La copa del Somme: Antes de los españoles
Se sabe que el vino y sus virtudes se debe a la llegada de los españoles y el cultivo de la vid en América. Sin embargo, el consumo de alcohol no comienza con este hecho, y ciertamente hay una historia antes, el problema es que no se sabe tanto como se quisiera.
Las bebidas fermentadas autóctonas de Chile se fueron perdiendo en el tiempo y pocos son los registros hechos por los españoles de la época, que además de ser muy breves, no dan muchos detalles acerca de su elaboración y su explicación está basada en la observación de situaciones particulares o la experiencia propia. Según la zona, el mapuche hacía chicha (el cual tomaba su propio nombre en lengua nativa según la zona) de los que tenía disponible, como el maqui, piñones, manzana, murtilla, frutillas, membrillos, peras, Palma Chilena, etc. y esto se daba especialmente las etnias del sur de chile en donde tenían más variedades de frutas y menos cereales, en donde la elaboración de chicha iba desde fruta fresca, fruta seca destinada para bebidas fermentadas, llegando incluso a hongos. Sin duda y según muchos cronistas, la bebida principal que se extendía en todo el país en mayor o menor medida era la chicha de maíz.
Andrés Frebés en El Arte de la Lengua General del reyno de Chile, escrito cerca del 1765, nombra el Muday y la describe como una bebida fermentada a base de maíz o cebada. Félix de Augusta en 1966 describe en el Diccionario Araucano-Español a la misma bebida como mudai en donde amplía la descripción a una bebida a base de maíz, cebada, trigo o papas revueltas con trigo. Ciertamente la palabra como tal hace referencia a la bebida solo hecha a base de maíz, pero con la introducción de los cereales europeos se hizo extensiva a estos también. Gómez de Vidaurre la describía como una especie de cerveza gustosa y espirituosa.
El muday recibía diferentes nombres según denominación regional y según los días de fermentación o estado. Por ejemplo, de aquí deriva la palabra concho que, a su vez, deriva de la lengua Mapuche mapudungun Koncho y este del Quechua qunchu (residuo o poso) que hace referencia a la bebida espesa porque contiene borras. Ricardo Latcham en 1936 en su libro Prehistoria Chilena, señala que los mapuches daban distintos nombres según el estado del Muday; la palabra musca se aplicaba cuando le bebida era espesa y huycon cuando era clara. Los españoles describieron el muday como una bebida de aspecto lechoso, con grumos blanquecinos en suspensión y un sabor ligeramente picante. Ademas, la bebida también el color cambiaba según el maíz que utilizaban como materia prima.
Al igual que otro pueblos más lejanos y culturas, la preparación de esta siempre estuvo ligada a la mujer, a la religiosidad y elemento clave en la vida social. Al igual que otros pueblos, el Muday era la bebida por excelencia mediadora en ceremonias, bebida con la cual se agasajaba a invitados o a quienes participaban de un trabajo colectivo, la política y preparativos de guerra.
Sin duda la mujer es una actriz principal en la sociedad precolombina, y es que constituía en un rol en la familia muy importante, distinto del hombre, pero igual de importante y la bebida por excelencia no podía estar en manos ajenas a la mujer.
La razón por la cual las mujeres toman protagonismo y son las dueñas de esta sabiduría no solo era por motivos sociales y prácticos, sino que también estratégicos, en una sociedad marcada por ese ingrediente especial que hace al pueblo mapuche distinto al resto. La mujer es la encargada de elegir los granos para hacer harina y preparar la chicha, de otro modo no había para beber o comer, porque el marido o el hijo estaban destinados a dejar el hogar y a lo mejor no volver, ese ingrediente que hace al pueblo distinto y protagonista a la mujer al igual que al hombre era la constante guerra.
Si pensamos en lo anterior ¿sería posible retomar antiguas tradiciones y costumbres como un redescubrimiento de sabores o labores propias de nuestra tierra e historia? Ciertamente para discutirlo con una copa.
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