«El mayor problema ecológico es la ilusión de que estamos separados de la naturaleza.»

Alan Watts.

Actualmente nos leen en: Francia, Italia, España, Canadá, E.E.U.U., Argentina, Brasil, Colombia, Perú, México, Ecuador, Uruguay, Bolivia y Chile.

LA CIUDAD Y LA VIDA: SÍ, LA VIDA…(parte I)

J. Antonio Zelada Espinosa

Arquitecto Premio Regional de Arquitectura y Diseño Consejo de la Cultura y las Artes 2012

A veces me cuesta encontrar la cordura de mi país en su sistema de vida, vale decir, en la organización que se da en esta sociedad, en este ámbito terrestre, para desarrollar normalmente y “en la buena” vida de la gente, de esta comunidad de intereses, que es la que sostiene al grupo humano aquí instalado. Lo digo por los “eventos” que me han preocupado en estos últimos años, meses y días, en relación a cómo observo que “se da aquí la vida”.  Y también, con un enfoque más preciso y en un contrapunto visual, cómo observo que sobrevive la comunidad, o cómo podemos seguir funcionando, y poder ver si llegaremos: ¿Dónde?

Describo algunos de estos “eventos” en curso, y otros que han de sobrevenir, sin orden ni jerarquización. Entre muchos otros más, veamos los siguientes:

La edificación que uno observa como “a tontas y a locas” de edificios habitacionales de enorme altura, desperdigados en las manzanas del casco urbano, que si bien era bajo o de mediana altura, hoy es heterogéneo, “altibajo”,  con edificaciones muy bajas al lado de unas muy altas. Parece algo “sin ton ni son”, como si la ciudad aceptara cualquier cosa, cualquier densidad, cualquier sombra, formas y deformas, sin ética ni estética, menos sanidad biológica o fisiológica, ni tampoco mental. Y así vamos día a día: la ciudad es un ente dinámico y vivo, y nosotros también. ¿A la ciudad, de verdad, quién la piensa, cómo se sostiene o “sustenta”?

El comienzo “experimental” de la minería de “tierras raras” alrededor de ciudades pencopolitanas como Tomé y Penco, reservando desde ya enormes extensiones de territorios concesionados o solicitados, en virtud de la ley minera chilena, para demoler los suelos hoy con bosques para extraer la tierra rica en metales raros y muy caros, demandados por las grandes potencias para sus industrias tecnológicas de punta, productos con destinos civiles y de guerra, o naves espaciales incluidas.

¿Es que veremos desaparecer los bosques artificiales para dejar libre la tierra y extraer el polvo (“raro”, léase óxidos metálicos poco conocidos, pero existentes y mucho en esta región) y dejar la paja (léase rocas y arcillas ya molidas y relavadas). Con resultados buenos para la extractora, pero para nosotros, fatales (sí, fatales: enfermedades y muertes en la gente y en la naturaleza restante, que aún tenemos). Léase al pasar la experiencia en China y otros países donde se extraen (o extraían) las “tierras raras”…

Una universidad que se autocalifica de altamente ambientalista comienza a utilizar la punta de los cerros de su propiedad para instalar en las alturas, lo que llaman un parque de instalaciones tecnológico-científicas, en terrenos aún agrestes que constituyen un corredor ecológico per se, ubicado adyacente al único parque nacional chileno a ser prontamente reconocido y establecido en un territorio metropolitano, urbanizando 225 hectáreas para ubicar apenas 40 instalaciones científicas, que cabrían en una pizca de esa gran superficie. ¿Es eso racional y serio? Y luego al hacerlo (con fondos públicos) soportarán sus efectos físicos negativos (externalidades que les dicen, como aguas, barros, flujos de tránsito), los barrios de abajo, y el propio campus de la universidad, emblemas todos de su propia ciudad. Y aún con gran calidad de vida.

La mejor reserva natural que posee nuestro territorio por sus características geográficas y su contenido, la Península de Hualpén, que da el sello paisajístico a la geografía de la costa urbana pencopolitana, se transformaría en un loteo inmobiliario, pese a su declaración oficial territorial como Santuario de la Naturaleza (ni más ni menos). Y eso, lo permite el ministerio responsable del urbanismo y del planeamiento territorial en el país, lo que así fue gestionado inicialmente por la propia entidad oficial de control y evaluación ambiental (en los tiempos que se llamaba Conama), que ahora es un negocio apoyado por el municipio local que controla con su Plan Regulador Comunal este singular territorio. Reserva natural… ¿para hacer negocios?

Pero todo lo anterior no es nada, si lo comparamos con lo que vendrá.  El actual gobierno de nuestro país, comienza a moverse para cambiar la tecnología de electro comunicaciones, pasando de la actual cuarta generación 4G de comunicaciones móviles radiales a la nueva “maravilla” que sería la 5G. Ésta, si bien permite miles de cosas, como la cacareada “Internet de las Cosas”, es una maravilla demencial según los científicos europeos, ya que bajo el alero de “la internet de las cosas”, significa, entre otras cosas un peligro para la integridad física de los seres vivos.

 Alemania, el gran país que ha sido capaz de hacer grandes cosas, así como también algunas terribles (léase guerras ahora inconcebibles), se apresta para entrar en esta nueva generación del 5G. Se han desatado grandes polémicas en contra de ello, llevando el pandero la TV alemana. El canal KLA ha presentado varios programas que se difunden a nivel global para poner en conciencia los efectos de esta nueva tecnología desarrollada por las grandes empresas de telecomunicaciones, que a su vez difunden sus maravillas y bondades en los más altos niveles (nuestro Presidente iba a asistir esta semana como “invitado privado” a un gran seminario organizado por una subsidiaria de Google en USA, donde uno de los temas es la ya famosa 5G).

Cualquiera que piense que un salto de 4G a 5G no tiene más importancia que los anteriores pasos de 3G a 4G, está muy equivocado. Pues la 5G significa un gigantesco salto cuántico y es la intervención humana más seria en la naturaleza en toda la historia de la humanidad. Sólo en Alemania se necesitan aproximadamente 800.000 transmisores para instalar 5G cubriendo todo el país. 5G requiere una expansión de infraestructura tan masiva como nunca antes se ha visto. Los operadores de las zonas urbanas tienen que instalar una antena de radio móvil de radiación muy fuerte cada 100 metros aproximadamente, es decir, literalmente un verdadero bosque de antenas, asimilable a un “tsunami radiactivo” como dicen los expertos oponentes alemanes.

Para que 5G tenga suficiente potencia de penetración a pesar de la radiación de onda corta, es necesario aumentar la potencia de transmisión hasta 1.000 veces. Por lo tanto, 5G significa dos cosas:

  1. Antenas de microondas omnipresentes
  2. Aumento dramático de la intensidad de radiación

Este aumento exponencial de la radiación forzada de toda la población es un experimento irresponsable sobre la salud humana. Por lo tanto, es un peligro para nuestra intensidad física, dado además que, según los últimos estudios, los efectos son cancerígenos.

Pero además el 5G es un peligro para nuestra libertad. Un ex presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones de USA (FCC) ha dicho: “Cientos de miles de millones de microchips asociados, con productos que van desde envases de píldoras hasta aspersores de césped. Debemos descartar la idea de que el 5G será sólo para las áreas urbanas: ¡la revolución 5G afectará a todos los rincones de nuestro país! ¡Si algo puede ser conectado, será conectado!”.

Nuestros hogares deberán convertirse en hogares inteligentes y nuestras ciudades en ciudades inteligentes. Todo estará conectado digitalmente a través de microondas, por lo que estaremos atrapados en una red de microondas que nos paralizaría mental, psicológica y físicamente. En el curso de esta locura de la digitalización, el dinero también deberá ser digitalizado, y débiles argumentos convencerán a los ciudadanos que el dinero en efectivo es “anticuado”.

Tan pronto como TODO haya sido digitalizado y la Internet de las Cosas esté conectada con el mundo real, habrá un control total sobre cada uno de los seres humanos. Así, la 5G allana el camino para una “dictadura de la vigilancia”, cuyo alcance ni siquiera George Orwell podría haber previsto.

Claire Edwards, una prestigiosa ex instructora de escritos interculturales en las Naciones Unidas, junto con el matemático Arthur R. Firstenberg han publicado el llamamiento internacional “PAREMOS EL 5G EN LA TIERRA Y EN EL ESPACIO”, que ha sido traducido a 23 idiomas y en abril de este año, había sido firmado por más de 50.000 personas. En el pie de página se indica el enlace a dicho llamamiento, que está obviamente traducido en español.

También, se indican los enlaces de internet a dos de la serie de 5 programas sobre esta materia de la televisión alemana. Son muy sintéticos y se pueden ver en pantalla y también se puede imprimir el texto muy fácilmente.

https://www.5gspaceappeal.org/the-appeal

www.kla.tv/14212

www.kla.tv/13974

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