
PAYASADA HISTÉRICA DE THERESA MAY
El caso del ex-espía ruso Skripal, intoxicado en Londres, se ha propagado por la prensa mundial como reguero de pólvora y las consecuencias en el ámbito diplomático y de relación entre Occidente y Rusia, se adivinan como un escándalo lleno de escaramuzas contradictorias e intenciones oscuras y una verdadera ola de chantaje, venganza y represalias contra Rusia. El caso se precipitó sorprendentemente raudo y alaridos histéricos, por parte de la primera ministra británica Theresa May y su gobierno.
El día 4 de marzo, la policía británica encontró al doble agente soviético, al servicio del M16 británico Serguéi Skripal y su hija inconscientes en un centro comercial en Salisbury, (Reino Unido). Al próximo día, la policía ya había descubierto que la causa había sido por el uso del agente nervioso conocido como Novichok – que se producía en la extinta Unión Soviética.
Cuatro días después, la primera ministra británica Theresa May acusó directamente a Rusia y declaró, faltando a la verdad y a los datos recopilados por expertos de la Convención sobre la Prohibición de Armas Químicas, que este tóxico sólo lo posee Rusia y que si Moscú no aclaraba su implicación en el asesinato por envenenamiento de Skripal y su hija, el gobierno británico lo consideraría como un acto de invasión de su soberanía y empleo ilegal de la fuerza contra su país y dio, rasante, 24 horas de plazo a Moscú para entregar una respuesta oficial. Por su parte Moscú rechazo tajantemente el ultimátum dado por Londres, tachando de «ridículas» las acusaciones vertidas por la primer ministro británica y al mismo tiempo, ofreció la colaboración de Rusia para investigar y esclarecer el caso. Con toda la cortesía que ya conocemos de Putin, éste, por medio del Ministerio de Asuntos Exteriores, solicitó al reino Unido atenerse a lo establecido en la Convención sobre la Prohibición de Armas Químicas, en el sentido de que Rusia tendría que tener acceso a todos los materiales de la investigación, una muestra de la sustancia química, empleada en el envenenamiento y todos los detalles del caso. A este requerimiento por parte de Moscú, el gobierno británico se negó rotundamente, lo cual implica que es Gran Bretaña quien no ha cumplido con las normas internacionales.
Sin embargo, Theresa May mintió descaradamente ante el mundo al decir que este agente nervioso, Novichok, sólo lo posee Rusia, ya que Rusia destruyó todas sus reservas de armas químicas en tiempos de Boris Yeltsin y que, al igual como ocurriera en Siria, este proceso de destrucción fue vigilado y controlado por organismos internacionales y los Estado Unidos, algo que los Estados Unidos aún no hace, ya que posee un enorme arsenal de armas químicas y continúa en su perfección y desarrollo. Además esta sustancia tóxica, fue desarrollada en un instituto de investigación química ubicado en el actual Estado Soberano de Uzbekistán. Hace más de 20 años que el creador de la sustancia tóxica, Novichok, emigró a Estados Unidos e incluso publicó un libro en el que indica la fórmula de este agente químico, por lo tanto cualquiera que tenga los mínimos conocimientos puede desarrollarlo. Es posible que, ya que tan rápidamente la policía descubrió cual era la sustancia empleada en el envenenamiento, Gran Bretaña tenga la fórmula y la haya desarrollado: un atentado de falsa bandera, un auto-atentado, para culpar nuevamente a Rusia, exactamente antes de las próximas elecciones y el mundial de fútbol 2018, algo que ya han intentado boicotear con otros métodos que no dieron, hasta ahora resultados.
El Reino Unido ya cuenta con el apoyo de Alemania, Francia, Polonia, Letonia, Lituania y Estonia. El secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson también dio su apoyo al accionar británico y abogó por nuevas sanciones, antes de ser destituido por Trump.
Entre las primeras medidas en contra de Rusia, el día de ayer, 14 de marzo, la Primera Ministra May anunció la expulsión de 23 diplomáticos rusos y la congelación de relaciones diplomáticas con Moscú. Theresa May volvió a mentir ayer, cuando comunicó que retiraba la ya programada invitación al Reino Unido del ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov: la cancillería rusa respondió de inmediato que Serguéi Lavrov, mucho antes de ese acalorado anuncio, había denegado la invitación y obviamente el Reino Unido ya lo sabía.
Entre las otras medidas tomadas por la histeria británica, se agrega el anuncio que los funcionarios de alto rango y los miembros de la familia real no viajarían al Mundial de fútbol de Rusia y que congelaría los activos de Rusia, si estos amenazaban la vida o los bienes de los británicos. El delirio ha llegado al extremo de anunciar que la familia real, no asistirá a la inauguración del mundial de fútbol. Esta última medida debe ser insoportablemente traumática para el Oso Ruso y debe tener vueltos locos de furia a su pueblo.
Para agregarle un poquito de ají a la salsa desabrida de los ingleses, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, con un leve dejo sarcástico pero muy serio, ha recomendado al Reino Unido que contraten a un «adulto» que «haya leído la Convención sobre la Prohibición de Armas Químicas y sea capaz de comunicarse de conformidad con el derecho internacional”.
Estimados lectores de LVC:
Se deslizó un error de ortografía, Payasadas que no Payazadas.
Gracias Carlos por la corrección…
Vale Pablo, lo habíamos detectado pero «se metieron los duendes»…