«La conservación es un estado de armonía entre el hombre y la tierra.»

Aldo Leopold.

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Trastornos de la Conducta Alimentaria.

Ana María Pandolfi B.

En los tiempos que corren actualmente, la juventud cuida, pero también descuida, su alimentación. Se dan en esta etapa de la vida una serie de trastornos, sea por moda, por rebelión o cualquier otro motivo – atendible  ciertamente – por los cuales los jóvenes, incluso niños menores, pasan por periodos negativos en cuanto a lo que ingieren, ya que una alimentación deficiente o excesiva complica su estado general de salud.

El momento de seleccionar los alimentos se transforma en una enfermedad; este trastorno se conoce con el nombre de “Arfid”, como lo menciona un artículo del diario El Sur , publicado el año pasado en septiembre del 2016 en la página 16. Dicha publicación se basa en la sigla del inglés para denominar el problema, la cual reza como sigue: “Avoidant/ Restrictive Food Intake Disorder”, que traducido al castellano sería más o menos  “Trastorno  de Abstinencia y Restricción en la Ingestión de Alimentos”, difundido también como TCA, es decir, “Trastornos de la Conducta Alimentaria”.

Este artículo, leído hace ya algún tiempo, nos llevó a reflexionar acerca de este tema que generalmente se presenta en los prepúberes y adolescentes, con respecto a la ingesta de alimentos. Son muchos los factores que pueden llevar a los jóvenes a ingerir un exceso de alimentos hasta llegar a la frecuente enfermedad que se llama “obesidad mórbida”, cuyo desenlace puede incluso llegar a extremos fatales, por cuanto la falla sistémica de los órganos vitales es consecuencia de esta anómala alimentación. Todos sabemos que se trata del trastorno alimentario llamado bulimia.

La antítesis de la bulimia, conocida como anorexia, se va al extremo, es decir, el sujeto se siente obeso sin serlo y, por ello, no ingiere el alimento necesario para mantenerse saludable y en un estado físico normal. Los afectados por este mal desarrollan una serie de técnicas para ocultar la comida o no ingerirla, y recurren al constante vómito como recurso para no asimilar lo poco que han tragado en presencia de terceros.

Las alteraciones de la conducta alimentaria afectan, como es de suponer, el desarrollo físico , emocional y social de los jóvenes que padecen de esta enfermedad. En los casos mencionados, los padres deben recurrir a un profesional que sea especialista en este tipo de afecciones, ya que la salud de sus hijos corre peligro, pues no se trata de la imagen que ellos proyecten, sino de su salud y normal desarrollo.

Cuando se trata de  sujetos, cuyo trastorno supera los límites de la normalidad, la persistencia del problema alimentario debe tratarse; en algunos casos, se requiere de un equipo multidisciplinario , como ser formado por psicólogos, psiquiatras, nutricionistas o nutriólogos, a fin de  poder superar las falencias y restablecer la salud del paciente – sea éste adolescente o adulto, pues en los adultos estos trastornos son más recurrentes de lo que se cree. Los efectos colaterales de la bulimia y/o anorexia son múltiples: pérdida de pelo, dientes, estado vitamínico deficiente, vale decir, desnutrición total que puede llevar a la muerte.

Si bien es cierto que existen otras alteraciones en la ingesta de alimentos, aparte de la bulimia y anorexia, no es menos cierto que éstas siempre están sujetas a alteraciones de tipo psicológico-emocional, a excepción de la antropofagia o canibalismo (consumo de carne humana), que en ciertas tribus  ancestrales se consideraba parte de rituales o, en otros casos, se ha justificado este consumo como método de  supervivencia para poder preservar la propia vida.

Menos conocidas que las alteraciones alimentarias aludidas son la escatofagia , proveniente del latín científico “scatophagia” que significa “que come excrementos” (Diccionario de la Lengua Española, 2014, pág. 928) y la coprofagia que vendría a ser un sinónimo del término antes mencionado, desglosado como híbrido del griego “kópros” = ‘excremento’ y “-fagia” del latín y que también significa “ingestión de excrementos” (Diccionario de la DRAE, 2014, pág. 632.

Por otra parte, no debemos omitir mencionar ciertas adicciones alimentarias, nocivas para la salud , como por ejemplo, la ingestión excesiva y compulsiva de dulces y chocolates que ha dado origen a un neologismo léxico, como es “chocohólico, formada a semejanza de “alcohólico” – adicto al alcohol. “Chocohólico” sería, a nuestro entender, un híbrido, puesto que la palabra “chocolate” proviene del náhuatl “xoco” que es “amargo” y “atl” que quiere decir “agua” en el mismo idioma azteca.

Muchas personas  son amigos de la carne; otros, sin embargo, la rechazan como parte de su dieta alimentaria y tenemos una serie de términos que se refieren exclusivamente a la ingesta de vegetales, frutas , semillas, frutos secos o similares, por ejemplo, los vegetarianos, veganos, macrobióticos entre otras tendencias que pueden ponerse de moda a futuro. Éstos sólo comen los alimentos mencionados y rechazan  todo aquello que tiene origen animal. Los macrobióticos consideran que las semillas, granos y semejantes implican una alimentación más sana . En fin, ¿quién tendrá la razón? Sin favorecer o desmerecer a ninguna de esta tendencias, es vasta la tentación alimentaria que nos ofrece el entorno comercial en el que vivimos y, al momento de adquirir nuestros alimentos, sólo nos resta recomendar mesura y precaución en nuestras compras, porque es propio creer en la máxima latina que dice “Mens sana in corpore sano”

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1 Comentario en Trastornos de la Conducta Alimentaria.

  1. Gran Tema, el que debería enfrentarse desde la niñez…
    Educar en nutrición debe ser compromiso de estado.
    Muy buen artículo Ana María.

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