
Pensamientos de Cesare Beccaria.
Cesare Bonesana, marqués de Beccaria, ilustre literato, filósofo, economista y criminólogo italiano, nación en Milán el 15 de marzo de 1738. Estudió en la U. de Pavía. Luego de incursionar en la economía y finanzas públicas, bajo la influencia de John Locke, Montesquieu, Helvetius y Bonnot de Condillat, derivó al Derecho Penal. En su clásica obra “De los delitos y las penas” (1764), siguiendo las tesis de los contractualistas, sentó las bases del derecho penal liberal moderno: proporcionalidad de las penas, legalidad de los delitos y de las penas, abolición del tormento como medio de prueba, abolición de la pena de muerte en razón de la indisponibilidad de la vida humana. Falleció en Milán el 28 de noviembre de 1794.
“Cuando las leyes son claras y precisas, la función del juez no consiste más que en comprobar un hecho”.
“Felicidad es tener buena salud y mala memoria”.
“Todo acto de autoridad (o toda pena dice el gran barón de Montesquieu) que no se derive de una absoluta necesidad, es tiránico”.
“Feliz es una nación si no tiene historia”.
“Ni el grande ni el rico deben satisfacer por precio los atentados contra el flaco y el pobre. De otra manera, las riquezas que bajo la tutela de las leyes son el premio de la Industria, se vuelven alimento de la tiranía”.
“No hay libertad cuando algunas veces las leyes permiten que en ciertos casos el hombre deje de ser persona y se le trate como cosa”.
“La pena de muerte es la guerra de una nación contra un ciudadano cuya eliminación para los jueces es necesaria y útil”.
“Parece un absurdo que las leyes, esto es la expresión de la voluntad pública, que detestan y castigan el homicidio, lo cometan ellas mismas y, para alejar a los ciudadanos del intento de asesinar, ordenen un público asesinato”.
“La finalidad del castigo es asegurarse de que el culpable no reincidirá en delito y lograr que los demás se abstengan de cometerlo”.
“La suma de pequeñas porciones de libertad sacrificadas para el bien de todos, es lo que forma la soberanía de una nación”.
“Los hombres, alejados de sus sentimientos evidentes, desean que las leyes sean crueles pero cuando están sujetos a las mismas les interesaría que fuesen moderadas por ser mayor el temor de sufrirlas que los deseos de ofenderlas”. “¿Queréis prevenir los delitos? Haced que la ilustración acompañe a la libertad”.
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