar estos planes en parte llamados de planificación territorial, en parte de ordenamiento territorial, (que es un nuevo tipo y nivel de planeamiento que ha surgido balbuceante en el país con su gobernanza regional aún confusa), es el medioambiente, porque la sociedad humana ya no puede dejar de lado el cuidado y la previsión de lo que hay y de lo que va quedando del medio o ambiente terráqueo (atmósfera, litósfera, hidrósfera), calentamiento global ad portas.
En suma, mucho que considerar, un cuidadoso trabajo que ejecutar que para variar debe hacerse con un plan y una decidida programación en lo que se va a desarrollar: su metodología.
Pero en esta región aparece de manera “piloto” un nuevo invitado, ello por la gestión del Gobierno Regional y un ente privado empresarial: la Cámara Chilena de la Construcción, que aúna al gremio de los empresarios de la construcción e inmobiliarios. El invitado es el llamado Laboratorio de Ciudades, iniciativa internacional que lleva a cabo el prestigioso Massachusetts Institute of Technology, MIT, instituto estadounidense emblemático en ciencia y tecnología, a través de la docencia e investigación del más alto nivel en ese país. Es una experimentación internacional que ya se está haciendo en otras ciudades complejas del mundo. Por la experiencia, sabemos que la recopilación de antecedentes, pero principalmente de datos, también de políticas públicas, es imprescindible en la planificación territorial. Eso, basado en la información máxima y la alta tecnología, es uno de los objetivos de los estudios que hacen los laboratorios de ciudades, como los llama el MIT, aplicando técnicas de información y comunicación o TIC, pero también simulaciones o modelos del futuro, ya que se piensa en sostenibilidad. Aquí, ese LAB, además del MIT y su gente, tendría la colaboración permanente y activa de tres universidades señeras, como la estatal Universidad del Biobío, la privada con vocación de pública Universidad de Concepción y la netamente privada Universidad del Desarrollo.
No se ha dicho que el Laboratorio de Ciudades vaya a participar en el trabajo del Plan Metropolitano, pero lo obvio o lógico sería que también apoyara este extenso, complejo y apurado trabajo de planeamiento que recién comienza.
Pero concluyendo, lo que ha significado la idea de hacer un nuevo PRMC implica un trabajo acelerado, ya que la metrópoli y su problemática urbana, rural y marítima crece y se complejiza día a día, y no se puede fallar otra vez, con una sociedad humana en tensa espera y soluciones que se requieren ahora ya. Y esto en un ámbito geográfico y medioambiental amenazado por actividades productivas que entran a la fuerza, por una tácita desregulación y sin mecanismos legales actualizados, por falta de recursos económicos que no se obtienen o no surgen y, adicionalmente, afectado por un cambio climático que se palpa cada día.
Todo plan va al mejoramiento de lo que hoy tenemos y somos, proyecta una mejor calidad de todo: vivienda, urbanismo, transporte, salud, medioambiente. Y eso se basa en la mejor respuesta al Bien Común, y rechaza el privilegio al interés particular; si eso sucediera no estaríamos haciendo planeamiento para la actualidad ni menos para el futuro.
En el caso pencopolitano, como a mí me gusta llamar a nuestro ámbito metropolitano, vemos que habrá que esforzarse en construir y luego formular varias premisas, de modo de conjugar todas las variables y no solo algunas, tecnocráticas o economicistas. Entre las premisas que pensamos son importantes estarían las siguientes:
— Las soluciones proyectadas serán una respuesta real al Bien Común (el interés ciudadano mayoritario frente al interés particular de personas o gremios). Se velará por ello.
–En la planificación se dará la máxima participación a las Comunas, con sus autoridades y sus ciudadanos congregados. El manejo y diseño de las áreas rurales será tan importante como las urbanas, y las comunas son las que mejor saben cómo se deben planificar en sus desarrollos posibles.
–Se trabajará de la mano con los nuevos constituyentes que estarán en paralelo proyectando la nueva Constitución de Chile. El sueño de la Descentralización, de la Región Autónoma y de la Comuna Autónoma nos duró poco y despertamos frustrados. Pero son ideas que no se van a hundir. Todo eso incide vitalmente en una nueva planificación urbana, territorial, marítima. Hay que enlazar las tres circunstancias en que nos toca vivir: el futuro del país, el futuro de las regiones, el futuro de las ciudades.
–Se trabajará en equipos profesionales multidisciplinarios y afiatados; búsqueda de óptimas calidades, buena trayectoria y experiencia de los titulares en este tipo de trabajos
–Se logrará una correcta relación política-técnica. El poder resolutivo final estará siempre en las autoridades políticas representantes democráticas de la ciudadanía. Correcta definición de los roles técnico-políticos de cada autoridad: de los individuos y de los entes colegiados.
–Habrá que proponer y en lo posible lograr la renovación de las leyes que interfieren el uso y destino del suelo urbano y rural; como las actividades productivas con privilegios casi insólitos o extemporáneos (caso de la minería que puede sobrepasar la planificación del uso del suelo urbano o rural).
–Habrá que equilibrar y reforzar la función de las autoridades regionales frente a las autoridades nacionales o centrales en planeamiento urbano-territorial y en evaluación ambiental.
–En las grandes líneas proyectuales, lograr una Visión política neutral antes que abanderamientos con líneas economicistas o populistas.
AZE 19.11.2022
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