
Chutas! Se nos vino Marzo.
René Fuentealba Prado, abogado.
El mes de Marzo ha sido históricamente un mes traumático para los chilenos. Cuando aún los esforzados compatriotas no se recuperan del stress post vacacional producido por el pago de los gastos veraniegos aparecen en el horizonte los uniformes y utensilios escolares, las matrículas y los aranceles, las cuotas de las tarjetas de crédito y las mil y una cuentas que fueron postergadas precisamente para hacer posible el relajo. Felizmente, ante tanta angustia siempre está presente “nuestro banco” para tendernos su mano amiga. Asimismo, el ciclo político que se vislumbraba en lontananza ahora, a partir de Marzo, está ahí, a la vuelta de la esquina.
1919
Los hechos (¿qué duda cabe?) se precipitarán. Si bien faltan varios meses para las elecciones de Presidente, parlamentarios y gobernadores regionales, el proceso de reclutamiento y designación de postulantes se acelerará a paso forzado. Por ahora, hay dos precandidatos que corren con ventaja pues son los únicos que han sido oficialmente proclamados como tales. El único problema es que perfectamente puede suceder que al día D, los partidos que respectivamente los proclamaron, ya no existan por no alcanzar la cifra legal de militantes afiliados. Sería lamentablemente.
Para los ciudadanos que tienen la mala costumbre de quejarse y de proclamar que ninguno de los candidatos les agrada y representa, hay una muy buena noticia: el espectro es muy amplio. Salvo que se nos escape algún nombre, están en carpeta: Fernando Atria, Carolina Canelo, Carolina Goic, Marco Antonio Enríquez-Ominami, Alejandro Guillier, José Miguel Inzulza, José Antonio Kast, Miguel Kast, Ricardo Lagos, Manuel José Ossandón, Sebastián Piñera y, atentos a lo que suceda, Francisco Chahuán, Alberto Espina, Francisco Huenchumilla, Tomás Jocelyn Holt (que aspira a subir el 0,39% de su última postulación), Roxana Miranda, Alejandro Navarro, Franco Parisi y…………………..(espacio para agregar cualquier otro nombre de preferencia del lector). Varios de ellos se han autoproclamado, lo que no es manera alguna criticable pues lo permite la democracia y la legislación vigente.
Unos pocos son conocidos por su pasado político y funcionario. Otros pocos, por su trayectoria (buena o mala) parlamentaria. Otros tantos, por sus anteriores aventuras electorales y los más por sus cuñas televisivas. Resulta absolutamente impropio, y no queremos caer en ello, cuestionar a los eventuales postulantes con frases como la de la ex primera dama Luisa Durán quien afirmara en una entrevista que “en Chile cualquiera se siente con el derecho de ser candidato a la presidencia”. No, señora. Eso no se dice. Se piensa, pero no se dice.
Se ve bastante difícil que aparezcan nuevos nombres, así que los ciudadanos tendremos que elegir lo mejor posible “dentro de lo que hay”. Por consiguiente, a partir de los próximos días la responsabilidad será nuestra. Para que podamos ejercer de la mejor forma nuestro derecho a optar, recomendable sería trabajar en la elaboración de un cuestionario que nos ayude a atinar, a discernir adecuadamente.
Uno de los problemas que el elector deberá resolver radica en si prefiere un presidente que procure ante todo el crecimiento económico y por consiguiente que favorezca el fomento de la actividad empresarial para que a su través se genere inversión y puestos de trabajo lo que a la larga redundaría en mejores salarios, o si su preferencia apunta a un gobernante que privilegie el rol estatal en la orientación de la economía de tal forma que el crecimiento implique desarrollo en todos sus aspectos con énfasis en los sectores más vulnerables de la sociedad. Por supuesto que entre ambas posibilidades hay soluciones intermedias.
Ahora bien, un elector que tiene plena conciencia de lo que implica su decisión, si bien puede tener una cierta inclinación o tendencia por alguna de las opciones antedichas, si quiere actuar racionalmente deberá, de inmediato, preguntarse cuál es el nombre que más se aproxima a su querer y si ese nombre tiene o no las aptitudes necesarias como para concretarlo, lo que implica capacidad de liderazgo político, de gestión, de manejo general de la economía, etc.
En esta primera aproximación, mediante la cual pretendemos invitar a compartir una reflexión sobre temas importantes, debe quedarnos muy en claro que el voluntarismo no basta. Si los propósitos no los acompañamos con una buena dosis de realismo, la situación derivará, más temprano que tarde, en descontento y frustración.
De lo dicho, podemos deducir que quien estará más cerca de conquistar nuestra confianza será aquel que sea capaz de hablarnos con la verdad, incluso anunciando medidas impopulares pero que se consideran indispensables para la edificación de un futuro sólido pero justo. Los tiempos de la promesa fácil deberán dejar paso a un mensaje que nos llame al trabajo, a la sobriedad de vida, a la solidaridad. Política y electoralmente ello resulta poco simpático pero parece que llegó la hora de ser honestos y consecuentes.
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