«Somos naturaleza. Poner al dinero como bien supremo nos conduce a la catástrofe»

José Luis Sampedro

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EL IMPACTO DE REDUCIR LA JORNADA LABORAL

Joseph Ramos Q., economista, académico Universidad de Chile, presidente de la Comisión Nacional de Productividad.

Ante la propuesta de algunos parlamentarios de reducir por ley la jornada laboral sin  reducir remuneraciones, deseo formular una opinión.

El progreso de un país se traduce tanto en mayor ingreso como en mayor tiempo libre. Por eso es que los salarios en Chile no solo superan con creces los de cien años atrás, sino que trabajamos 45 horas a la semana en lugar de una jornada de sol a sol. Es nuestra mayor productividad lo que nos permite trabajar menos, y no al revés. Si bien habrá algunos trabajos en que reducir la jornada podría elevar la productividad, ¿será así para la mayoría? No lo creo. Al trabajar 40 horas en lugar de 45 horas, ¿transportará un micrero el mismo número de pasajeros? ¿Cosechará lo mismo un campesino? ¿Atenderá un cajero de banco el mismo número de clientes? ¿Tratará un médico el mismo número de pacientes (sin sacrificar calidad)? ¿Venderá lo mismo el dependiente de una tienda de departamentos? Una maestra, ¿puede enseñar lo mismo trabajando cinco horas menos por semana?

Me parece que en la gran mayoría de los trabajos no se producirá lo mismo en una jornada de 40 horas que  en una de 45, sino que probablemente será 11% menos. Esto implica que la verdadera opción está entre ganar más y trabajar 45 horas, o ganar menos (11%)  y trabajar 40…¡Ah!, pero la propuesta impide bajar los salarios…¿Será así? Ciertamente, disminuirá el ingreso semanal y mensual del trabajador contratado por hora. Y ¿qué será de los contratados por un sueldo mensual? Si bien el proyecto dice que se deberá mantener el sueldo, no se podrá impedir que el trabajador nuevo se contrate por 11% menos. Es decir, el que tiene un sueldo de $500.000.- lo mantendrá, pero la persona que después sea contratada por la misma labor solo recibirá $445.000.- Asimismo, ese trabajador que hoy gana $500.000.- y que en cinco años más ganaría $600.000.-, verá un menor aumento de sueldo: en cinco años más estará ganando $534.000.- pesos con 40 horas versus $600.000.- con 45 horas. O sea, todo el costo terminará siendo absorbido por el trabajador. Frente a esas alternativas, y dado los bajos ingresos en Chile, pienso que la gran mayoría de chilenos preferirá ganar 11% más ($600.000.-) y trabajar 45 horas, en lugar de ganar 11% menos ($534.000.-) y trabajar 40 horas.

Otra cosa será cuando nuestra productividad alcance la europea. Ahí sí que podremos trabajar menos horas y, además, tener un mayor ingreso. Mas la productividad no se eleva por decreto, sino por mayor y mejor formación, más maquinaria, tecnología más moderna y mejor gestión. Por eso es difícil mejorar la productividad por decreto, aunque fácil reducir la jornada por decreto.

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3 Comentarios en EL IMPACTO DE REDUCIR LA JORNADA LABORAL

  1. Tema de alto interés, tanto por sus inter-relaciones como por su contenido polémico.
    Algunos definen «matemáticamente» Productividad como el producto entre la Eficiencia y la Eficacia de un proceso.
    Como sea, tanto Productividad, cuanto sus «factores» en esa fórmula, no deberían estar desligados del concepto de Calidad (en el sentido amplio, o «Total») y, por lo tanto, de otros conceotos como los ya mencionados por el autor del artículo: gestión, capacitación, formación, tecnologia, máquinas , herramientas, etc.
    Esto nos lleva también a un enfoque cultural y «holístico» del problema, con vínculos inclusive sociales e históricos. Pero lo básico y obligatorio sería, en mi parecer, una buena gestión, tanto gobernamental cuanto de empresas privadas.
    Por esto, pienso que una propuesta de este tipo (disminución de horas de trabajo por período) no debe ser rechazada ni aprobada «a priori», pero sí analizada, discutida y hasta complementada con otras.
    Un trabajador puede y debe saber sacar provecho a un mayor tiempo disponible por día y por semana. este provecho puede ser para su salud física y mental (lazer, deportes, etc) y hasta afectivo (más tiempo con su familia). La sociedad (autoridades) y los empresarios en diversos grados, pueden facilitar y exigir contrapartidas para esa liberación extra de tiempo, con formas diversas: mejor transporte entre casa y trabajo, accesos variados para cursos de perfeccionamiento, para deportes, etc. Esto, porque más calidad de vida, dentro y fuera del trabajo, forzosamente favorece el crecimiento de la Calidad productiva de la empresa y del país.
    Históricamente hay hechos curiosos (y dramáticos) sobre situaciones análogas (pero no iguales, obviamente), cuando se salió del horario semi esclavista de «sol a sol», hasta con niños trabajando, como en la época de la «Revolución Industrial». Y no fue sin polémica, y hasta sangre derramada.
    Más distante en el tiempo, hay hechos y polémicas por el fin de la esclavitud, cuando los «señores» de esclavos alegaban (ensayando mil y una artimaña política) la «ruina total» del país si faltasen las «máquinas» vivientes (los esclavos tratados a sangre y fuego) para mantener la economía agrícola.
    Es un buen artículo, con un tema oportuno, que merece amplia y constructiva discusión.

  2. Qué lástima, que desde Junio pasado, en la sección «Cultura», no se haya vuelto a tocar el tema del TRABAJO en Chile, tan acertado por el Economista y Presidente de la Comisión Nacional de Productividad, el señor Joseph Ramos Q.
    Este tema es de suma importancia, a nivel nacional, y los expertos en la materia debieran aportar sus conocimientos a través de La Ventana Ciudadana.

  3. Excelente razonamiento el del profesor Joseph Ramos. El problema es peor aún pues en incontables actividades se puede establecer y verificar que la productividad es negativa, por un tema relacionado directamente: lo que se denomina como el «costo de la no calidad». Este concepto lo aprendí hace ya varios años en una charla sobre «La Calidad» y me pareció muy potente; comentaba el orador que, por ejemplo, en Francia los costos de la «no calidad» eran del orden del valor del IVA y eso que ¡Francia se conoce como país desarrollado! Los economistas no lo mencionan y es un indicador que se debe establecer a nivel nacional en forma urgente. Las evidencias que aparecerán serán espeluznantes, con indicadores mucho peores que los de Francia. Nada de raro sería que ahí esté la explicación principal de los bajos indices que miden la economía y el desarrollo social en el país. Ese costo está determinado por las obras que se proyectan mal, se hacen mal y se rehacen también mal, que son la mayoría. Ejemplos hay muchísimos: nueva ruta Concepción – Arauco, puente Cau-Cau, planos reguladores comunales. ¿Cómo se mide esa productividad? Por otra parte ¿qué productividad vamos a tener si cada vez más las personas están pendientes de sus celulares en horas de trabajo?

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