COMBATIR EL LUMPEN
El martes y miércoles hubo en Chile mucha gente que salió a las calles, recordando las manifestaciones de tres años atrás. La verdad que es bueno recordar hitos sociales de importancia, como la revuelta aquella que marcó el inicio de un proceso de cambios más que necesario en nuestro país.
Las manifestaciones de esta semana fueron calificadas por algunos como “celebración”, otros hablaron de “conmemoración”. Me quedo con el último término, porque en aquellos días no sólo hubo muertes y heridos graves, sino que hubo también destrozos y saqueos en comercios e instituciones, así como violaciones a los derechos humanos. En las diversas marchas, nacidas en tono pacífico producto de la mala situación general, se infiltraron violentistas ultras y delincuentes habituales que se aprovecharon del momento y saquearon y robaron por todos lados.
Este año, esas tales acciones fueron menores porque la gente está cansada de la violencia indiscriminada en las calles, provocada por bandas organizadas que se dedican al saqueo, a la destrucción, aprovechándose de estas manifestaciones callejeras. Y hubo miedo en la gente provocado por la campaña que se orquestó desde los grandes medios de comunicación de alcance nacional, que utilizan estos hechos delictivos como “atractivo” para vender noticias y, además, con finalidades políticas muy definidas.
Las manifestaciones realizadas en las grandes ciudades siguen siendo pacíficas, con un carácter reivindicativo de avanzar en los cambios que Chile necesita. Sin embargo, vuelven a surgir las bandas violentistas que se escudan en la gente para provocar incidentes mayores y violencia indiscriminada.
No es posible que sigamos mirando cómo el lumpen anarquista nos sigue horadando y desprestigiando la democracia. Como señalamos antes, dentro de estas bandas que se escudan en un anarquismo trasnochado, se infiltran vulgares delincuentes y muchos traficantes de droga. Entonces se da una circunstancia preocupante, puesto que los ultras de la política se unen a los saqueadores, ladrones, traficantes.
Este año lo dijo claramente un emprendedor farmacéutico que vio cómo destruían su pequeño negocio, junto a otros tres locales ubicados en las cercanías del lugar donde se realizan estas manifestaciones. Y agregó que tenían múltiples grabaciones de los atacantes y que las ponen a disposición de la policía, pero que no hace nada por detenerlos. Incluso llegó a decir que “el Estado nos abandonó”, porque habiendo tantos documentos probatorios, la policía todavía no los detiene.
Señaló está víctima de aquellos delincuentes que, en los momentos que rompían candados y puertas para saquear, interrogaron con violencia al químico de la farmacia preguntando por dónde se encontraban los psicotrópicos y alucinógenos. Este tipo de medicamento también es utilizado por los drogadictos para satisfacer sus necesidades..
Denunció el dueño de la farmacia destruida que, ante sus gritos y protestas por lo que estaban haciendo, un niños encapuchado, de no más de 15 o 16 años, le gritó: “Tranquilo viejo, que este local ya está pillado”. O sea, estos delincuentes elaboran un listado con los comercios que van a saquear, los identifican y los estudian. Luego, llevan las herramientas necesarias para descerrajar los candados y para romper las puertas.
Los comerciantes afectados también han tomado sus medidas y, además de instalar cámaras en sus locales y en los accesos, tienen diverso material de información que ponen a disposición de la policía. Ojalá ésta haga su trabajo con efectividad y celeridad, en tanto que los jueces apliquen todo el rigor de la ley con el fin de recuperar la tranquilidad deseada.
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