«Somos naturaleza. Poner al dinero como bien supremo nos conduce a la catástrofe»

José Luis Sampedro

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La ilusión de los ilusos

Carlos Bonifetti Dietert

Ingeniero C. Mecánico UdeC. Ambientalista.

La ilusión de los ilusos y aficionados al “wishful thinking” está llegando a su fin. La simple y básica aplicación de la II Ley de la Termodinámica, a los ineficientes procesos físico-químicos relacionados con el hidrógeno y el amoníaco, basta y sobra para saber que todo lo que se ha dicho y se sigue diciendo por bocas de gansos, es una utopía fallida. A pesar de todo, aún hay gente que cree en que el hidrógeno y el amoníaco, “por supuesto “verdes”, estarán presentes en el futuro industrial de Chile [1].

No somos tan pocos los que estamos dando voces de alerta y de alarma ante ramplonas insistencias. El periodista Patricio Segura Ortiz, es uno de ellos y comentó en una columa de prensa:  “El hidrógeno verde (H2V) es el último chiche del tecno-optimismo: podemos salvar el planeta, y de paso a nosotros mismos, sin transar un ápice en el paradigma que pone al ser humano en la cúspide de la evolución. El que ha heredado la divina potestad de enseñorearse sobre las otras especies (Génesis 1:26), el que se siente con el derecho de estrujar hasta la última gota de los elementos que generan vida; la nuestra y la de los demás”.[2]

Desde un comienzo de la parafernalia -incluyendo en ella el libro de Jeremy Rifkin ‘La economía del hidrógeno’ (2002)- el primer elemento de la Tabla Periódica de Dimitri Mendeleiv y Lotar Meyer y el más liviano de todos, nació muerto como vector energético salvador de la humanidad tecnocrática. Lo han tratado de mantener caminando, cual moderno Frankenstein, por todos los medios: subsidios a la oferta y la demanda y cuanta cosa han inventado -corrupción agregada para compra de sacristanes y otras artimañas del cartel de las materias primas energéticas fósiles-, y ni los productores ni los compradores asoman aún por el horizonte; simplemente no hay interesados salvo, claro está, aquellos pocos que andan sueltos dando vueltas tras la pesca de tales subsidios, los que por fortuna se están acabando.

Tan pantagruélica ha sido la farra de millones de euros y de dólares de EE. UU., que el saco se rompió y ya se está viendo que la estrepitosa caída de la febril falacia hidrogenera por el Acantilado de Séneca, es inevitable y sin retorno.

La patraña de la AIE de que Chile y España iban a ser en un futuro cercano “los saudíes del hidrógeno verde del mundo”, -como lo voceaba el senador Guido Girardi para nuestro país con un entusiasmo digno de mejor causa- se está esfumando.

No hay vuelta atrás, se acaba la fiesta. Dediquémonos a cosas más útiles, como buscar soluciones a los problemas de la decadente humanidad más en la naturaleza y menos en las tecnologías y la tecnocracia. Aprovechemos ahora, que aún tenemos una pequeña ventana abierta, la que nos permitirá unas bocanadas de aire fresco para bajarnos del avión del eterno crecimiento, y subirnos a los carromatos del decrecimiento, #decrecimiento, #degrowth, #beyondegrowth, antes de que sea demasiado tarde, como nos lo ha sugerido el sociólogo y escritor gallego Carlos Taibo.

Hace varias décadas que las llamadas energías renovables están de moda y en el primer plano de las noticias a nivel mundial y, por supuesto, a nivel nacional también. Leemos y oímos que las energías renovables -que en Chile las llamamos “energías renovables no convencionales” bajo la sigla ERNC- le cambiarán el futuro al mundo (y al país) y han llegado -dicen algunos “para quedarse”- para beneficiarnos con su potencialidad para la “descarbonización” de la matriz energética y para una “transición energética justa” a nuevas formas de generación de energía eléctrica.  Estamos contra el tiempo, sin embargo, no es tan simple esa transición ya que […] “los combustibles fósiles dan cuenta todavía de más del 80 % de la producción de energía en todo el mundo, aunque las fuentes de energía más limpias cada vez ganan más fuerza”. Por otra parte hemos de saber que […] “Cerca del 29 % de la electricidad proviene actualmente de fuentes de energía renovable”.[3]

Los científicos nos anuncian que las energías renovables no podrán alcanzar para para suplir las actuales demandas energéticas en el mundo, pues ellas también dependen directamente de los combustibles de origen fósil, que ya están en etapa de declinación desde aproximadamente el año 2018. Por tanto lo único que nos queda por echar mano es reducir ostensiblemente nuestra consumo y la adicción a las transformaciones energéticas.

CBD

19/07/2024

Fuente de figura:

https://www.carbontrust.com/es/noticias-y-publicaciones/hallazgos/el-hidrogeno-es-el-combustible-del-futuro

Referencias:

[1]https://www.df.cl/opinion/columnistas/esquivo-desarrollo-del-hidrogeno-verde-tambien-en-chile

[2] https://www.ciperchile.cl/2023/01/04/el-invisibilizado-costo-del-frenesi-por-el-hidrogeno-verde/

[3] https://www.un.org/es/climatechange/raising-ambition/renewable-energy

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