«La conservación es un estado de armonía entre el hombre y la tierra.»

Aldo Leopold.

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GUÍA FAMILIAR

SER PADRE HOY

Yerko Strika
Psicólogo, Psicoterapéuta

Ser padre hoy significa presencia nutriente y vincular,  imagen de seguridad y confianza que le  permita al hijo explorar el mundo en base a certezas emocionales. Ser padre hoy, es una especie de activismo que requiere  amor y trabajo constantes, en función del continuo cambio que involucra el desarrollo del otro.

La construcción del padre, se hace desde la experiencia directa en la relación de crianza, una crianza activa que parte en la cotidianeidad de las interacciones. Estar en la crianza es fundamental y no admite excusas. Ya no es posible justificarse en diferencias de género, y salvo la lactancia materna directa, no existe otro ámbito en que el padre esté ausente. Tampoco se puede esgrimir el rol de proveedor, ya que la inclusión laboral de hombres y mujeres, está prácticamente a la par. Y aunque la publicidad se empeñe en mostrar a los hombres como inútiles cuando se trata de cambiar un pañal o calentar la comida, eso no pasa de ser un estereotipo.

El padre actual, no ayuda con los niños (frase que me revuelve el estómago).  El padre de hoy asume su rol a plenitud, tanto desde los afectos, como desde lo instrumental. Sabe los gustos de su hijo(a), conoce sus emociones, respeta sus espacios, lo escucha; influye en él a través del ejercicio de vivir juntos el camino de la paternidad, no meramente por argumento de autoridad. No se encierra en el poder que supuestamente le confiere el título de padre y es capaz de ver al otro diferenciado y con necesidades propias. También se deja impregnar por la propia visión de mundo que el hijo le presenta y lo ayudará a alcanzar sus metas en congruencia con su potencial.

Ser padre hoy, implica  descentramiento de lo que se cree bueno para los hijos  –sin dejar de tener en cuenta el cuidado y protección básicos – y mirar cómo ellos van construyendo y desarrollando los propios intereses y puntos de vista.  El padre debería tender a fortalecer el potencial que cada niño trae para alcanzar la felicidad, acompañándolo en sus errores y aciertos. La presencia incondicional  es esencial y la actitud de base, es reforzar la autonomía y toma de decisiones.

Tomando como sustrato lo dicho, ejercer la paternidad es una relación cultivada con atención y sensibilidad. Es un continuo que se construye en el tacto y en la serie de tareas que demanda el niño (a). El hombre no puede pretender ser padre reconocido y querido, sin haber estado presente en los juegos, en el aprendizaje, en la nutrición, el descanso, los temores, la risa, los secretos y todo lo concerniente a la vida del hijo. El adulto que quiere ejercer la paternidad, necesita una visión holística e integradora, que vaya evolucionando junto con el crecimiento del hijo(a). Debe adaptarse con inteligencia al escenario cambiante que aparece en el día a día, teniendo consciencia que sus acciones generan mundo en la vida del otro. El resultado de la acción paterna, debería ser una impronta de seguridad a toda prueba, que permita al niño confiar en sí mismo, base para explorar las relaciones de contexto y construir una imagen sana del propio yo.

Hoy, el padre es una  persona disponible, cercana, capaz de poner límites a través de una autoridad internalizada como necesaria, en cuanto busca proteger y guiar.

Y de la paternidad en lo cotidiano. Cuando son pequeños:  acariciarlos, contenerlos, desafiarlos, observarlos; alimentarlos, asearlos, vestirlos; jugar, caminar, explorar; soñar, leer, dormir; hablar (correctamente) , escuchar, responder; enseñar, estimular, reforzar.

Ya más grandes, lo mismo, pero más atentos a la retroalimentación. Un poco más grandes, preguntar que necesitan. Nunca dejar de besarlos. Transversal a toda la experiencia, aprender de ellos y con ellos.

La figura paterna se hace en la crianza. Ni la paternidad biológica, ni la paternidad social garantizan per se la construcción de un vínculo padre – hijo. Eso es una interacción que va definiendo el modo de relacionarse en los actos y el lenguaje. Los hombres nos convertimos en padres, cuando finalmente el otro nos nombra y distingue en el habla. En la movilidad actual del sistema familiar, el rol de padre se ha tornado un tanto más complejo, pues es frecuente encontrar familias reconstituidas, donde la pareja tiene hijos de otra relación;   hombres solos  al cuidado de los hijos;  familias separadas, donde la paternidad es ejercida a través de un  régimen comunicacional variable. En tales casos, la capacidad del hombre para leer el sistema y sus necesidades es fundamental, en función de posicionarse en un rol parental que sea armónico y útil al desarrollo de sus miembros.

Por último, y en las circunstancias que sean, ser padre es una oportunidad de crecimiento permanente y de vincularse desde  afectos profundos con alguien,  que requiere básicamente,  sentirse protegido y querido.

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1 Comentario en GUÍA FAMILIAR

  1. Muy Buen comentario, rigor en el análisis y utilidad para los padres de hoy!!!!!!!!!!!!!

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