«Lo que le ocurra a las bestias, pronto le ocurrirá al hombre. Todas las cosas están relacionadas.»

Jefe Seattle.

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Los lobos al acecho.

René Fuentealba Prado.

Es mucho más frecuente de lo que pensamos, que los seres humanos, teniendo plena conciencia de algunos peligros que los amenazan, no sean capaces de permanecer alertas y solo reaccionen cuando ya es demasiado tarde. Entonces viene el tiempo de las excusas y las justificaciones,   y del reconocimiento inoportuno de responsabilidades que no se asumieron precisamente en el momento en que era necesario. Es la actitud del explorador que, levantando campamento en un claro del bosque y encendiendo fogatas para espantar  a las fieras que merodean el lugar, se duerme sin pensar que el fuego puede apagarse.

El resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses, causó sorpresa a nivel general. La enorme cantidad de habitantes hispanoparlantes que viven en el país del Norte, ya sea legal o ilegalmente, mantiene lazos vivos con sus comunidades de origen, hecho que generó una mayoritaria simpatía con la candidatura demócrata de Hillary Clinton. Para los latinoamericanos  el discurso odioso, xenófobo, misógino,  de Donald Trump superaba todo los niveles tolerables a tal punto que resultaba inconcebible que una democracia madura pudiera escoger ese camino. Pero, lo escogió. El demagogo por excelencia logró hacer aflorar lo peor de los sentimientos de las personas, sus temores, sus desprecios, sus inseguridades, su carga escondida de violencia, elementos todos que nadie hasta ahora se atrevía a confesar públicamente.

Sin embargo, mirando bien las cosas, había antecedentes más que suficientes para darse cuenta de que algo podía pasar. Desde hace algún tiempo, para usar las palabras de Marx y Engels, “un fantasma recorre Europa”. Ya no es el fantasma del comunismo sino el del populismo de Derecha que alienta el temor de la población en países que por décadas tuvieron una vida tranquila y holgada y que hoy ven que su poderío decae poco a poco, dejando un terreno fértil para recibir las semillas de un  nacionalismo fanático capaz de cerrar las puertas a lo extranjero en los precisos momentos en que “los bárbaros” empiezan a ingresar masivamente a Francia, Reino Unido, Alemania, Italia, Austria…..De ahí, el triunfo del Brexit. De ahí, la amenaza ultrista de Marine Le Pin. De ahí el cuestionamiento en Alemania a la gran coalición demócratacristiana / social demócrata De ahí, la inminente conquista de la Presidencia de Austria por estos sectores. De ahí, el fortalecimiento de los sectores más retrógrados de la política italiana.

Cabe preguntarse: ¿Cómo es posible que sólidas democracias, construidas con “sangre, sudor y lágrimas”, puedan renunciar a lo más esencial de sus culturas, al respeto a la dignidad humana reconocido como uno de sus valores más sagrados? Pero, ¿acaso el hitlerismo no accedió  al poder por voluntad popular?

Efectivamente,  el caudillismo irresponsable, movilizado tras la conquista del poder político, no titubea en apelar a los miedos, a las más bajas pasiones de los seres humanos, al orgullo patrio, al desprecio a la gente de otro color, al angustioso requerimiento de las personas que piden orden, seguridad, eliminación ojalá inmediata de los delincuentes.

En los últimos días hemos observado, en el pre-debate presidencial, dos hechos que son preocupantes. Por un lado, se ha planteado la necesidad de obligar a trabajar forzadamente a todas las personas que se encuentren privadas de libertad, más allá de lo que expresamente establecen las normas legales. Por otro lado, se ha pedido la inmediata expulsión del territorio nacional de todo extranjero que se encuentre involucrado en hechos delictivos sin siquiera considerar su derecho a un debido proceso lo que ha llevado nada menos que al presidente da la Corte Suprema de Justicia a denunciar la absoluta inconstitucionalidad de la propuesta.

El país, pasadas las festividades de Navidad y Año Nuevo y las siguientes vacaciones estivales, entrará directamente a una prolongada campaña electoral. Es posible que en el debate afloren llamados subrepticios a no hacer caso a los principios fundamentales sobre los cuales se asienta un “Estado de Derecho”. Las secciones de “Cartas al Director” de los principales diarios del país, se llenarán de misivas en tal sentido para crear la sensación de que precisamente “eso” es lo que piensa y quiere la opinión pública y algunos postulantes recogerán con alegría estas sugerencias.

La democracia exige, cada vez con mayor urgencia, una ciudadanía capaz de tener un pensamiento racional sobre los principales problemas del país. Los políticos, y los canales de educación formales e informales, le han negado esta posibilidad. El populismo, que trabaja con los odios y las pasiones como instrumento de acción,  está al acecho. Sería bueno tomar conciencia de esta circunstancia.

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