«Somos naturaleza. Poner al dinero como bien supremo nos conduce a la catástrofe»

José Luis Sampedro

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Los problemas de la gente y los salvadores de la Patria

Como acostumbran a decir las personas mayores de edad, los problemas no se terminan nunca. Cuando a duras penas se logra alguna solución, en otro lugar aparece un nuevo conflicto que necesita ser abordado con urgencia.

Siendo imposible comentar muchas de las preocupaciones que angustian a la gente, por el momento nos referiremos a dos temas relevantes: la pandemia y el proceso constituyente.

En el campo sanitario, hay una buena noticia: empezaron a llegar al país las primeras vacunas elaboradas por el reconocido Laboratorio Pfizer en su planta de Michigan, EE.UU. Las autoridades definieron como primera prioridad al personal que se desempeña en el ámbito de la salud lo que es muy justificado. Todo el mundo espera que, a medida que se expanda la aplicación de la inmunización no se presenten problemas.

El manejo de la situación ha recibido ya duras críticas. El show montado desde Palacio, convocando a casi un centenar de representantes de los medios de comunicación resultó vergonzoso. Fue grotesco ver como en la instancia no se respetaron los protocolos mínimos de protección y mantenimiento de las distancias sociales, haciéndose evidente que había un desesperado esfuerzo por mostrarse como un Gobierno eficiente y, de esta manera, lograr remontar en las encuestas, a tal extremo que la propia prensa comentó ácidamente lo acontecido.  El problema es que la gente, que vive no de las fantasías mediáticas sino de realidades tangibles, se da cuenta por sí misma de la deficiente gestión preventiva de la autoridad. Las erráticas medidas, que cambian día a día, de región en región, de comuna en comuna, cada día son menos respetadas. Los malls repletos; las calles atosigadas de transeúntes frenéticos por consumir; bares y restaurantes que se rebelan y empiezan a operar sin permiso; 250.000 vehículos que salen desde la Región Metropolitana hacia la costa; constituyen la prueba irrefutable de que luego de diez meses el Gobierno ha sido absolutamente incapaz de crear conciencia acerca de la gravedad de una situación de salud pública que tiene más de 16.000 víctimas fatales pertenecientes en su gran mayoría a los sectores más carenciados. En los últimos días, se ha detectado una alta cifra de permisos de traslado falsificados y de permisos únicos colectivos para empresas utilizados dolosamente para salir a pasear con las familias. La justificación es una sola: Si las propias autoridades, los grupos privilegiados pueden infringir impunemente la normativa sanitaria… ¿Por qué YO no puedo, también, hacerlo?

En el plano netamente político, el pronunciamiento ciudadano del plebiscito de octubre, que para todo el mundo fue claro y categórico, parece no haber sido entendido por los cerebros de las cúpulas partidistas.

Hasta ahora todo parece indicar que en la próxima elección de convencionales constituyentes de abril 2021, participarán al menos siete listas con la pretensión de representar al 80% del “apruebo”. Es obvio que la dispersión de sufragios del sector se traducirá en la pérdida de una importante cantidad de cargos (los analistas hablan de 19), hecho que, sumado a las siempre poderosas y bien organizadas fuerzas del “rechazo”, derivará en un incremento significativo de su representación.

Resulta sorprendente e incomprensible que quienes dicen representar a la gran mayoría del país luchando por el establecimiento de “un Estado social de derechos”, hayan sido incapaces e incompetentes para concordar una plataforma sustantiva común. Centrar el debate en torno a nombres y aspiraciones individualistas dejando de lado la opción realmente democrática y participativa en torno a ideas y valores, es a todas luces una irresponsabilidad.

En este Chile tan desconcertado, por lo menos ha renacido la esperanza. Aun cuando estamos lejos de alcanzar al Perú, país que ya registró la inscripción de 25 candidatos para sus próximas elecciones presidenciales, los números chilenos no dejan de ser apreciables.  Los medios han coincidido en una veintena de nombres aunque faltan los outsiders (“intrusos”, en español) que, al final, reunirán el 0,1% de los sufragios. Estos aspirantes a “salvadores de la patria” llevan irremisiblemente a un desprestigio de la función pública.

Pensamos que nuestro Chile tiene derecho a mucho más.

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