
REPLICAS
Dentro de las rarezas que surgen en nuestras ciudades, uno siempre detecta cosas nuevas, pero repetitivas. Una de ellas, es la semejanza de ciertos edificios con otros, que parecen réplicas. En este caso, un edificio que casi enfrenta a otro, que cumple un rol distinto en un emplazamiento diferente, se ve igual. Es como un clon reflejado en un espejo. Casi, la versión 2.0.
Este “edificio replicante” con un fuerte frontón, tal como el otro frontis, es un local con otro destino. Lo curioso, es la asociación de ideas hecha con ese otro espacio. Consciente o no, replicar puede no ser catalogado de copia, pero hay mucho de repetición y plagio en la arquitectura. Sin quererlo, se utilizan muchos de los recursos configurativos –prestados- de una misma manera. Incluso hasta en la expresión material. Llamémoslo efecto reflejo.
La ciudad chilena opera demasiado con esas referencias, al utilizarse las mismas tipologías arquitectónicas para distintos lugares. Al haber una suerte, de utilización de códigos implícitos similares, la cosa se nos confunde, al leer desde nuestro subconsciente, ese paralelismo configurador.
Estamos tan llenos de esas situaciones, que en ciertos lugares del país tendemos a perder la noción de donde estamos o experimentar ese “donde he visto eso antes”. Basta darse una vuelta por calles como Chacabuco, para sentirse por un rato en Las Condes, o pasar por Andalué, para ver multitudes de “réplicas de réplicas”.
Lo difícil es cuando se reutilizan los códigos para una cosa determinada en otra, porque empieza la ambigüedad de lo relativo, sin asentamientos precisos.
Dentro del panorama global, la entremezcla y la hibridez cultural, que vamos enfrentando, nos pondrá cada vez más ante estas rarezas, al tomarse prestado y reutilizar ciertos códigos, que originalmente no forman parte del propio léxico.
Los lenguajes cada vez más fusionados, en que los límites de ciertos términos se hacen difusos, han entrado en procesos de replicaciones en que nada parece obedecer a algo muy original, utilizando ese refrán “todo ya se ha hecho antes, utilicemos sus referentes”. Hoy casi toda la arquitectura que se hace, se ve igual.
Alguien ha dicho que nuestra cultura chilena no tiene nada de original, al tomar un poquito de aquí, otro poquito de allá. Hay mucho de cierto. Tal vez porque siempre tenemos que tener un canon, un modelo, incluso una copia.
Cuantas veces, los arquitectos nos enfrentamos a un proyecto en que el mandante nos pasa una foto, y nos dice con una gran sonrisa : quiero algo igual a esto. Lo difícil es sacarlo de esa idea fija. Uno le explica que es otro lugar, que hay que crear una obra nueva. Normalmente, se van donde otro arquitecto, o buscan unos maestros para convertirse en su propio arquitecto.
La incertidumbre de la verdadera creación, es un camino que pocos intentan, y ahí radica nuestra falta de creatividad como país, que parte desde nuestra educación. Esta fomenta mucho la memoria, pero no enseña a pensar, a formular ideas y a crear. Tal vez, es por eso es que nuestras ciudades terminan siendo una mala copia de otras. Como los cantantes de karaoke.
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