
Qué profunda emoción, recordar el ayer…
La partida de Charles Aznavour podría resumirse en una de sus más emblemáticas frases: “Que triste está Venecia si me faltas tú”. Además de haber sido un excepcional artista y compositor supo cantarle al amor, a la vida, a la eternidad y a la realidad social que nos rodea. Fue un referente de la música francesa en cuya maestría se resumen las melodías que han sonorizado la vida de muchos de nosotros y que nos permiten edificar el presente y el futuro. El baluarte de sus composiciones versa sobre diversos temas entre los que incluso se encuentra la inmigración, temática de la cual pensaba escribir en esta columna, pero que por el fallecimiento de este artista, y atendiendo a mi gusto por su obra creativa, he decidido contextualizar en su persona.
Aznavour tenía raíces armenias y constantemente aludía al esfuerzo que las naciones deben hacer en materia de inmigración, con la finalidad de fortalecer los vínculos humanos que toda comunidad sana y responsable debe cuidar. Además fue un hombre muy respetado por entregarnos en su música gran perfección y majestuosidad. Por develar a través de un lenguaje poético todo el entorno que nos hace ser hombres y por dialogar con la bohemia quiere decir: “tú eres joven”.
En una de sus canciones titulada L’Émigrant (El Emigrante), nos permite entender que esos hombres que vienen del otro lado del mundo, y que son discriminados por su condición de extranjeros, deberían ser acogidos por el valor edificante de sus vidas y por la forma en la cual aportan a las sociedades. Ciertamente, entendía que el sentido de las cosas está en vivir en comunidad construyendo lazos de relación con los demás seres.
Quizá por eso su música nos lleva por rutas interminables de paz y pensamiento, quizá por eso hoy, cuando su voz ya se ha apagado podemos sentarnos a estar con nosotros mismos y para reunirnos con los demás en un abrazo conjunto.
El año recién pasado tuve la oportunidad de escucharlo en el que ya fue su último concierto en el teatro Caupolicán y no he podido olvidar la reacción de la gente que me rodeaba, todos esperaban de una forma muy silenciosa hasta que el artista salió al escenario y fue recibido con un aplauso monumental, esa noche misteriosa ha quedado grabada en mi memoria. Al día siguiente, recuerdo haber leído una entrevista donde el mismo Aznavour señalaba que “nadie puede saber lo que nos va a deparar el mañana”.
Por otra parte reconozco en sus letras grandes reflexiones sobre el sentido de la vida humana y la forma en la que nos comportamos en sociedad. A veces tengo la sensación de que su música es un grito en medio de una sociedad cada vez más polarizada e indolente, en la que solo el arte nos puede salvar.
Retornando a la temática sobre la inmigración, el mismo Aznavour señalaba, que si bien es cierto que debemos acoger a los inmigrantes, estos también tienen una responsabilidad para con su misma integración en sociedad, es decir no basta con llegar a otro país, sino que además debemos buscar ser un aporte para la sociedad que nos tiende la mano.
Aznavour seguirá la ruta de tantos otros como: Edith Piaf, Gilbert Bécaud, Yves Montand, Bing Crosby y Frank Sinatra. Por lo que su vida y obra permanecerán siempre junto a todos quienes amamos la cultura. “Quién cuando ya me ausente / va a cruzar el puente / que mande a cerrar / y pondrá colores / en tus sinsabores / y te hará olvidar pronto mi pesar”.
Publicado como columna de opinión en Diario el Sur, el día jueves 04 de octubre de 2018: http://www.elsur.cl/impresa/2018/10/04/full/cuerpo-principal/2/
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