
¿QUÉ MATARÁ AL NEOLIBERALISMO?
Guilmo Barrio Salazar, desde Georgia, E.U.A.
La desigualdad global masiva está por debajo de nuestra era de malestar político-económico. El ascenso de los movimientos nacionalistas, populistas, y el titubeo de la influencia de los que abogan por un libre comercio, han creado lo que se ha denominado un neoliberalismo, que es una forma de hacer las cosas sin ningún compromiso ideológico. Por lo tanto, ¿Qué podría ser lo que le ponga fin al neoliberalismo? ¿Un movimiento de izquierda? ¿La extrema derecha? ¿La incompetencia de una clase política profesional? Y, una vez que desaparezca de los ámbitos sociales, ¿Qué lo reemplazará?
En las próximas cuatro semanas, nuestros lectores de La Ventana Ciudadana, podrán ver las opiniones de mis entrevistados, con quienes he conversado ampliamente sobre este tema. Ellos poseen unas mentes privilegiadas, que permitirá a ustedes disfrutar de sus diversos puntos de vista sobre las direcciones que urgentemente necesitamos tomar en la actualidad, no solamente en los Estados Unidos de Norteamérica, sino alrededor del mundo también.
Hoy, iniciaré presentando a JOELLE GAMBLE, quien es la directora nacional de la Red del Recinto del Instituto Roosevelt. Ella es egresada de la Universidad de California, ubicada en la ciudad de Los Ángeles. Joelle nos hablará sobre el “Populismo Que Va En Aumento” y los efectos dramáticos de la desindustrialización, la automatización, la globalización, y el crecimiento de la disparidad de la riqueza y el ingreso promedio, separado entre la raza y la religión, lo que está socavando las normas políticas, particularmente en la parte Oeste de los EE.UU.
Tanto los activistas como los académicos han vinculado todo esto con la ideología neoliberal, que es la que ha guiado a los que han tomado las decisiones durante las pasadas décadas. Esta ideología ha sido la que ha empujado ampliamente hacia una desreglamentación en las industrias más importantes, intentando resolver los problemas socio-económicos a través de una competencia de mercado y una privatización de las funciones públicas, como se ha visto en la actualidad mediante las prisiones privadas y las instituciones educativas de alta escuela.
Las ideas neoliberales fueron consideradas como de sentido común durante los años de 1980’s y los de 1990’s, cuando nunca se reconoció como una ideología. Hoy, hasta los economistas del Fondo Monetario Internacional están dispuestos a profesar la ideología del neoliberalismo. Jonathan Ostry, Prakash Loungani, y Davide Furceri escribieron en el 2016: «Los costos en términos del aumento de la inigualdad son prominentes. Tales costos resumen el intercambio entre el crecimiento y los efectos de la equidad en algunos aspectos de la agenda neoliberal».
Sabemos que el neoliberalismo hoy ha provocado unas respuestas populistas tanto en la izquierda como en la derecha. Pero, ¿Son suficientes cualesquiera de ellos para poner término a sus reglas?.
El populismo izquierdista, si está organizado, podría terminar el orden neoliberal: Como ha sido expuesto por líderes como Pramila Jayapal y Keith Ellison, el populismo de izquierda demanda un control público como también una redistribución; está a favor de las reglas, a favor del Estado, y en contra de la privatización.
Estos valores son totalmente desiguales con los pequeños gobiernos, y contra los principios que reglan el neoliberalismo. Si una agenda populista de izquierda es agresiva y es implementada exitosamente, el neoliberalismo será derrotado. La barrera para implementarla es la incapacidad que posee la izquierda para ser consistente y organizada.
El populismo en ambos lados, ya sea en la izquierda o en la derecha, ha probado una gran dificultad para organizar, y además sufren de una gran falta de liderazgo. En la izquierda, la lucha para organizarse se ha visto en las peleas de liderazgo dentro del Partido Demócrata. Los políticos y los activistas están intentando cerrar las diferencias ideológicas que existen entre la base del partido y sus líderes. Sin la suficiente confianza que les permita a los líderes formar y ejecutar un recurso con una buena estrategia, la izquierda encara tremendos obstáculos para implementar una agenda que le ponga fin a la dominación neoliberal.
Uno puede ver que el populismo de izquierda puede terminar técnicamente con el neoliberalismo. Pero, ¿Podrá hacerlo el populismo de la derecha?
El control público no es una ideología convincente para la derecha. Eso deja un gran espacio para la privatización, lo que es el pilar principal del neoliberalismo para seguir creciendo. Solamente si el nacionalismo de la derecha se transforma radicalmente en un nacionalismo autoritario (léase: facismo), su relación con el poder corporativo podría finalizar con la orden neoliberal. En los Estados Unidos de Norteamérica, esto podría significar: 1. Un congreso ilegítimo, y lo mismo con la rama judicial. 2. Un aumento en la criminalización de los activistas y de los oponentes políticos. y, 3. La nacionalización de las industrias más importantes.
El nacionalismo de la extrema derecha parece ser la astucia para obtener victorias electorales en la intersección del proteccionismo y los sentimientos xenofóbicos. Su manifestación actual, diseñada para ganarles a los votantes nativos rurales, luce como que eso estuviera en contra de las pólizas neoliberales que señalan un favoritismo hacia un libre comercio. Sin embargo, las líneas entre el nacionalismo de la extrema derecha y la derecha conservadora están empañadas, especialmente en lo que se trata con la privatización y el rol del gobierno. En esta nación, la agenda de Trump luce más como un capitalismo amigote, que las normas neoliberales más consistentes. Su administración parece estar sin deseos o ser incapaz de tomar seriamente las riendas industriales.
En sus aventuras de negocios, ya hemos visto que el estilo del nacionalismo de Trump falla en su naciente administración. La Casa Blanca está cavando los intereses de la élite republicana, lo que ha sido demostrado al rechazar la Casa de Representantes la Ley del Cuidado de la Salud Asequible, y con sus decisiones de implementar leyes de alto nivel económico con miembros de la élite financiera. La ideología nacionalista proclamada por Trump es simplemente una retórica, en vez de ser un principio de gobierno consistente.
Aunque la derecha radical en Europa está más organizada que en los EE.UU., nosotros no veremos el mismo nivel de compromiso y de incompetencia como se está viendo con la administración de Donald J. Trump.
Entonces, ¿Qué significa todo esto para el futuro del neoliberalismo, especialmente en el contexto Estadounidense? Nos indica Joelle Gamble: «Creo que hay dos futuros en los cuales se le puede poner un fin al neoliberalismo. En el primero, la izquierda decide dejar de jugar a la defensiva y organizarse con los recursos que necesita para construir un poder que se pueda mantener, rompiendo las pólizas que perpetúan el neoliberalismo norteamericano.
Esto significa activar las leyes, como por ejemplo, el cuidado de la salud universal y los estudios universitarios gratuitos, además, no permitirle a la industria privada seguir construyendo prisiones y cárceles, en vez de que sea el sistema judicial el que lo decida. En el segundo futuro, un equipo de líderes políticos que han sido envalentonados por la estrategia de la campaña de Trump, poder obtener oficinas a través de la mayoría de los medios republicanos. Ellos podrían concentrar su poder en la ejecución de una forma organizada, también nacionalizar las industrias, y criminalizar aquellas comunidades que no apoyan sus visiones patrioteras. Deberíamos esperar por el primer futuro, a pesar de que no resulte posible en este momento político que estamos viviendo. Porque ya hemos visto lo que ha ocurrido con el segundo futuro presentado aquí, a través del Siglo XX, tanto en Europa como en América latina, y no podemos volver a vivir ese contexto otra vez».
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