El capitalismo verde chileno transforma al país en Territorio de Sacrificio
Que las cosas continúen así, eso es la catástrofe”, escribió Walter Benjamin, sobre lo que está sucediendo en España. […] el continuismo en una transición ecológica insuficiente e injusta es la forma de catástrofe que prepara el Gobierno de coalición de Pedro Sánchez, según el acuerdo entre el PSOE y Sumar, […]. Aunque los programas de gobierno no obligan, este documento es muy relevante porque previsiblemente anuncia la tonalidad y la ambición del Ejecutivo de los próximos cuatro años, con una derecha que apuesta peligrosamente por una crisis de Estado. Por eso, es responsabilidad de todos los actores del ecologismo y de la comunidad científica alertar ahora de manera muy clara: este programa de gobierno no está a la altura de los objetivos que marca la ciencia para la transición ecológica y representa una injustificable regresión política, social y ambiental en un contexto de máxima emergencia climática y de riesgos globales. (Síntesis de parágrafo introductorio del artículo de referencia [1]). |
Cualquier semejanza de lo que está pasando en España con lo que está sucediendo en Chile -desde que asumió el “primer gobierno ecologista del país”, el de Gabriel Boric’, y que comenzó con los anteriores después del advenimiento de ‘la democracia’-, es mera coincidencia.
Nuestro flamante gobierno “ecologista” sigue aguas a las maquinaciones del gobierno español y los dictados de la gobernanza de la Comunidad Europea bajo la batuta de Ursula Von der Leyen, sin chistar; y sabemos perfectamente por qué.
El primer ministro de Portugal Antonio Costa formaba parte del grupo pro “transición energética justa” de la CE junto a Macron, Scholz, Sánchez y otros. Se vió obligado a dimitir por acusaciones de delitos relacionados con proyectos vinculados a dicha transición energética. Es muy probable que esta primera baja traiga cola y suceda algo similar en España y en los demás países europeos cuyas gobiernos están tocados por el capitalismo verde en boga.
Tanto en España como en la CE en general el modelo energético adoptado fomentando y sumando las “energías renovables no convencionales” (ERNC) al esquema existente basado en energías fósiles, lo único que hace es aumentar la generación de energía eléctrica pro crecimiento, sin preguntarse jamás ¿cuánto es suficiente? [2]
Leemos en el artículo citado [1]: “La corrupción de los altos cargos de un Gobierno de izquierda permitió eliminar a la vez las medidas de control democrático y los requisitos ambientales, para garantizar a los grandes inversores del sector los máximos beneficios posibles, entre ellos muchos grupos españoles. Buena parte de todos estos abusos y delitos se presentaron como necesarios en una carrera a contrarreloj hacia la descarbonización, pero este aceleracionismo ha revelado ahora lo que es: una falacia que paraliza una transición ecológica justa en toda Europa y pudre la democracia en la península ibérica”. […] “El llamado modelo socialista de “revolución verde” ibérica ni es revolucionario ni es verde.”
En Chile está sucediendo exactamente lo mismo. No existe política energética por parte de este Gobierno, ni tampoco la tuvieron los anteriores, entregando el desarrollo energético de Chile a inversionistas extranjeros españoles y de otros países de la CE y a EE. UU.; también China está “entrando por los palos” con proyectos hidroeléctricos. Todo ello sin planificación, ni estratégica ni de ningún otro tipo, sin participación ciudadana seria, y sin estudios de impacto ambiental (las empresas solo presentan burdas “declaraciones de impacto ambiental” las que son aprobadas por los servicios de evaluación ambiental sin objeciones y sin dilación).
Por otra parte, los proyectos que se presentan a evaluación no cumplen normas legales de calidad, a las que el Estado está obligado, ni normativas eléctricas, careciendo de planos y documentos firmados por profesionales idóneos y autorizados [3]. Los organismos técnicos se hacen a un lado y los (pseudo) proyectos terminan siendo autorizados -en ausencia de las entidades competentes- ¡por el servicio de evaluación ambiental!…”y tras las paletadas, nadie dice nada, nadie dice nada”. Se han publicado en este medio, otros artículos denunciando las irregularidades [4][5].
Lo que suceda -desidia de los organismos estatales mediante- a los ecosistemas, con la biodiversidad y a las comunidades rurales no le interesa en lo más mínimo al Gobierno,… y a las empresas inversionistas tampoco. Los municipios, el Ministerio de Energía y otros, hacen “vista gorda”, miran hacia el lado y se dedican al “lobby” en favor de las empresas extranjeras.
Al igual que España y su modelo, que está siendo replicado por Chile, no se están cumpliendo las recomendaciones del IPCC en su sexto informe publicado en 2022, que recomienda tomar “un conjunto de medidas políticas y prácticas cotidianas para evitar el aumento de la demanda de energía, materiales, tierra, agua y otros recursos naturales y al mismo tiempo proporcionar bienestar para todos dentro de los límites planetarios”. Leemos en la referencia [1] ya mencionada: “Para que estas medidas sean respaldadas por el conjunto de la sociedad, deben ser justas, es decir, aportar un progreso real para la mayoría, porque sólo así un gobierno de izquierda podrá ir en contra de los intereses del oligopolio energético y de los grandes grupos empresariales y financieros que hasta ahora secuestran la transición ecológica tanto en España como en Portugal.” Nuevamente vemos la coincidencia literal con el caso chileno.
Me atrevo a parafrasear a los amigos españoles en lo que dicen en su artículo. Acá voy: “la actual implantación masiva de renovables en (España) Chile está atada por las grandes empresas energéticas que, además de ralentizar el desarrollo del autoconsumo solar como se ha visto ya en el año 2023 y se comprueba cada día con la nula implantación de las comunidades energéticas, generan la máxima especulación posible en macro plantas fotovoltaicas y eólicas, llegando a un nivel de corrupción, de destrucción ambiental y de litigios judiciales sin parangón” […]
En el Chile actual, las organizaciones de la sociedad civil están aumentando su participación y su fuerza en la acción y en el activismo positivo, con mucha juventud involucrada, la que está sufriendo con la herencia que le están dejando las generaciones anteriores que se han farreado los bienes naturales comunes del planeta desde los años de la Revolución Industrial hasta hoy en todo el mundo; Chile no es la excepción. El pueblo está reclamando cada día más, como en toda Europa, más justicia social, más respeto por los ecosistemas en franco deterioro y más acción climática de verdad.
Los retos climáticos de 2023 y hacia adelante crecen día a día por lo que la descarbonización debe dejar de ser el cuento hipócrita y siniestro al que estamos acostumbrados a leer y escuchar desde las “autoridades”.
El Gobierno debe escuchar lo que está denunciando y pidiendo el pueblo, al borde de la desesperación, y debe modificar totalmente sus políticas de desarrollo rural, productivo y energético, observando con detención y acuciosidad las tendencias de desarrollo con decrecimiento que están creciendo con fuerza en Europa.
Y si no ve mayoría en los que reclaman, debe actuar, de todas maneras, como si la mayoría fuese abrumadora y terminar con la transformación de Chile en Territorio de Sacrificio que es la errada senda seguida.
REFERENCIAS
[2] https://laventanaciudadana.cl/cuanto-es-suficiente/
[3] https://laventanaciudadana.cl/energia-calidad-o-cantidad/
[4] https://laventanaciudadana.cl/deficiencias-de-los-sistemas-de-gestion-energetica-en-chile/
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