«En último término, la democracia es una cultura de vida. Si sus valores de respeto y tolerancia no los inculcamos  desde la familia y la escuela, estaremos dejando que la barbarie y la violencia se impongan»

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EL AGUA Y EL GRAN EMBALSE OCULTO: EL SUELO

Carlos Bonifetti Dietert

Ingeniero C. Mecánico UdeC. Ambientalista.

La disponibilidad de agua en los territorios depende, entre otros factores, del régimen de precipitaciones, de la orografía y de la calidad de los suelos orgánicos. ¿Cómo era Chile en el origen, antes del descubrimiento y la conquista?: Nuestra geografía de la zona central y sureña presentaba abundantes bosques de especies caducifolias y esclerófilas, con suelos orgánicos de gran espesor, entre 25 cm y 100 cm.

¿Que entendemos por “suelo orgánico” (SO)?: “Es aquel suelo granular, poroso, rico y vivo constituido por hojas caídas, vegetación muerta y residuos animales en descomposición por bacterias y numerosos otros microorganismos transformadores que van generando nuevas materias nutrientes para alimentar a las plantas y árboles”. Es lo que vulgarmente conocemos como “tierra de hojas” o “tierra negra”. Este suelo orgánico sobre yace sobre el subsuelo mineral o rocoso, denominado regolito, y tiene una cualidad extraordinaria cual es la de ser capaz de retener y acumular enormes cantidades de agua de lluvia; a mayor espesor de SO mayor es el volumen de agua acumulado. Podemos ver entonces que un SO bien constituido y de gran espesor es entonces un gigantesco y extenso embalse natural que es capaz de retener millones de metros cúbicos de agua. Por ejemplo, un SO natural de 25 cm de espesor con buena porosidad podía acumular un volumen de agua de 250.000 a 400.000 [m3/ha] (metros cúbicos por hectárea).

Lamentablemente este gran embalse natural – que era capaz de acumular agua y recargar napas subterráneas, abastecer vertientes y mantener caudales estables en arroyos y ríos – se perdió poco a través de los siglos, hasta desaparecer casi totalmente en la actualidad por las malas prácticas agrícolas y el uso del arado en los cultivos de trigo de fines del siglo XIX y primer mitad del siglo XX en terrenos de fuertes pendientes en los terrenos de secano de las cordilleras de la Costa y de Nahuelbuta. Las lluvias, impactando directamente sobre las superficies desforestadas y desnudas, fueron erosionando paulatinamente los ricos suelos, arrastrándolos hacia los arroyos y ríos que los transportaron hacia el mar.

La destrucción de suelos ha continuado, después de la época del trigo, con las malas prácticas de eliminación, otrora por roce a fuego y posteriormente por tala rasa, de grandes extensiones de bosques nativos cordilleranos para usar los terrenos en plantaciones de especies foráneas como pinos y eucaliptos. Estas nuevas formas de cultivo continúan, contrario sensu a lo que se dice y se nos pretende hacer creer, los procesos erosivos de la época de la Fiebre del Oro de California, aunque con menor intensidad, dada la protección de la cobertura arbórea entre cosechas.  Se observa paralelamente que el crecimiento económico a lo largo de los siglos ha ido de la mano del daño ambiental: a mayor crecimiento del PIB, mayor crecimiento del daño ambiental.

Hoy observamos, con pena y desazón, los terrenos fuertemente erosionados en los cerros cordilleranos con sus de arcillas de color café rojizo, otrora regolito de sustento basal de los SO perdidos para siempre. En los días de fuertes lluvias podemos ver, si miramos hacia el mar costero entre Lirquén y Tomé y más al norte aún, como una pequeña muestra de lo que sucede la extensa mancha de coloración café que se extiende en el mar en una franja continua de unos 200 metros de ancho, producto de las finas partículas de arcilla generadas por la erosión y arrastradas por el agua que escurre superficialmente desde las microcuencas serranas costeras.

Ese gran embalse natural perdido en miles de hectáreas de territorio nos proporcionaba el agua necesaria en forma limpia, permanente y abundante. Una muestra de la productividad de agua que nos otorga nuestra tan vapuleada y poco respetada Naturaleza es la del hermoso bosque nativo – de algo más de 3.000 hectáreas perteneciente al Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado y conocido como Reserva Nonguén – felizmente conservado, bajo la administración de la CONAF y  de la Asociación de Municipalidades de Concepción, luego de la privatización de ESSBIO. La existencia y conservación del bosque nativo y su SO permite que la existencia y subsistencia el estero Nonguén, fuente de agua potable de la ciudad de Penco a través de la captación de la empresa ESSBIO que está dentro de la reserva. De otro modo, si esa reserva no existiese y se hubiese reemplazado por plantaciones forestales, lo recién descrito no podría existir.

¿Cuántas microcuencas protegidas similares a esta hay en la Región del Biobio? Buena pregunta de estudio y gran desafío a encontrarlas y hacer una lista con ellas.

Los prolongados periodos de sequía y las destructivas inundaciones cada vez mayores que estamos sufriendo, además del cambio climático, son en gran parte consecuencia de la pérdida suelo y de bosques nativos. Como ya casi no hay SO, la retención de agua de lluvia es muy baja y los caudales de las crecidas son cada vez mayores.

¿Que cabe hacer para revertir los daños analizados y sus efectos adversos sobre la población y las comunidades?: La respuesta sin duda es: la restauración de ecosistemas, la conservación de los recursos naturales renovables y el reemplazo de malas prácticas agrícolas  por formas sustentables y la construcción de micro embalses en las montañas del secano costero.

En este último aspecto, cabe mencionar la exitosa experiencia de más de 40 años de trabajo de Carlos Crovetto Lamarca, Presidente de la Sociedad de Conservación de Suelos de Chile, con la aplicación del método de cultivo sin el uso de arado, llamado “Cero Labranza”, en su Fundo Chequén, en la Comuna de Florida, predio en el que construyó varios micro embalses entre los cerros, los que le han permitido acumular el agua de lluvia para los sistemas de regadío por aspersión de sus cultivos de maíz y otros. Así, nunca la ha faltado el agua, aún durante los prolongados períodos de sequía y ha “reconstruido” suelo orgánico el que ha ido aumentando de espesor, año a año y milímetro a milímetro.

He aquí un buen ejemplo y una buena metodología a replicar para recuperar, restaurar y poner en producción muchos terrenos de pequeños propietarios con suelos degradados en el secano costero. Muchos pequeños embalses pueden ser más económicos de construir que su equivalente en un gran embalse.

Nuestras autoridades, de los gobiernos regional y nacional, andan permanente en búsqueda de proyectos para generar fuentes de trabajo y desarrollo en nuestras provincias y comunas deprimidas. Acá tienen uno de tantos modelos de desarrollo posibles de aplicar.  Uno de los problemas es que esto no es fácil de realizar, requiere un arduo trabajo multidisciplinario y de mucha gente, profesionales y campesinos, para lograr los resultados esperados a largo plazo. El otro problema es que hay que trabajar durísimo sin esperar resultados en menos de cuatro años. Es solo cuestión de preguntarle a Carlos Crovetto. Buen desafío.

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4 Comentarios en EL AGUA Y EL GRAN EMBALSE OCULTO: EL SUELO

  1. Hasta con errores…
    Su contribución es altísima.
    Gracias por nutrirnos con sus artículos.

  2. FE DE ERRATAS.

    Disculpen. Hay un error en el artículo.

    Dice: «Por ejemplo, un SO natural de 25 cm de espesor con buena porosidad podía acumular un volumen de agua de 250.000 a 400.000 [m3/ha] (metros cúbicos por hectárea)»

    Debe decir: «Por ejemplo, un SO natural de 25 cm de espesor con buena porosidad podía acumular un volumen de agua de hasta 2.500 [m3/ha] (metros cúbicos por hectárea)»

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