
¿No estarían muertos desde antes?
Sin lugar a dudas el incendio acontecido hace unos días en un hogar de ancianos de Chiguayante resulta lamentable. Todo con razón de que hubo diez víctimas fatales que perecieron producto de esta desgracia, sin embargo esta penosa situación me ha permitido pensar en otros puntos de relevancia que deben ser considerados a la hora de referirnos a quienes son residentes de estos lugares. Mucho se habla de que estos espacios son casi el paraíso de la vejez y se les cataloga como “casas de reposo” o como lugares donde será posible encontrar un auténtico descanso y un sano compartir. Por esta razón busco proponerles que puedan reflexionar sobre que estamos haciendo como sociedad. A saber: ¿Se podrá ser feliz en uno de estos lugares? ¿Podrá la lejanía del entorno familiar constituir una esperanza para quienes residen en estos espacios? Todas estas interrogantes surgen de una afirmación clásica dentro del panorama filosófico. Para los griegos la vida en la Polis (ciudad- estado) constituía el punto de origen en el cual se produce el desarrollo social. Por esto el carácter comunitario resulta fundamental para el correcto desarrollo de una vida en armonía, en la que los habitantes de una ciudad viven diversas etapas que con el paso del tiempo van cambiando, pues los seres humanos también lo hacemos. De este modo, podríamos ponernos en contexto y dialogar sobre el escenario de vida de cientos de ancianos de nuestro país que son separados de su lugar de origen para ser llevados a espacios donde no conocen a nadie y deben iniciar un nuevo proceso de vida. Atrás quedarán los recuerdos que fundaron el pasado, las amistades, los vecinos, junto con los diversos espacios en los que se desarrollaron durante gran parte de sus vidas. Ahora bien, no es que me encuentre en contra de los asilos de ancianos, pues entiendo que no todos los familiares tienen la posibilidad de atender debidamente a sus seres queridos, sin embargo ¿Será de este modo en todos los casos? Esta problemática deja en evidencia la dictadura de la utilidad en la modernidad. Que constituye el concebir a los adultos mayores como un estorbo, en tanto no poseen un rol autónomo y comienzan a convertirse en seres dependientes. Por otra parte la sociedad no es capaz de incluirlos y más bien acaba por desecharlos, en tanto no resultan productivos para una sociedad de mercado. Desde una óptica filosófica uno es capaz de presentar estas problemáticas y además de buscar salidas alternativas que nos permitan una comprensión sobre la importancia de nuestro ser humanos. El biólogo chileno Humberto Maturana afirma: “Somos humanos en el vivir humano” por lo que resulta perjudicial el ser separados de nuestro entorno natural: la familia. Desde otra perspectiva el filósofo inglés Thomas Hobbes nos decía Homo homini lupus (El hombre es un lobo para el hombre) es decir la mayoría de los escenarios negativos son provocados por su propia falta de criterio y sentido común, podríamos afirmar que hay una suerte de traición a la propia naturaleza humana. Finalmente me pongo a cavilar y aunque no me es cómodo plantearles esta pregunta final, lo hago con la convicción de que sabrán entenderla en su contexto y que nos permitirá a todos el tener una mirada mucho más crítica y reflexiva. Los humanos que perecieron en el hogar de ancianos Santa Marta de la comuna de Chiguayante ¿No estarían muertos desde antes?
Publicada como columna de opinión en Diario el Sur el día jueves 23 de Agosto de 2018:
http://www.elsur.cl/impresa/2018/08/23/papel/
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