LESA HUMANIDAD
Especial para La Ventana Ciudadana
Desde Madrid. 24.4.2020.
Considero de Lesa Humanidad el utilizar los muertos por la pandemia con fines económicos o políticos. Y, además, considero una falta de ética imperdonable y una ofensa humana lanzar acusaciones falsas, medias verdades o, simplemente, acometer decisiones erradas a sabiendas de que lo están.
Con esto de la pandemia, hay gente con capacidad de mando que ha actuado indecentemente, anteponiendo intereses bastardos, menores, por sobre la vida humana. Y hay otros que, sabiendo que se causaba un mal, adoptaban decisiones que conducían al contagio y, en muchos casos, a la muerte.
Y también hay quienes siguen inventando falsedades (“fakenews”, les llaman los siúticos, los que presumen de fineza o elegancia), con el único objetivo de causar daño al oponente, al rival o al enemigo, según les guste calificar.
La pandemia llegó de pronto, sin saberse a ciencia cierta desde dónde provino, cómo se originó y por qué atacó con tanta fuerza a la población mundial. Hay teorías de que comenzó en una región de China, pero también hay otros que señalan su origen en un laboratorio de Estados Unidos que trabajaba con chinos, y que se desentendió del tema cuando comprobó que se les escapaba del control.
Y hay teorías que hablan de murciélagos, de serpientes, y de otros seres vivos de nuestra tierra, que se han fusionado, se han mezclado, que han cometido aberraciones genéticas…Y hay otras que nos culpan a nosotros mismos, los humanos, porque no hemos cuidado nuestro medio ambiente, nuestro entorno vital, y que estamos transformando el aire que respiramos…
Lo único cierto es que el coronavirus,Covid 19, ha aparecido repentinamente y se ha esparcido por el mundo en forma devastadora ante la incredulidad de todos. Y cuando se ha reaccionado para detener o minimizar el contagio, ha sido tarde y mal.
Se trata, en consecuencia, de una situación nueva, sin precedentes. Por lo tanto, cuando hemos tomado conciencia de lo que nos estaba atacando, nos dimos cuenta de que no estábamos preparados para tamaña guerra. Y hemos debido improvisar, apuntando en la dirección que, aparentemente, es correcta. La confinación, el encierro en las viviendas, alejarse de las multitudes, aislarse de los demás, apurar al máximo la higiene, cubrirse las vías respiratorias y los ojos, son medidas drásticas para rebajar los peligros de la contaminación, y vamos teniendo un éxito relativo. El virus es traidor, porque no aparece hasta después de 14 días de incubación y hay gente asintomática, que tampoco sabe que es portador del virus y puede contagiar a sus vecinos.
Sólo nos daremos por satisfechos en esta lucha masiva, cuando se descubra una vacuna eficaz que nos permita avanzar hacia una nueva realidad. Porque desde esta pandemia deberemos cambiar nuestros hábitos, nuestras costumbres, nuestra forma de relacionarnos. Deberemos aprenderlas entre todos con la máxima solidaridad.
Lo vengo diciendo desde hace tiempo que no es la hora, todavía, de las recriminaciones mutuas, de los políticos vociferantes, ni de los que sólo piensan con el bolsillo. Es la hora de la solidaridad compartida, de la responsabilidad social, del rigor en nuestras prevenciones para no afectar a otros, cercanos…
No es la hora de la crítica política artera, sino la de aportar ideas, de empujar en la misma dirección. El virus no tiene color político. Y no es hora de lanzar mentiras (“fakenews”), porque lo único que se consigue es dañar a toda la sociedad, incluyendo a quien las lanza. Y no es hora de discutir sobre negocios, de sacar a la gente a la calle para “agilizar” el consumo. No es hora de asumir la normalidad de antes de la pandemia, sino de construir una nueva forma de convivencia.
El que entienda y practique las formas irresponsables y torticeras de actuar, está cometiendo delito de lesa humanidad. Ya llegará la hora de pasar las cuentas, de establecer responsabilidades, de sancionar culpables. Por ahora, se trata de salvar vidas. Es lo ético, es lo humano.
Don Miguel Ángel, usted siempre un gran aporte con sus notas de alto grado periodístico .