«El mayor problema ecológico es la ilusión de que estamos separados de la naturaleza.»

Alan Watts.

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EDITORIAL. El sentido de la democracia.

Equipo laventanaciudadana.cl

Periodismo ciudadano.

Tras el derrumbe de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, un reputado académico y politólogo coreano -alemán planteó que habíamos llegado “al fin de la historia”. Frustrado el delirio onírico de Nikita Jruschov que pocos años antes había proclamado eufórico que el mundo viviría “en el socialismo”, ahora se indicaba que la historia del hombre sobre la tierra había alcanzado una etapa conclusiva caracterizada por el triunfo definitivo de la democracia liberal en lo político y del capitalismo en lo económico. Solo una década más tarde, el mismo cientista social, confrontando sus teorías con la dureza implacable de la realidad, se desdecía alertado por las vicisitudes que ponían en entredicho los dos elementos claves en que sustentaba sus afirmaciones.

El capitalismo industrial y productivo, que había sido el gran promotor del progreso planetario implicando en pocas décadas avances tecnológicos insospechados, enfrentaba profundas crisis y sus entrañas iban siendo carcomidas por un capitalismo financiero que hacía caso omiso de los principios básicos del sistema, o por el surgimiento de un modelo paradojal de capitalismo de Estado.

Por su lado, la democracia liberal, que pese a todas sus limitantes e imperfecciones había logrado consolidarse en numerosos países, ha ido viendo desaparecer sus valores, subsumidos en las cínicas “democracias con apellidos” o simplemente atropellados por dictaduras locales o por el renacer de experiencias facistas. 

La democracia es un orden social construido por todos los miembros de una comunidad y tiene como principio natural el reconocimiento y respeto de los derechos humanos.

Las normas que la rigen deben ser vividas, cumplidas y protegidas por los mismos sujetos que, directamente o por medio de sus representantes, las han elaborados.

Al tratarse de una comunidad de “hombres y mujeres libres”, el régimen democrático está condenado a vivir siempre en la incertidumbre y expuesto al riesgo, positivo o negativo, del cambio. Las sociedades humanas, en buenas cuentas, son organismos vivos y, por lo tanto, necesitan estar permanentemente adaptándose a los desafíos que le plantea el medio en que se desarrollan. A la democracia corresponde determinar el cuadro en que debe desenvolverse el debate conducente a la superación de cada conflicto de tal manera que la confrontación sirva para enriquecer la convivencia comunitaria y no para destruirla. La tolerancia a las dictaduras, que muchas veces se da en ciertos sectores de la población, importa o la aceptación de un régimen de fuerza que proteja intereses individuales o grupales o la renuncia de las personas a su deber de asumir responsabilidades, evadiendo la necesidad de analizar, debatir y decidir.

Por definición, un régimen democrático no puede asumir verdades y definiciones oficiales, sean estas políticas o religiosas, pues ello conduce a la imposición de las creencias de unos sobre otros, dañando el respeto mutuo y la debida tolerancia.

Los integrantes de una sociedad democrática, junto al ejercicio y defensa de sus derechos personales, están llamados a vivir con un sentido de lo público, asumiendo que existe un bien común, un bien general, que no es posible eludir. Precisamente, el hecho de conjugar el bien y los interesdes personales con el sentido de “lo público” es lo que nutre la vida social.

La democracia chilena está pasando por una significativa crisis. La larga dictadura y la implementación de un modelo esencialmente individualista han derribado su esencia sustantiva. La educación ha abandonado todo compromiso con la formación cívica de los ciudadanos y los partidos políticos, enfrascados en la permanente chimuchina y las acusaciones de ida y vuelta, han perdido su dignidad y su condición de instrumentos de participación.

Rearmar la convivencia democrática constituye el gran desafío de la hora presente. El debate, el diálogo y la discusión, serios, fundados, responsables, debe ser promovido para que, de una vez por todas, reencaucemos nuestra vida de forma positiva.

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