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Aclarando algunas cosas respecto de las supuestas bondades del actual modelo forestal vigente

Alberto Peña Cornejo

Ingeniero Forestal. Universidad de Chile.



Fotografía: @mimicavalerie_photo

A modo de prefacio, valga señalar que este artículo surge a raíz de la respuesta que el señor Director Ejecutivo de CONAF, a través de una “carta al director”, hizo llegar a un medio de comunicación el 4 de mayo recién pasado, a propósito  de una publicación anterior en el mismo medio[i].

Desarrollo

Si el conocimiento científico se hubiese estancado, seguramente seguiríamos midiendo y valorando los bosques según su capacidad de sólo producir madera; sin embargo ya hace varios años que se sabe mucho más; por lo pronto Alexander von Humboldt lo señalaba con toda su elocuencia hace 220 años, cuando analizó las causas del desecamiento del lago Valencia en el valle de Aragua[ii], confirmando que el reemplazo de los bosques naturales por monocultivos -de anís en ese caso-, estaba como la principal causa subyacente.

Con las definiciones ocurre algo similar: ellas evolucionan al ritmo de los nuevos conocimientos; es decir, lo que ayer se definía de una manera, hoy perfectamente puede ser modificado, integrando los nuevos conocimientos. Por ejemplo, hasta el día anterior a aquel que en 1997 se dio a conocer los resultados del Catastro del Bosque Nativo, las estadísticas oficiales señalaban que en Chile existían sólo 7,5 millones de hectáreas de bosque nativo -y claro- sólo se consideraba como Bosque Nativo al bosque productor de madera; sin embargo al actualizar la definición de Bosque, dicha cifra prácticamente se duplicó, no por arte de magia, sino simplemente porque se tenía que usar una mejor definición que considerara la efectiva multiplicidad de las funciones de un bosque y no solamente la exclusiva de producción de madera.

El conocimiento que hoy aporta la ciencia forestal permite distinguir muy bien lo que es y no es un bosque; por lo pronto llama la atención que el Director Ejecutivo de la CONAF tenga que recurrir a la definición de la RAE para intentar demostrar que una plantación de árboles es un bosque, olvidando que el DL 701, en su artículo 2º establece que un bosque es «un sitio poblado con formaciones vegetales en las que predominan los árboles… “y, por tanto, al tratarse de una formación vegetal[iii], se puede fácilmente inferir que ella es pluri-estratificada y multi-específica. Es decir, un ecosistema vegetal, para cuyas especies acompañantes la definición de la RAE simplifica sólo con la palabra “mata”. De allí a asegurar que, por tal definición –la de la RAE-, una plantación es un bosque, representa un salto conceptual arriesgado y simplista, casi del mismo modo como si se quisiera homologar una pradera natural con un cultivo de lechugas.

Es tal la diferencia que existe entre un bosque natural y una plantación que FAO tuvo que crear la eufemística definición de “bosques plantados”, para distinguirlos de los bosques naturales. Los ingenieros forestales deberíamos tener claridad acerca de las categorías y definiciones modernas y no quedarnos con vocablos que la ciencia ha superado hace rato.

Luego el director de la CONAF hace una defensa cerrada de los Planes de Manejo actualmente en uso, los que, a su juicio, constituirían la herramienta suficiente para asegurar la mitigación de impactos ambientales; en primer lugar habría que señalar que una mitigación, entendida en el contexto del proceso de evaluación de impactos ambientales, corresponde a aquellas medidas destinadas a evitar o disminuir los efectos adversos de un proyecto o una actividad, sobre el medio ambiente y ese rol lo estarían cumpliendo a cabalidad el Plan de Manejo, aspecto por lo demás discutible sobre todo si consideramos en plenitud la definición de medio ambiente establecida en literal ll) del artículo 2º de la Ley de Bases del Medio Ambiente[iv].

Sin embargo, ya en el libro Hacia un Nuevo Modelo Forestal publicado en el año 2011[v] por la AIFBN (Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo), se identificaban fuertes déficits del modelo de plantaciones forestales en los ámbitos políticos, sociales, económicos y ambientales, con lo cual se percibía con claridad que se estaba frente a un nítido sistema de “acumulación por desposesión[vi]”, como califica el geógrafo David Harvey a este tipo de enclaves, y por tanto, no se visualizaba tan claramente que los Planes de Manejo estuvieran cumpliendo el rol de herramientas de “mitigación”, como señala el director de la CONAF.

De hecho, se reconocían como impactos ambientales, entre otros, la sustitución de bosque nativo (aspecto que aún continua, como hemos visto en el caso Paltos[vii]); el uso de la tala rasa como factor determinante en la reactivación de procesos de erosión contenida temporalmente por las plantaciones, y acrecentados por sus cada vez más cortos periodos de rotación, dejando los suelos expuestos; la eliminación de “malezas” (léase, los otros estratos vegetacionales) no solo disminuía sino eliminaba la escasa biodiversidad; la contaminación de aguas asociadas a sus procesos industriales; la concentración territorial generando condiciones de enclaves y dependencia que  deviene en bajos Índices de Desarrollo Humano en las denominadas “comunas forestales[viii], los conflictos por desposesión de las tierras ancestrales, o tan sólo por tierras ocupadas que contaban con títulos de merced, son factores que se retroalimentan ya que han confinado a las comunidades, mapuche y no mapuche, a porciones del territorio, tal como desde el año 1983 se venía identificando  con toda claridad[ix]; este conjunto de situaciones contribuía a incrementar la pérdida de diversidad cultural y económica.

Otros efectos medidos y verificables, corresponden al deterioro de los caminos rurales, los impactos sobre el paisaje al uniformizarlo, mientras que el uso de pesticidas y herbicidas no sólo afecta la flora y la fauna sino también a las comunidades de personas. Durante estos años, las empresas han procurado revertir estas situaciones a través de acciones más parecidas a procesos de “compra de licencia social” que de medidas efectivas; incluso hoy se ufanan de que sus productos cuenta con la Certificación del FSC, sin tomar en cuenta que en Europa tal sello ya no cuenta con la confianza inicial de los compradores, habida cuenta de la serie de denuncias que lo están invalidando[x].

Al igual que muchos, el Director Ejecutivo de la CONAF alaba las plantaciones en cuanto, a su juicio (y el de varios más), constituirían la principal herramienta para mitigar los efectos del Cambio Climático ya que capturarían en forma eficiente el CO2, dejando de lado que la captura es sólo la primera parte de la ecuación y el aporte sería tal si las plantaciones se transformaran en reservorios del CO2 capturado.

El director parece desconocer que las plantaciones forestales comerciales tardan años en ser acumuladoras netas de Carbono; en los primeros años emiten Carbono por la eliminación de vegetación competidora, uso de fertilizantes y por las altas emisiones de la cadena de producción maderera, por lo que su mayor aporte a la fijación recién la hacen muchos años después de plantadas[xi][xii]. Y entonces son cortadas, eliminando de golpe su contribución. Para cumplir con el almacenaje que la urgencia climática requiere, deberían permanecer muchos años más en pie que el tiempo actual de rotación.

También parece desconocer que no se puede establecer en pocos años todas las plantaciones que la urgencia climática requiere, pues hay un límite anual en la capacidad de establecerlas; esto alarga aún más el período de almacenar un volumen significativo de CO2 con plantaciones y ya no hay tiempo para ello.  Para cumplir con las grandes cifras anunciadas como contribución nacional, entre 3 y 3,4 millones de toneladas de CO2 fijadas cada año, habría que lograr un incremento anual de biomasa entre 1,8 y 2 millones de toneladas por encima de lo que se quema, se cosecha legalmente o se corta y deteriora al margen de la ley. Esto es muy difícil de lograr con plantaciones, si se observa que los compromisos adquiridos por Chile hace una década (COP10), como el de restaurar para 2020 el 15% de sus ecosistemas degradados, prácticamente no se han cumplido[xiii].

Adicionalmente, en el Seminario Forestación y Cambio Climático. Los Desafíos de Chile en la Antesala de la COP 25[xiv], que organizó el Colegio de Ingenieros Forestales (CIFAG) el 13 de septiembre de 2019, en la presentación del entonces Jefe Unidad Cambio Climático y Servicios Ambientales, CONAF, denominada “La forestación como estrategia global de combate contra el cambio climático”, puede observarse en la lámina 17 que el aporte al balance neto de las plantaciones es prácticamente insignificante; mientras que ya en la lámina 16 se podía verificar que sólo considerando los Renovales y, el BN presente en Parques y Reservas, el aporte es de 98,7%, ya que las talas rasas de las Plantaciones expulsan el CO2 almacenado, tal como muestra en naranja esa lámina.

El director de la CONAF cierra esta parte de su carta, haciendo la comparación con el estado de erosión que provocó el cultivo del trigo en el otrora denominado “Granero de Chile”, cuando en realidad las plantaciones vinieron a reemplazar un monocultivo por otro, donde ahora el “Rey de la agricultura” o el “Conquistador de la Araucanía” ya no es José Bunster -que se apropió prácticamente de toda la provincia del Malleco-; hoy día son las megaempresas forestales las que cumplen el mismo rol, pero revestidas de un maquillaje de modernidad que no logra convencer del todo a la sociedad chilena.

Respecto de la pregunta que se hace el director y que luego argumenta, por el rol del abastecimiento de madera de pino para reconstrucción luego del terremoto de 1960, olvida que tal aporte tuvo como contrapartida un gran negocio para los dueños de plantaciones, de aserraderos y barracas, y no un sentido de caridad ni mucho menos. Oportunidad facilitada por la escasez, casi desaparición, de las maderas nativas de bosques fuertemente explotados y cosechados mediante floreo extractivo y sin “rendimiento sostenido”, concepto teórico no practicado en esos años, y escasamente hoy día.

Con respecto al subsidio a las plantaciones cabe preguntarse si el director ha leído el estudio de evaluación de la aplicación del DL 701 el Estudio[xv], que consta de 140 páginas más otras 85 de Anexos, donde se señala que entre 1931 y 1974, sin vigencia de DL 701, en Chile se habían plantado 580.813 ha y no las 300.000 ha que la autoridad después del golpe de estado indicaba como cifra oficial.

Además, el estudio señala algo muy importante: el 65% de las plantaciones no justificaron la aplicación del subsidio ya que, o bien el subsidio no era necesario para plantaciones dentro del radio de abastecimiento de las plantas de celulosa o aserrío, rentables por sí solas, o bien, por estar muy alejadas de los centros de consumo, con muy bajos rendimientos y que ni con subsidio eran rentables  (caso más típico: las plantaciones de las Regiones V, VI y parte importante del norte de la VII Región, similar a la que hoy CORMA fija al río Mataquito como límite norte comercial de plantaciones rentables, por las sequías del cambio climático). Concluye: sólo un 35% de las plantaciones debió haber sido subsidiado[xvi].

El director tampoco menciona que la evaluación financiera del DL 701 del estudio, al considerar los valores sociales de producción, se obtuvo un logro insuficiente en cuatro de las seis Regiones analizadas; en efecto, la evaluación resultó negativa en las Regiones V, VI, VII y X por sus bajos rendimientos y sólo fue positiva en la VIII y IX, con mejores Índices de Sitio, resultando en un promedio nacional negativo.

El Total Nacional de las “Externalidades[xvii] fue positivo ya que se consideró la contención de la erosión como un estado permanente del suelo, lo cual, como se sabe, no es permanente, porque las sucesivas talas rasas reactivan los procesos erosivos y la compactación del suelo.

Por último, la aseveración que hace el director: “… De acuerdo a estudios, no más de 8,7% de la superficie plantada se estableció en terrenos predominantemente de matorrales o renovales de escaso valor”, tampoco es válida ya que según el estudio de evaluación del DL 701, al menos un equivalente al 10% de las plantaciones bonificadas se establecieron en sectores con bosque nativo[xviii] y no con “matorrales o renovales de escaso valor”, como peyorativamente se refiere a los otros componentes del elenco de especies, en una época en que no existía el catastro vegetacional, y lo que entonces se definía como renovales de escaso valor, ya no se clasifica así, lo que implica reconocer el desconocimiento con que a menudo fue afectado el territorio.

Hoy cuando ha concluido la definición de la Asamblea Constituyente y sus integrantes, los que mayoritariamente tienen visiones modernas y preocupaciones socio-ambientales, las autoridades deberían tener mayor cuidado y respeto en las aseveraciones que se acostumbraron a hacer y, a la vez, considerar que la sociedad chilena hace muchos años que viene demandando un cambio de modelo; y, en el sector forestal viene alzándose voces desde los años ‘80, cuestionando el modelo forestal. En este contexto es que la AIFBN publicó en diciembre de 2019 su libro CHILE NECESITA UN NUEVO MODELO FORESTAL. Ante los desafíos climáticos, sociales y ambientales[xix]. El cuadro siguiente sintetiza las diferencias entre el modelo vigente y el modelo requerido.

Modelo Actual UnidimensionalNuevo Modelo Multidimensional
PlantacionesBosques nativos o mixtos
MonocultivosCultivos múltiples
Concentración de recursosDistribución de recursos
Uso exclusivo y excluyente del sueloUso múltiple del suelo
Decisiones en base a rentabilidadDecisiones en base a buen vivir
Economía vertical reportando a financistasEconomía horizontal reportando a localidad
Relaciones individuales con Estado y mercadoRelaciones asociativas con Estado y mercado
Estado oferente de instrumentos a individuosEstado procesador de demandas colectivas
Seguridad[xx] decreciente de personas y comunidadesSeguridad creciente de personas y comunidades
Aumento de la vulnerabilidad y riesgosDisminución de vulnerabilidad y riesgos
Asociatividad ausenteAsociatividad fuerte

[i] https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/cartas/2021/05/04/respuesta-a-opinion-seguir-subsidiando-las-plantaciones-hasta-cuando/     A propósito de https://www.elmostrador.cl/destacado/2021/04/20/seguir-subsidiando-las-plantaciones-forestales-hasta-cuando/

[ii] Andrea Wulf. La invención de la Naturaleza. El Nuevo Mundo de Alexander von Humboldt. Penguin Random House. Segunda Edición en Chile. 2018, p. 85.

[iii]De acuerdo a la definición adoptada por Gajardo (1994), Formación Vegetal corresponde a una agrupación de una o más comunidades vegetales que pueden ser delimitadas en la naturaleza en función de las formas de vida dominantes y del modo en que éstas ocupan el espacio”. Ver en:

http://www.gep.uchile.cl/Publicaciones/Manual%20de%20M%C3%A9todos%20y%20Criterios%20para%20la%20Evaluaci%C3%B3n%20y%20Monitoreo%20%20de%20la%20Flora%20y%20la%20Vegetaci%C3%B3n.pdf

[iv]Medio Ambiente: el sistema global constituido por elementos naturales y artificiales de naturaleza física, química o biológica, socioculturales y sus interacciones, en permanente modificación por la acción humana o natural y que rige y condiciona la existencia y desarrollo de la vida en sus múltiples manifestaciones”.

[v] https://bosquenativo.cl/nuevo-modelo-forestal/2011-hacia-un-nuevo-modelo-forestal/

[vi] https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-73562010000200008

[vii] https://laderasur.com/estapasando/corte-suprema-confirma-ilegalidad-de-planes-de-manejo-para-tala-de-bosque-nativo-con-fines-agricolas-aprobados-desde-2008/

[viii] https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2013/01/09/el-indice-de-desarrollo-humano-y-el-sector-forestal-chileno/ Es necesario señalar también que frente a estas impugnaciones, la Gerencia Forestal de CONAF publicó en marzo de 2014 el estudio PLANTACIONES Y POBREZA EN COMUNAS FORESTALES (https://www.conaf.cl/wp-content/files_mf/1395859632PlantacionesyPobrezaenComunasForestales.pdf visitado el 19.05.2021). A través de este estudio, enfocado sólo en la pobreza y no en el conjunto de variables que incluye el índice de Desarrollo Humano, CONAF pretendió desvirtuar las impugnaciones. Sin embargo en el propio estudio encargado por CONAF, en su capítulo de Conclusiones puede observarse que, a pesar de sólo analizar la relación entre pobreza y extensión de las plantaciones, los autores señalan los siguiente: “Para el conjunto de las regiones consideradas no se observa una relación en que pudiera asociarse el comportamiento de las plantaciones como variable independiente respecto de la pobreza o de los flujos migratorios rural-urbanos, entendidos como variables dependientes. Sin embargo, esta visión general se modifica al analizar de manera más específica lo que ocurre en las regiones…”. También son muy interesantes las entrevistas e historias de vida consignadas en el estudio que justamente, cuando se trata de habitantes y no de empresas, refuerzan la modificación de la aparente no relación. Habría sido interesante que dicho estudio analizara todas las variables que incluye el índice de Desarrollo Humano y no solamente la pobreza, misma que no es totalmente desalineada del factor plantaciones. Un aspecto interesante es la referencia de los empresarios al hecho de estarse certificando tal si fuera una gran cosa, mientras se venía incubando una fuerte crítica a la credibilidad de dichos procesos.

[ix] Cruz, María y Rivera, Rigoberto. LA REALIDAD FORESTAL CHILENA. GIA (Grupo de Investigaciones Agrarias) Academia de Humanismo Cristiano. Diciembre 1983. 138 p.

[x]   https://www.dw.com/es/la-explotaci%C3%B3n-de-la-selva-virgen-puede-una-etiqueta-ecol%C3%B3gica-frenar-la-industria-forestal/av-49725950 

[xi] Según Nature, en promedio, los bosques naturales son 6 veces más eficientes que el cultivo agroforestal y 40 veces más eficientes que las plantaciones para almacenar CO2. Ver: Regenerate natural forests to store carbon. Plans to triple the area of plantations will not meet 1.5°C climate goals. New natural forests can, argue Simon L. Lewis, Charlotte E. Wheeler and colleagues.

[xii] Otros estudios confirman que las plantaciones almacenan menos CO2. Según un estudio realizado por Stephenson, N.L. et al (Nature 507, 90-93, 06 March 2014), la tasa de acumulación de CO2 en los árboles aumenta con el tamaño y la edad (se midieron más de 600.000 árboles de 403 especies templadas y tropicales diferentes de todos los continentes). Los árboles longevos de bosques naturales no sólo son reservorios de CO2 sino que también fijan activamente grandes cantidades de CO2 en comparación con árboles más jóvenes, lo que no ocurre en plantaciones forestales de ciclo corto, ya que son taladas antes de alcanzar su mayor tasa de almacenaje.

[xiii] Bannister J, R. Vargas, J. F. Ovalle, M. Acevedo, A. Fuentes-Ramírez, P. Donoso, A. Promis, C. Smith-Ramírez. 2018. Major bottlenecks for restoration of natural forests in southern Chile. Restoration Ecology 26:1039-1044.

[xiv]   https://cifag.cl/seminario-forestacion-y-cambio-climatico-los-desafios-de-chile-en-la-antesala-de-la-cop25/

[xv] Evaluación de resultados de la aplicación del DL 701 de 1974. Ministerio de Agricultura. CONAF. 1998. 225 p. 

[xvi] El estudio considera el periodo de 1975 a 1995 y contabiliza 800.000 ha subsidiadas, de las cuales 727.000 ha corresponden a Pino Radiata y 73.000 ha a Eucalipto. En el mismo periodo se plantaron, sin subsidio, 723.695 ha de Pino Radiata y 170.740 ha de Eucalipto, es decir, 894.435 ha plantadas sin subsidio en el mismo periodo (Fuente: Cuadros A1.1 y Cuadro A1.3 para Pino Radiata; Cuadro A7.1 y Cuadro A7.2 para Eucalipto; en “Evaluación de resultados de la aplicación del D.L.701 de 1974”. Ministerio de Agricultura. CONAF. 1998. 225 p.)

[xvii] Como externalidad positiva se consideró la contención de la erosión, y como negativa la sustitución de bosque nativo, la cual, de acuerdo al estudio y para los criterios definidos, alcanzó 80.619 ha (Fuente: Anexo C7 en Evaluación de resultados de la aplicación del DL 701 de 1974. Ministerio de Agricultura. CONAF. 1998. 225 p.)

[xviii] De hecho el estudio Evaluación de resultados de la aplicación del DL 701 de 1974, consigna en el Anexo C7 que, para los criterios allí definidos, se sustituyeron 80.619 ha.

[xix] https://lom.cl/products/chile-necesita-un-nuevo-modelo-forestal-ante-los-desafios-climaticos-sociales-y-ambientales

[xx] Tal como ha sido planteado con claridad en el libro CHILE NECESITA UN NUEVO MODELO FORESTAL, la Seguridad Nacional es un concepto mucho más amplio que la sesgada interpretación que la constriñe sólo a sus aspectos policiales. Hoy la Seguridad Nacional implica fundamentalmente aspectos de seguridad ambiental, seguridad alimentaria, seguridad hídrica, seguridad social, etc.

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1 Comentario en Aclarando algunas cosas respecto de las supuestas bondades del actual modelo forestal vigente

  1. Buen artículo. Las malas prácticas y las explicaciones torvas y tortuosas para justificarlas han sido perfecta y claramente respondidas por el vice presidente de la AIFBN.

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