«La concentración de riquezas, el poder del dinero, por sobre todo, el dinero fácil, en su accionar destruye la historia, la educación, cultura , los valores de una sociedad que desee permanecer limpia y sana.»

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El tiempo apremia

La ley de Reforma Constitucional 20.050, de 2005, sorprendió al público en general,  ya que en medio de un debate sobre controvertidos tópicos, apareció, entre gallos y medianoche, un nuevo inciso segundo del artículo 25 de la Carta Fundamental que dispuso: “El Presidente de la República durará en el ejercicio de sus funciones por el término de cuatro años…”. Se dijo que la reducción del período obedecía a la necesidad de conciliarlo con  el ciclo parlamentario pero, según las malas lenguas, buscaba abrir más posibilidades a tantos que llevan en su mochila el bastón presidencial.

Hoy, tal norma es un hecho de la causa. El problema es que, cuando el Gobierno de la Derecha apenas comienza, ya su gestión comienza a empañarse, como denunció el diario oficialista La Segunda, por las precandidaturas emergentes del mismo sector. Ossandón, De la Maza, Chahuán, Espina, Allamand, Moreno, Lavín, Felipe Kast y hasta el novel diputado Desbordes, aparecen moviendo sus hilos, aunque en Palacio, insinúan a Cecilia Morel, lo que ha causado no poca molestia a van Rysselberghe. José Antonio Kast, en todo caso, va por la libre.

Esto genera un grave daño al Gobierno (que se ve paralizado legislativamente pero muy activo comunicacionalmente)  y, lo peor, genera desconcierto en la ciudadanía que esperaba un accionar más inmediato de parte de un Presidente que hizo una larga campaña de cuatro años.

El hecho de los cuatro años tiene consecuencias. El Gobierno de turno, ya sea éste o los anteriores, empieza a vivir el día a día, responde a la contingencia cotidiana, pero abandona las políticas de Estado capaces de dar respuestas de fondo a materias cruciales para el futuro  del país.

En carpeta, permanecen dos materias de máxima importancia para la comunidad: SALUD Y EDUCACIÓN.

Por razones obvias, el tema SALUD es  el más apremiante. Los sectores acomodados de la población, no tienen problemas. Simplemente pagan. El grueso de las personas, sin embargo, debe enfrentarse a listas de espera insoportables que terminan comprometiendo su vida. Las políticas de infraestructura y equipamiento han sido deficientemente manejadas y, pese a que las cifras de población han mantenido una relativa estabilidad, la situación concreta de las personas no ha mejorado. Para el común de los mortales, resulta inexplicable que en la época en que el país tenía seis o siete Facultades de Medicina,  con matrícula limitada, el déficit profesional  en el área de la salud pública no era tan grave  como lo es  actualmente en que,  con una veintena de escuelas, la crisis se agrava cada día. Estudios y proyecciones del propio Ministerio de Salud, anuncian que al año 2030 habrá una falta de 4.772 médicos generales  de tiempo completo y de 2.428 especialistas.

La EDUCACIÓN constituye el otro tema, uno que claramente afecta el desarrollo futuro del país. Aunque el gobierno de Bachelet se mostró comprometido con la atención  de sus requerimientos, en verdad, todas las reformas (bastante poco claras, por lo demás) buscaron  dar respuesta  a presiones y demandas sociales desconociendo un cronograma racional que era sustentado  por los más diversos organismos especializados. Así, la voz de la calle (estudiantes de educación superior) se impuso sin duda sobre el clamor de “los sin voz” (preescolares). Y aquí viene lo más relevante, la verdadera “tragedia educativa” del país como la denominó el economista Sebastián Edwards, académico de la U. de California.

Apunta Edwards: “La calidad de nuestra educación es deplorable”. “La creación de superintendencias, agencias y otras burocracias, en nada ayudarán”. (Mercurio 08.04.2018). Alumnos atiborrados de horas lectivas, que repiten datos, pero son incapaces de pensar críticamente, de razonar, de imaginar, de trabajar en equipo colaborativamente  y de resolver problemas. Los resultados de la última prueba PISA nos sitúa en los peores lugares en todos los ámbitos. La diferencia de resultados hombres/mujeres es significativa. Se tiende a simplificar afirmando que estos son los problemas de la educación pública pero la realidad es más fuerte. “Los establecimientos de élite en Chile son malos. En ciencias, ningún niño o niña llegó al nivel más elevado (Nivel 6), y tan solo un 1% alcanzó el Nivel 5”. “Los niños y niñas del Apoquindo, Tabancura, Cordillera, Villa María, Grange, Instituto Nacional, Verbo Divino y Carmela Carvajal, entre otros, no dan el ancho, y los padres parecen no saberlo o no importarles”.

Mientras el organismo respectivo revisa los contenidos programáticos y propone suprimir las asignaturas de Filosofía (filosofar, en buenas cuentas,  implica pensar) o de Educación Cívica, y, en algunos casos, de Ciencias, nadie aborda los problemas del aula. Un alto número de profesores no maneja las materias que enseña, Luego de 12 años de inglés, casi ningún niño es capaz de desarrollar un texto en ese idioma. En una nación en que hay más celulares que habitantes, ¿cuántos colegios usan los celulares como herramienta educativa?

La POLÍTICA, así, con mayúsculas, es mucho más que la foto en el diario, que la cuña televisiva, que la propuesta irresponsable de iniciativas cuyas complejidades  y consecuencias jamás  se han estudiado.

El dilema es bien claro. O nos damos cuenta ya del desafío que tenemos por delante, y lo abordamos con la seriedad y profundidad indispensables, o estaremos condenados a vegetar marcando el paso.

Preocupante ¿no es cierto?

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2 Comentarios en El tiempo apremia

  1. ¡Verdaderamente preocupante es esta situación en Chile! Este artículo debiera ser el tema primordial de nuestra sociedad, debido a que toca las dos razones de que Chile sea un país ejemplar en América Latina: La Salud, y La Educación.

    ¿Es que se está imitando a los Estados Unidos de Norteamérica? En los EE.UU. existen dos grandes lujos. Y no son el poder comprar una gran mansión, o un vehículo ultimo modelo, ni poder viajar alrededor del mundo sin mayores dificultades. Son, exactamente las mismas necesidades que está pasando Chile: La SALUD, que si no se cuenta con un seguro de salud apropiado, y no puedes pagar los servicios médicos, símplemente te mueres. A nadie le preocupa. Y, naturalmente, el segundo lujo estadounidense, es la EDUCACION universitaria. Que si no puedes pagar esos estudios, aunque seas el mejor o la mejor estudiante, las «becas» de hoy se han transformado en un simple «préstamo personal», el cual, una vez egresado de la Universidad, debes comenzar a pagar por el resto de tu vida, debido a que el costo anual de esos estudios pueden llegar a los U.S.$100.000 dólares, y dependiendo de la profesión que estudies, comienza a multiplicar por los años de estudio que hayas tenido.

    ¿Es esto lo que el gobierno de Chile desea para sus jóvenes estudiantes? Comencemos a razonar al respecto, y si no han comprendido el artículo presentado por el abogado René Fuentealba Prado. ¡Léanlo de Nuevo!.

  2. René Fuentealba, nos expone claramente el estado de descalabro en que está la educación en Chile. Yo diría que la situación real de la educación, tanto básica como media, universitaria y técnica, es aun mucho peor que lo que se dice de ella en los comentarios y medios de comunicación. En esto estamos sumidos en un verdadero «desastre» desde que la educación que teníamos antaño, dada por el Estado, gratis y por algunos colegios particulares con pago pero sin lucro pasó, desde los años 80 a esta parte, a ser un mero negocio en el que ganar dinero por parte de los «operadores» es lo primordial y la calidad educativa un tema secundario (con las poquísimas excepciones que confirman la regla). Para muestra botones: las pésimas redacciones, confusas y llenas de faltas de ortografía que se ven, yo diría, en un 80% de los correos electrónicos que se reciben a diario; pareciera que acá se cumple la Ley de Pareto 80/20. Una VERGÜENZA (así con mayúsculas) nacional, que a nadie parece importarle.

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