NO ES SOLO LA PSU
Un año más estamos analizando los resultados de la PSU. Nuevamente los mismos resultados, brecha entre colegios particulares, subvencionados y municipales. Lo mismo vemos entre resultados promedios de hombres y mujeres. Nos indignamos que esto se mantenga año tras año, cuestionamos a la Prueba de Selección Universitaria, que no es el mejor instrumento. Nos fijamos en los resultados de los liceos emblemáticos, que sólo resaltan las brechas. Invisible pasa el hecho que sean pocas mujeres las que tienen puntaje nacional.
Pero, ¿qué tan difícil es revertir esta situación? No es simple, no es solo buscar un nuevo sistema de selección, o uno que mida otros aspectos de la trayectoria en etapa escolar de los alumnos. Expertos en diversos frentes han sido críticos con los sistemas únicos de selección, para la PSU también. Reconocidas son las brechas socioeconómicas que persisten y se amplifican en este sistema de selección, como también la ya mencionada brecha de género.
Hay varios cambios que podemos hacer, entre ellos se requiere cambiar la forma de enseñar, adaptar la enseñanza al siglo XXI, hacer uso inteligente de las tecnologías disponibles, lo que no equivale a comprar más computadores o dotar de tecnología el aula sin una orientación apropiada. Hoy la enseñanza en los colegios se muestra uniforme y estandarizada, esperamos que todos los niños rindan en todas las áreas, exigiendo muchas veces sus capacidades y lo más grave no reconociendo a tiempo sus habilidades, talentos e intereses particulares en un ámbito específico. Comprendo que debemos tener un conocimiento base, pero también creo que debemos fomentar el desarrollo de los talentos a edad temprana, reconozcamos a quienes son buenos en lenguaje, arte, matemáticas, física, etc. Para ello, pienso que se podría implementar un curriculum flexible, desde la educación básica, mayor cantidad de talleres complementarios y fomentar la creatividad de cada uno de los niños. Más aprender haciendo y resolviendo problemas reales que memorizar contenidos sin contexto. Hoy la información está disponible solo con un click, lo relevante a mi juicio es enseñar a distinguirla, para eso debemos enseñar pensamiento crítico, aprender a cuestionar y cuestionarse, para involucrar al alumno en su proceso de aprendizaje y también a la sociedad de la que es parte. El informe Pearson en 2013 fue claro al concluir, entre otras cosas, que la PSU refleja la gran inequidad de nuestro sistema educativo a todo nivel; esto, sumado a los resultados de las pruebas PISA y TIMSS, dan cuenta que los esfuerzos deben ser mayores en superar estas brechas y mejorar en especial la calidad de la educación pública.
La desigualdad económica es determinante para múltiples ámbitos de la vida en sociedad, también para la educación, y para nadie es sorpresa ni podemos desconocer, que también lo es el entorno psicosocial donde se encuentran los colegios y sus niños. Lamentablemente esta segregación que se produce en Chile, determina cada día con más fuerza que el lugar de nacimiento influye en las oportunidades y desarrollo de las personas. Es aquí donde debe existir un cambio real y una voluntad política fuerte. Es claro que quienes estudian en colegios particulares pueden pagar por una mejor educación y tienen ventajas comparativas sobre el resto de los estudiantes, particularmente por sus redes de contacto y un entorno resuelto en términos de ingreso económico. La única solución a esto es trabajar por igualdad de oportunidades, independiente de los ingresos, de la cuna, o cualquier otro factor que ponga ventajas a unos por sobre otros.
Finalmente, desde temprana edad debemos reforzar el talento en las niñas y decirles que son tan capaces como los niños en lograr lo que se propongan. Que el futuro no consiste solo en formar una familia y tener hijos, que los cuentos de princesas son solo eso, cuentos ficticios. Debemos dejarlas soñar, decirles que pueden ser artistas, astronautas, ingenieras, físicas, futbolistas, y personas que serán reconocidas por sus méritos.
Este articulo devela con suma claridad, la realidad tan clara, pero que se ignora por intereses históricos.