«Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo»

Eduardo Galeano

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Los barcos que vuelan y otros temas.

Arturo Squella Ovalle, presidente en ejercicio del Partido Republicano, se ha transformado en una de las figuras más descollantes del segundo proceso constituyente que vive nuestro país en el último lustro. Ex diputado UDI, decidió abandonar la política, pero luego renunció a su partido   para reconocer filas en el nuevo movimiento de extrema derecha y transformarse en el escudero personalísimo de José Antonio Kast capitaneando sus renovadas ambiciones presidenciales tras su amarga derrota del 2021.

Las elecciones de Consejeros Constitucionales dieron una significativa mayoría a la colectividad de Squella – 22 sobre 50 – que, sumada a los consejeros de ChileVamos, le permitía manejar el organismo a su amaño. Sin embargo, pese al prudente texto propuesto por la Comisión Experta, los republicanos, engolosinados con su triunfo electoral, optaron por hacer del proyecto constitucional, incurriendo en el mismo garrafal error de la fracasada Convención, un programa de gobierno partisano, proclive a la defensa de los grupos de interés que representan, regresivo en materia de derechos sociales, dogmático en lo valórico como si en una sociedad laica y plural no tuviesen cabida quienes distinto.

El jolgorio terminó cuando prácticamente todas las encuestas y estudios de opinión preanunciaron un fiasco para el plebiscito de Diciembre, con un rechazo  que castigaba el sectarismo y la cerrazón (“incapacidad de comprender algo por ignorancia o prejuicio”)  de las tropas de Squella y Kast. Las alarmas se encendieron cuando la alcaldesa de Providencia y eventual candidata presidencial de ChileVamos, Evelyn Matthei declaró que no estaba dispuesta a arriesgar su capital político para defender un mal proyecto.

La inquietud comenzó a crecer en las huestes defensoras del statu quo, que encabezadas por el diario de los conocidos de siempre, inició una frenética campaña para “dar vuelta” la tendencia en los próximos dos meses.

En entrevista a página completa, Squella disparó contra Matthei, apuntando que la suya era la opinión de “alguien que no estaba involucrada en el proceso” para invitar luego a los líderes políticos del sector a “subirse a un barco que ya tomó vuelo” (sic), mostrándose significativamente abierto a ceder en normativas que hoy son cuestionadas siempre que “no nos hagan a nosotros cambiar la valoración final que tenemos”, sibilino lenguaje para esconder su intransigencia.

Desde ese punto de partida, comenzó la campaña mercurial que será cohonestada ( “cohonestar: dar apariencia justa o razonable a una acción que no lo es”) por los medos comunicacionales que manejan. Horas después fueron destacadas las opiniones de los “amarillos” sobre la materia, del consejero Luis Silva anunciando “un triunfo contundente” del apruebo y una misteriosa encuesta de la consultora “Black and White” que de la noche a la mañana elevó el apruebo de 31% a 47%.

En el otro extremo del escenario político, es Revolución Democrática, el partido formado pel desaliemnto or el ex ministro Giorgio Jackson, el que hace noticia afectado gravemente por el escándalo de “los convenios”. El estallido en el norte trajo secuelas impensadas. Las confusas explicaciones y justificaciones no aclararon nada y, por el contrario, enturbiaron el panorama de la joven colectividad que, con inusitada soberbia, pretendió transformarse en un referente moral de la política nacional. El affaire derivó en la suspensión de la militancia de la diputada Carolina Pérez, la renuncia del presidente el senador Latorre, la destitución del ministro Jackson, la negativa de los imputados a devolver las sumas cuestionadas y, lo que es peor, en el desaliento generalizado de sus bases. A la renuncia gota a gota de sus militantes, se sumó la desafección afectiva: de los 27.000 militantes vigentes, ya que en la elección de la nueva dirigencia, pese a ser digital y no presencial, solo participaron 1.151 y el triunfador Diego Vela – amparado por Jackson – solo obtuvo 888 preferencias.

El daño hecho al Gobierno por las deplorables conductas de los revolucionarios- democráticos, no podrá ser superado por su subsunción en un nuevo partido del Frente Amplio si no se asumen responsabilidades por los hechos pasados ni cambios de conducta para lo futuro.

En síntesis, la política nacional pasa por una fuerte crisis, con partidos y parlamentarios más preocupados de la chimuchina y el escándalo que de los graves probl4mas que afectan a la sociedad. 

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