Hágase cargo de su cerebro.
El cerebro humano, es un órgano extraordinariamente adaptable. Posee tal cantidad de posibilidades y respuestas frente al ambiente, que su creatividad es ilimitada. En la escala evolutiva, es lejos la estructura más compleja y dependemos absolutamente de él para vincularnos con el entorno. Básicamente, alberga estructuras cognitivas y emocionales, que interactúan o se “anulan” temporalmente, para permitir la expresión de determinados estados. El caso más paradigmático, es la respuesta ante el estrés, cuya respuesta más elemental se relaciona con la huida o enfrentamiento, donde todo se centra en la sobrevivencia y la racionalización tiene poca cabida (ante un peligro inminente, no se piensa en protección, simplemente se protege).
Asimismo, este fantástico sistema, es muy permeable al estímulo social y al aprendizaje, especialmente en la infancia, donde su plasticidad es sencillamente asombrosa. Piense por un minuto, la impresionante cantidad de información que procesa el cerebro, sólo entre los 0 y 6 años y como esta constituye experiencias para toda la vida. Invito al lector a reflexionar un instante sobre sus propias experiencias tempranas, en torno a interacciones con adultos significativos. Hágalo.
Es probable, que en el contexto de la experiencia, haya surgido una emoción, un recuerdo, sensaciones, pensamientos, explicaciones, opiniones; es decir, de una experiencia se empieza a construir la relación que el individuo establece con el mundo, las que de modo muy general, se podrían dividir en experiencias que brindan seguridad y experiencias que generan inseguridad. No me detendré hoy, a detallar la diferencia abismal que existe entre vivir la vida como un lugar seguro, versus uno amenazante, pero podría ser equivalente, por un lado, a despertar todos los días con las necesidades básicas satisfechas, y por otro, despertar y no saber si tendré algo para comer o si alguien me cobijará con cariño.
De este modo, la conexión que el cerebro establece con el “Yo”, siendo el primero una estructura biológica y la segunda, un constructo psicológico, se da en un fecundo lugar donde caben percepciones que se van transformando en juicios, formas de ver los acontecimientos y, por sobretodo, formas de ver a los demás y a uno mismo. Sin embargo, resulta muy interesante y a la vez esperanzador, constatar la capacidad que tiene el ser humano para cambiar algunos puntos de vista y flexibilizar ciertos patrones, que entran en disonancia con el ambiente y generan malestar, repercutiendo negativamente tanto en el individuo como en su entorno.
Es notable apreciar, como el cerebro se protege ante lo que considera amenazante y se relaja con lo que evalúa como “bueno”. Ante lo amenazante, genera una contracción que lo encripta en sus hábitos más arraigados, rigidizándolo e impidiendo el aprendizaje. Frente a lo “bueno”, se produce un relajo que “baja las defensas”, permitiendo considerar alternativas y capacidad de elección, en un acto voluntario.
Al presentar el cerebro como un “órgano más”, tal como podría un ojo o el estómago, sobre los cuales se tiene asumido que es habitual intervenir ante una enfermedad; se extiende una invitación a mirar los contenidos del mismo y como esos contenidos van definiendo actitudes en la vida. Como si no bastara, el cerebro tiene además, la facultad de reflexionar sobre sí mismo y hace surgir la consciencia, como un lugar donde emergen las vivencias. Hágase cargo de su cerebro: chequeé sus pensamientos, analice sus ideas, revise los juicios, contraste sus sentimientos, escúchese hablar; de vez en cuando, efectúe una introspección y mire con detalle que cosas están ocupando su espacio psíquico. Una vez que las identifique, decida que quiere hacer con ellas.
Por último, debo decir que desde la práctica clínica, he sido testigo privilegiado de cambios de paradigmas profundos en individuos que se atrevieron a mirar que hay dentro de su cabeza, que osaron detener el flujo automático del funcionamiento emocional e intelectual y se instalaron como observadores más desprejuiciados de sí mismos.
Felicitaciones!
Tema complejo, tratado simple didáctica e inteligentemente.
Buen trabajo, despierta interés sobre esta compleja «máquina».