Sorpresas que no sorprenden
El fin de semana se llevó a cabo la elección más importante de la historia, desde el retorno a la democracia. La mayoría no falló en indicar quiénes pasarían a segunda vuelta, y sorprendentemente varias encuestas estuvieron cerca de los números finales. La gran sorpresa fue la de un candidato que realizó su compaña de manera virtual, y quien no puede pisar el territorio nacional ya que quedaría con orden de arraigo; mientras que los candidatos de los conglomerados tradicionales estuvieron casi al final de esta tabla de posiciones. Comprender su fenómeno de votación no es tan complejo como parece. Casi un millón de votantes descontentos con las opciones tradicionales de los espectros políticos, empujados por una campaña volcada a su figura y a las RRSS, lo explica en parte. Seguramente, tendremos que legislar para que en el futuro, quienes vayan de candidatos/as a la presidencia o cualquier cargo de representación, hagan su campaña en Chile y que no estén en deuda con la justicia, cosa que es dada por hecho en la gran mayoría de los países, en el nuestro habrá que dejarlo por escrito.
A nivel de las parlamentarias, si bien en teoría se cumplía el 40% de representantes de un género, quienes resultaron electos corresponden en su mayoría a hombres, sólo un 22% y 35% de mujeres senadoras y diputadas respectivamente. ¿Por qué aún hay pocas mujeres parlamentarias? Desde mi punto de vista aún falta que los partidos tengan la voluntad de darle espacio a las candidatas, muchas veces van en una lista donde ya hay un claro ganador histórico, en otras palabras, invitan a candidatas solo por cumplir con la ley.
Hubo sorpresas en las parlamentarias, como la llegada de Fabiola Campillay al senado, quien iba de independiente logrando una amplia mayoría. El PDG logró llegar a la cámara de diputados con siete representantes, mientras que el partido apoyado por Cristian Contreras, logra un representante y la “Dra Cordero”, cuestionada en el pasado, también llega con un cupo como independiente de RN. Nuevos partidos, nuevas caras, quienes dejaron fuera a reconocidos candidatos/as de los partidos tradicionales.
En el Biobío, por primera vez en la región el candidato de la extrema derecha obtiene un mayor apoyo que el de la centro izquierda, y donde Parisi, con un contraproducente discurso anti político alcanzó casi un 20%. En las parlamentarias llamó la atención que la primera mayoría fuese para un candidato designado desde Santiago, quien no tiene residencia en la región y de quien dudo conozca su realidad y los problemas. Y en cuanto a género, tendremos a tres senadores y ninguna representante mujer, habiendo candidatas excelentes. En los/as diputadas, tuvimos un avance y tendremos tres diputadas de un total de ocho.
Resultados de un Chile que quiere cambios, la sociedad se cansó de los y las mismos de siempre y la señal fue fuerte y clara en la constituyente, si bien con matices de una contrarrevolución en esta última elección. Después de la batalla todes son generales, pero la lectura que no vieron quienes están en la política tradicional y que en tiempos de campaña se dedicaron a ataques personales y a no sintonizar con las demandas de la mayoría, les pasó la cuenta. Lo que preocupa es que el representante de la extrema derecha, aún con un programa débil y propenso a la exclusión haya obtenido ese nivel de apoyo en un país que hasta hace poco le dio la espalda al rechazo. Hay grandes diferencias, desde mi punto de vista, uno incluye la ciencia en su programa, cree en el cambio climático y protección de nuestros recursos naturales; mal que mal puntos relevantes frente al escenario cambiante y amenazante que vive nuestro planeta y Chile, no está ajeno a ello.
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