Futuro incierto de la democracia estadounidense
Después del debate entre Donald Trump y Joe Biden, existe mayor preocupación por el futuro de la democracia estadounidense. Antes de iniciar, había mucha expectativa por ver un intercambio y diálogo dinámico sobre los desafíos como la reactivación económica, COVID-19 y racismo institucional. Así como la franja electoral en Chile, los debates presidenciales son hitos tradicionales en el proceso eleccionario de Estados Unidos, contrastando con la propaganda negativa que abundan en otros medios.
Aunque la mayoría de los televidentes ya ha tomado su decisión, los debates permiten que las personas comparen estilos de liderazgo, las maneras de enfrentar problemas públicos y sus ideas para el futuro. El debate del 29 de septiembre no cumplió los cánones, más bien demostró que las reglas informales de la democracia se están desintegrando en Estados Unidos.
El estilo agresivo de Trump no fue sorpresa, pero aún así el experimentado moderador Chris Wallace de Fox News, un canal cercano al Presidente, no pudo obligarlo a respetar las reglas acordadas por su misma campaña. Biden hizo un esfuerzo para respetarlas, ignorando a Trump y concentrándose en la cámara para comunicar la urgencia de salir a votar. Pero, en otros momentos, adoptó estrategias de contención, interrumpiendo y riéndose de Trump. Esta descalificación mutua dominó por sobre la discusión de programas y políticas que debe caracterizar un debate presidencial. La incivilidad de Trump obligó entrar al mismo juego a Biden y Wallace, debilitando el respeto por las reglas.
Durante las pocas intervenciones de Biden sobre sus propuestas, buscó establecerse como la voz del Partido Demócrata. No obstante, no logró comunicar claramente su posición sobre el Nuevo Trato Verde y racismo. Si Biden logra ganar la elección, seguramente se enfrentará a una oposición a su agenda legislativa, tanto desde la derecha como de su propio partido.
El momento más grave del debate fue en el último intercambio sobre racismo, violencia y las elecciones. Trump juega con frases indirectas, negando condenar explícitamente a los grupos de supremacía blanca, y hasta invitó al grupo “Proud Boys” (Niños Orgullosos) a prepararse frente al “robo” de la elección. Biden tampoco logró explicitar una condenación clara de racismo y evitó indicar explícitamente apoyo al movimiento no violento de Black Lives Matter (Vidas negras importan). Esta división amenaza la estabilidad post elecciones.
Cuando el moderador preguntó por qué las personas deben confiar en usted, ningún candidato logró convencer. En este primer debate, cada candidato se mantuvo dentro de su zona de confort, sin hablarle a los votantes más decisivos: las personas centristas quienes buscan tranquilidad, pero que no quieren cuestionar sus privilegios. Debido al sistema electoral de Estados Unidos, la elección será definida por estos votantes indecisos. Así, el debate genera mayores preocupaciones que certezas, especialmente sobre lo que pasará si no hay un ganador claro el próximo 3 de noviembre.
Disculpe usted Jeanne , pero, cómo es posible que un hombre tan burdo y mal educado puede ser presidente de un país tan importante.
La intelectualidad, los artistas y la opinión pública, incluso científicos lo detestan.
El mundo lo rechaza.
Una muy clara ilustración de la confrontación electoral en el «país del norte»
Felicitaciones profesora.
Muchas gracias Carlos.
Ilustrativo, un excelente columna la suya querida Jeanne,
Gracias .
Muchas gracias Carolina