
Lo Diverso
Cuando conozco a alguien no me importa
si es blanco, negro, judío o musulmán.
Me basta con saber que es ser humano.Walt Whitman
1819 – 1892
Católicos, musulmanes, judíos, hindúes, budistas, evangélicos, protestantes, pentecostales, bahais, adventistas, mormones, luteranos, anglicanos, bautistas, thevadistas, vashrianamos, coptanos, rastafaris, luteranos y calvinistas, baptistas, metodistas, cuáqueros, unitarios, universalistas, davidianos, cristadelfianos, testigos de Jehová, shivaístas, tibetanos, sufistas, yizidistas, yaismos, krishnas. Ateos y agnósticos.
Por otro lado: Hombres que menosprecian a las mujeres, mujeres que menosprecian a los hombres; chilenos que agreden a bolivianos, bolivianos que agreden a chilenos; palestinos en pugna con israelíes; heterosexuales que aborrecen a homosexuales; los del Colo Colo y la “U” en batallas campales; la izquierda y la derecha descalificándose ad eternum; el rico abusando del pobre; el envidioso difamando al esforzado; el tener imponiéndose sobre el ser; los conservadores y los liberales atascados; banderas rojas, negras, azules, blancas. En fin, la lista es larga
¿De qué se trata todo esto?
En la construcción progresiva de quienes somos, intervienen un sinfín de factores. Digo progresiva, pues creo que el ser humano jamás deja de evolucionar, cambiar está en su bilogía: Nacer, vivir y morir. En este proceso vamos interaccionando con diversos ambientes que impactan sobre nosotros, constituyendo experiencias y aprendizajes. De ellos, pasamos a convicciones que se transforman en actitudes, con sus conductas, cogniciones y emociones. Tal vez, a lo que más se dedique el ser humano contemporáneo, es a pensar y generar ideas y definirse a sí mismo en base a esas ideas, pasando luego a identificarse con ellas. Me parece que en ese paradigma, se corre el riesgo de creer que somos la idea que profesamos. Bueno, si esto es así, bien, cada cual elige lo que quiere ser. Sin embrago, surge un inconveniente cuando creo que mi idea es la que debe imperar (¿De dónde habremos sacado tal convicción?) y por lo tanto me cierro al resto. No contento con eso, en ocasiones, incluso ataco al que no piensa como yo, en el mejor de los casos, descalificándolo.
¿Cómo ocurre esto? Desde mi punto de vista, se suscita cuando dejamos de ver al ser humano y dejamos que nuestros juicios (y prejuicios) vivan la vida por nosotros. Y decimos: “Este que no piensa como yo, entonces no lo considero”, con el consiguiente rechazo.
Hay experimentos muy interesantes, acerca del cambio de actitud. Por ejemplo y de manera simple: Si alguien es xenófobo, se manipulan las variables, para “obligarlo” a trabajar con un extranjero codo a codo, quien por supuesto, es mucho más que un extranjero. Es una persona con tantas o más competencias que él/ella para el trabajo, además de tener una escala valórica orientada al bien común, es simpática y solidaria y está dispuesta a compartir sus conocimientos. Tiene una historia de vida interesante y además los mismos gustos musicales. Frente a esto, si soy una persona medianamente flexible y con capacidad de escucha, puedo modificar la idea preconcebida respecto a alguien, a quien ya le había asignado un rotulo difícil de cambiar. Aquí, la información es la experiencia directa y no la animadversión que se instaló en mí a través del discurso familiar-social (*). En el caso que usted quiera construirse un prejuicio, le sugiero acudir antes a la experiencia directa, en apertura y entrando en contacto consigo mismo. Probablemente el ejercicio, le permitirá a lo menos saber realmente que le pasa a usted en determinada situación o contrastar con la realidad ideas que guarda en su cabeza.
Es sorprendente constatar con que facilidad las personas se descalifican unos a otros, en actos cotidianos y pequeños, que pasan desapercibidos. Cuando la prisa innecesaria de alguien se manifiesta en un bocinazo en el semáforo que acaba de cambiar; cuando se juzga con información parcial; cuando el hábito hace al monje.
En la actualidad hay poca tolerancia a la intolerancia y se hacen leyes para normar la conducta. Si bien, me parece que en el fondo, lo que se trata de hacer, es evitar los malostratos, esto debe ir acompañado de conversaciones, más que una publicación en el diario oficial. Como sociedad, siento, estamos al debe en educar para la diversidad, pues como dije, se trata de una experiencia de enseñanza-aprendizaje en el vivir.
Sin perjuicio de lo anterior, hay establecimientos educacionales que acogen a niños de distintas nacionalidades, respetando su cultura en la misma sala de clases, donde ser chileno, haitiano, colombiano, peruano, venezolano o dominicano es sólo algo estadístico. Es a partir de estos nuevos individuos formados en el heterogéneo mundo de hoy, que se está produciendo una percepción de igualdad y aceptación del otro, como algo natural.
Si juego con el otro, si el otro es mi amigo, si establecemos relaciones significativas basadas en la aceptación, que piense distinto a mí es algo natural con lo que se convive. Así, la idea surge y no se impone. Después de todo, son sólo ideas.
(*) Al respecto, invito a revisar en youtube video de 1 minuto y medio: “Los 5 monos. Como aceptamos los paradigmas impuestos”.
A ver si algún día abandonamos el miedo a salir de nuestros preconceptos para acercarnos libremente a un otro diferente. «Tenemos los mismos corazones entre los mismos hombros», dice una canción de Francis Cabrel. Felicitaciones por el artículo. Precioso.
Atinada, brillante artículo para una muy necesaria y actual temática, la que requiere de una seria reflexión y respecto de la cual, ni el estado ni sus instituciones… tampoco la prensa chilena incentiva ni al razonamiento ni diálogo del tema con y hacia la ciudadanía.