«Somos naturaleza. Poner al dinero como bien supremo nos conduce a la catástrofe»

José Luis Sampedro

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Pensamientos de Alejandro Magno.

Equipo laventanaciudadana.cl

Periodismo ciudadano.

Alejandro III de Macedonia, mencionado históricamente como “Alejandro Magno”, nació en Pella el 21 de julio del 353 aC. Hijo del rey Filipo II, fue discípulo de Aristóteles, quien lo dotó de una amplia cultura. Muy joven, asumió el poder tras la muerte de su padre. Sometió a las ciudades que pretendieron rebelarse y en un plazo de diez años expandió su imperio desde Grecia hasta Persia, Afganistán, Egipto, Macedonia y la India, siendo reconocido como el más grande conquistador de la Antigüedad. Murió, probablemente de fiebre tifoidea, a los 33 años en Babilonia, el 11 de junio del 323 aC.

“Si yo no fuese Alejandro, quisiera ser Diógenes”.

“Muero debido a la ayuda de demasiados médicos”.

“Estoy en deuda con mi padre por vivir, pero con mi maestro Aristóteles por haber aprendido a vivir bien”.

“Una de las cosas que aprendí cuando estaba negociando, era que hasta que no me cambiara a mí mismo, no podría cambiar a los demás”.

“Así como un bebé recién nacido no puede ser alimentado sino con leche materna y tampoco podrá crecer sin esta, una ciudad no puede subsistir sin campos y frutos que rodeen sus murallas”.

“No esperen a sufrir ningún daño. Los griegos no matan a los mensajeros”.

“Las diferencias internas se resuelven sabiamente con negociaciones pacíficas”.

“Nuestros enemigos son los persas, hombres que por siglos han llevado vidas llenas de lujos y comodidades. Nosotros, la gente de Macedonia, hemos sido entrenados para el peligro y para la guerra. Somos libres; ellos son esclavos”.

“No distingo a los hombres entre griegos y bárbaros, como hacen las personas de mente cerrada”.

“Que todos los seres mortales, de ahora en adelante, vivan como un solo pueblo y que trabajen para el progreso común”.

“Yo no robo victorias”.

“El verdadero amor nunca tiene un final feliz, porque no hay final para un amor verdadero”.

“Hay tantos mundos y aún no he conquistado ni siquiera uno”.

“¡Oh! Soy un miserable. ¿Por qué no aprendí a nadar?”

“El cielo no puede tolerar dos soles ni la tierra, dos amos”.

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