
LA CONTAMINACIÓN LUMÍNICA
La contaminación lumínica en los entornos citadinos, periurbanos, vías de interconexión entre pueblos cercanos –como es hoy el caso de la conurbación de comunas de Concepción–, y en las autopistas y carreteras, ha penetrado casi subrepticiamente y poco a poco en todas las latitudes y longitudes del globo terráqueo. Esta contaminación –muy nociva para los humanos tanto como para la fauna y la flora– viene en aumento desde la década de los ’70 del s. XX o, tal vez un poco antes. El cielo oscuro no solo constituye un importante patrimonio científico y cultural, sino también un eje en torno al que desarrollar actividades de turismo sostenible y cuya carencia, derivada de la contaminación lumínica, afecta a nuestra salud y a la de los ecosistemas.[1] |
¿Qué es la contaminación lumínica? [1] [1’]
La contaminación lumínica corresponde a la alteración de la oscuridad natural de la noche, provocada por luz desaprovechada, innecesaria o inadecuada, generada por el alumbrado de exteriores, la cual genera impactos en la salud y en la vida de los seres vivos.
Es un problema global, que afecta en especial a las ciudades, pero no de manera exclusiva.
La contaminación lumínica involucra siempre un desperdicio de luz:
• Ya sea porque no se ilumina el objetivo: suelo, construcción, etc. y por ello la luz se escapa o se dispersa al horizonte o al cielo directamente.
• Porque se ocupa en momentos innecesarios o en la cantidad innecesaria.
• Porque se emite en un espectro no útil para la visión humana, pero que afecta a otros seres vivos o actividades como la observación astronómica.
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La contaminación lumínica ha cobrado actualidad por dos eventos y noticias clave: 1. La actualización con la Nueva Norma Lumínica (D.S. N°1/2022 MMA) en abril de 2019 [2] [3], y 2. El anuncio de un proyecto de construcción de una planta de producción de hidrógeno/amoniaco “verde” con energía solar y eólica, en Taltal, región de Antofagasta a escazos kilómetros del Observatorio Paranal.
El observatorio astronómico tiene una vista privilegiada del universo por los cielos sin nubosidad de su entorno y alberga varios telescopios de uso internacional y ese proyecto mal emplazado pone en peligro al cielo más oscuro del planeta. Esto ha sido manifestado por astrónomos chilenos en su preocupación por el megacomplejo industrial impulsado por la empresa AES Andes, que presentó la iniciativa ante la institucionalidad ambiental el 20 de diciembre de 2024.
Entre los astrónomos que han levantado la voz en contra del proyecto, están los premios nacionales y profesores eméritos de la Universidad de Chile, María Teresa Ruiz y José Maza y la divulgadora científica Teresa Paneque.
También Andrea Mejías, astrónoma de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. Chile, que además es vicepresidente de la Sociedad Chilena de Astronomía, compartió los reparos de sus colegas, explicando que la preocupación de la comunidad científica se debe a tres situaciones de contaminación: la lumínica, el problema del polvo en suspensión que se puede levantar, y también turbulencias que pudieran generarse en los perfiles de viento”. [4]


Estas contaminaciones serían inevitables y es lo más probable que no se hayan considerado en el Estudio de Impacto Ambiental, como es la situación típica de prácticamente todos los EIA en Chile: soslayar o minimizar todas las externalidades negativas. Por otra parte, es costumbre inveterada de la empresa AES Andes el actuar intentando con sus proyectos de renovables saltarse las normativas y la leyes y no sería esta una excepción a la regla.
No es posible aceptar que un proyecto de hidrógeno/amoniaco “verde” sin destino –como todos los demás de ese vector energético [5]– aparezca como “convidado de piedra” a perjudicar a un observatorio que lleva muchos años operando en Paranal.
Otro caso de contaminación lumínica es el que provocaría el proyecto vial del Ministerio de Obras Públicas denominado Puente Industrial el que fuera aprobado descuidadamente por el Gobierno Regional del Biobio y que contenía gran número de falencias y omisiones –observadas por la ciudadanía y no tomadas en cuenta, entre otras, el diseño de la iluminación del puente y sus conexiones sobre el SN Humedal Los Batros en la orilla sur del río Biobío. Luego seguiría el problema de contaminación lumínica con el inefable proyecto en desarrollo, Ruta Pie de Monte en un sector de veinte kilómetros de extensión con importantes humedales y lagunas interconectados, ecosistemas emblemáticos de las comunas de San Pedro de la Paz y Coronel, en la provincia de Concepción [6].
Es indispensable aumentar el rigor de los análisis de los EIA y, además, desterrar la dolosa mala costumbre de aceptar por parte de las instituciones estatales la presentación de Declaraciones de Impacto Ambiental cuando, por los graves impactos, corresponde fehacientemente presentar Estudios de Impacto Ambiental porque, en lo que de medio ambiente se trata Chile está cada día peor.
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Fuente de imagen:
Intermedias: https://luminica.mma.gob.cl/norma-luminica/
Referencias:
[1] La contaminación lumínica, Alicia Pelegrina López, 2022, Ed. CSIC y Catarata
[1´] https://sinia.mma.gob.cl/wp-content/uploads/2021/04/11-contaminacion-luminica.pdf
[2] https://luminica.mma.gob.cl/
[3] https://luminica.mma.gob.cl/norma-luminica/
[5] https://laventanaciudadana.cl/requiem-para-el-hidrogeno-verde-epilogo/
[6] https://laventanaciudadana.cl/concepcion-coronel-la-traumatica-conexion/
Buen artículo Carlos, señalar que la entrada en vigencia del DS1 dejo fuera de estándar toda la inversión de la implementación indiscriminada del cambio masivo de luminarias Led en los #Municipios