Yo y mi circunstancia
Una pandemia no parecía ser algo que pensáramos como posible. Aún cuando en muchas oportunidades pudiéramos imaginar algunas situaciones absurdas como: ¿Qué sucedería si se acabara el oxígeno en el planeta? Y ¿Quiénes sobrevivirían a tal tragedia? Al respecto especulé que pudiera haber algunos sobrevivientes a tal calamidad, por poseer alguna tecnología superior. Sin embargo ¿Será que esto podría ser posible?
Hay que precisar que a menudo estamos dando cabida a diversas teorías, pero ninguna, por muy ingeniosa que fuera, podría haberse equiparado a lo que estamos viviendo en estos días. En palabras de Cicerón: “No hay duda de que todo aquello que consideramos un mal, se hace más grave si sobreviene repentinamente” (Filósofo Romano 106 a.C – 43 a.C).
Es decir, estamos frente al límite de lo pensable, pues hemos tenido que abandonar nuestras prácticas cotidianas, en las que beber un café en algún lugar concurrido de la ciudad parecía una tarea sencilla. Hoy, sin embargo, estamos aprendiendo a vivir de modo más austero, limitando nuestra forma de movernos en el entorno, haciendo que resulte hasta extraño y singular nuestro día a día.
Es así como mientras miraba por la ventana de mi departamento, me puse a pensar en lo que hacían algunos vecinos de una torre contigua, esto me hizo recordar el clásico film “La ventana indiscreta” (Hitchcock, 1954). En esta película, un sujeto imposibilitado de moverse, comienza a observar a sus vecinos- cuestión que siempre me pareció curiosa- pero que jamás pensé viviría en carne propia. Es así como podemos ser testigos de una realidad que avanza, pero que parece confusa, enrarecida y llena de matices.
Ahora bien ¿Cómo enfrentamos la pandemia? ¿Qué mecanismos nos permitirán avanzar? Una pandemia como la nuestra resulta del todo indiscreta, esto porque equivale a una conexión con lo absurdo; con lo equívoco de asumir que lo que creíamos seguro ya no lo será por un lapso. Es así como lo único que nos queda, es aferrarnos al pasado para volver a dar sentido a lo que somos.
José Ortega y Gasset, filósofo español (1883-1955) afirma: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”. Del mismo modo nos encontramos hoy intentando sobreponernos a la adversidad, asumiendo que no podemos separarnos del medio próximo que nos rodea, vale decir el modo en que vivimos y nuestro Yo interior. Si bien es cierto que las circunstancias son complejas, no podemos eludirlas, pues lo queramos o no estamos condicionados por nuestras limitaciones y libertades humanas.
El camino que nos queda por recorrer será arduo y complejo, tendremos que aprender a valorar lo que tenemos y a dejar de anhelar lo que no resulte necesario. La tarea fundamental será que podamos volver a vivir conscientemente, asumiendo que las cosas que enfrentamos hoy pueden constituir valiosas experiencias para el mañana. “En última instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea y cumplir las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo”. (Viktor Frankl, psiquiatra austriaco, padre de la logoterapia, 1905-1997).
Solo de este modo lograremos entender de forma más sensata ¿Qué nos sucede? ¿Por qué nos sucede? y ¿Para qué nos sucede? Preguntas que la mayoría de nosotros nos hemos formulado en estos tiempos, como una forma de entender el significado de nuestra existencia.
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