
Reflexiones de Un Enólogo
Como lo dijo Violeta, «Que pena siente el alma, cuando la suerte impía. Se opone a los deseos que anhela el corazón».
Hoy al recorrer Itata, se escuchan los lamentos de quienes están sufriendo el castigo y la traición… Los productores se sienten desprotegidos y ven las puertas abiertas, pero, en la vereda del frente.
Al recorrer los viñedos, los racimos me preguntan ¿cuándo nos cortarán?, los racimos me preguntan ¿cuándo nos cargarán al camión que nos llevará de paseo al norte a sumarle calidad a la producción de las grandes bodegas?.
…Sólo puedo contestar que este año todo está más complicado, doy palabras de consuelo y les digo que es mejor, este año no viajarán tan lejos, que la distancia no las valora y que dicen que poco valor tienen… ¡De que valor me hablan! ¿Acaso en los museos las piezas más preciadas no son las más antiguas con abundancia de patrimonio y preñadas de cultura?
En Itata este año están «robando» piezas únicas a precios irrisorios y parece a nadie importarle.
Si la ayuda no está en manos de los productores, si no hay ley que fije precios mínimos, si no hay oportunidades parejas para los históricos vinicultores de nuestro valle, entonces ya no podremos decir más «Salud!».
Así se está matando al valle pionero de la vitivinicultura chilena, que ha generado historia y tradición en nuestros campos. Así se está matando, la oportunidad que nuestros hijos y nietos conozcan y vivan esta hermosa tradición.
…Que pena siente el alma.
Hermoso, contundente y real, los poderosos controlan el mundo y la uva no se escapa.