La peste de Camus es nuestra peste
Albert Camus (1913-1960) reconocido novelista y filósofo francés considerado como un referente de la filosofía del absurdo, emerge hoy con una actualidad sorprendente. Todo este rigor lo constatamos en medio de un escenario complejo, en el que nuestras existencias comienzan a tomar un cariz sin igual, presagiando que la fragilidad y la disrupción son cuestiones mas que cotidianas de lo que pensábamos hace unos meses. En su texto La peste (1947)Camus, va desentrañando el sentido de la humanidad solidaria, a propósito de una peste o plaga que ha invadido a la ciudad. Esta cuestión, aunque resulte paradojal, encaja de forma sorprendente con lo que estamos viviendo en estos días; una pandemia.
Citando al propio Camus en su texto La peste: “Siendo, así las cosas, se admitirá fácilmente que no hubiese nada que hiciera esperar a nuestros conciudadanos los acontecimientos que se produjeron a principios de aquel año, y que fueron, después lo comprendimos, como los primeros síntomas de la serie de acontecimientos graves”.
Del mismo modo para nosotros, el coronavirus ha aparecido como una pandemia inesperada e inquietante, en tanto viene a quebrar nuestro estilo de vida, nuestra forma de hacer las cosas cotidianas y el modo en el que nos desenvolvíamos diariamente. Al respecto, tendremos que reorientar nuestros modos de vida, asumiendo nuevas dinámicas relacionales, para las cuales no estamos preparados. Sin embargo, debemos aceptarlo, pues no es algo que podamos manejar a nuestro antojo. Ciertamente se trata de una situación excepcional, en cuyo nicho vamos poniendo nuestra esperanza, de que todo esto que nos sucede, no sea más que una pesadilla, un mal sueño, una ilusión y que más temprano que tarde vamos a despertar a la realidad.
El mismo Camus, es muy agudo en su forma de escribir y describir la peste, a saber: “La prefectura y la municipalidad empezaron a preguntarse qué había que hacer. Mientras cada médico no tuvo conocimiento más que de dos o tres casos nadie pensó en moverse. Al fin, bastó que a alguno se le ocurriese hacer la suma. La suma era aterradora. En unos cuantos días los casos mortales se multiplicaron y se hizo evidente para los que se ocupaban de este mal curioso que se trataba de una verdadera epidemia”.
Hay que precisar, que en la literatura siempre es posible encontrar algunas coincidencias. Esto tiene su explicación en que todo lo pensable, puede ser de algún modo posible, o a que el escritor mediante su pluma es capaz de conectarse de forma más directa con lo sublime y luminoso de la realidad.
El destacado poeta nacional Tulio Mendoza Belio, lo plantea de una singular forma: “Escribir es en cierto modo retirarse/El asunto es descifrar adónde/ ¿Adónde va uno cuando escribe?”. En el mismo sentido el poeta Eduardo Anguita (1914-1992) afirma: “Yo sé: venimos de la palabra/nuestro destino es regresar/ El canto creó al pájaro y no el pájaro al canto”.
Por consiguiente, debemos entender que la realidad de hoy no es más que el reflejo de una realidad pasada. Vale decir, siempre los seres humanos hemos tenido que enfrentarnos a situaciones extremas. Al respecto, quisiera trasmitir mis mejores deseos frente a esta pandemia que a todos nos aqueja, atendiendo a la perdurable esperanza del pensamiento agustiniano, que afirma: “Los milagros no son contrarios a la naturaleza, sino solo contrarios a lo que sabemos sobre la naturaleza”.
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