
EL VALOR DEL ORIGEN
En Chile hay más de un millón y medio de personas que pertenece y/o desciende de uno de los nueve pueblos originarios reconocidos por el Estado a través de la Ley 19.253, lo que representa hoy casi un 10% del total de la población nacional. En sus orígenes se asentaron, desarrollaron y dominaron territorialmente de norte a sur, en la totalidad de la extensión continental de nuestro país.
Es así como los pueblos Aymara, Quechua, Atacameño, Colla y Diaguita se asentaron por el norte, el Mapuche en la zona centro sur y de mar a cordillera, dando paso a su referencia como, entre otros: Lafkenche, Huilliche y Pehuenche; y los pueblos Selk’nam (u Ona), Aónikenk (o Tehuelche) Kawéshkar y Yagán (o Yámana), en el sur austral patagónico, continental e insular. Todos ellos generaron una identidad rica y diversa en creencias, ritos funerarios y expresiones culturales además de tipos de asentamiento y elementos arquitectónicos singulares en total armonía y naturalidad por el hecho de habitar un territorio con características climáticas muy particulares, siendo el único fuera de nuestra extensión continental el pueblo Rapa Nui.
Sus aportes van desde una arquitectura vernácula que se constituye como arquitectura de tradición regional o auténtica de los pueblos autóctonos de cada región, como una respuesta a sus necesidades de hábitat. Este es el caso de la Ruca hecha de varas de coligüe reforzadas con postes de madera y cubiertas con totora o los Pucarás (fortificaciones de piedra); Moais de piedra, en Rapa Mui; los Chemamull mapuches tallados en madera y las esculturas mortuorias para celebrar a los hombres-dioses; la orfebrería en oro o platería que prestigiaba y engalanaba a sus mujeres para seducir a los Lonkos; instrumentos musicales y ceremoniales; diversos tipos de vestuario, mantas y textiles en pieles, lana y fibras naturales; cerámica en arcilla y greda; canastos y tejidos en mimbre, totora y pita y un sin fin de elementos ornamentales así como la variada iconografía, pintura corporal, canto ceremonial y la diversidad de lenguas e idiomas, sistemas de caza, cultivo de la tierra, preparación de alimentos y brebajes, dan cuenta de un legado infinito que nos enseñan sobre la experiencia de vida y valor de nuestro origen.
Cada pueblo sobrevivió gracias a su increíble capacidad de resiliencia ante las migraciones fruto de los embates del clima extremo a lo largo de nuestra geografía, que muchas veces contrasta en abundancia o carencia de flora y fauna convirtiéndola en un paraíso o a veces en lugares inhóspitos y salvajes. Se sobrepusieron ante los desastres provocados por los fenómenos naturales gracias a que contaban con organización política, económica, social y cultural. Hoy sin embargo, muchos de ellos han desaparecido y otros están cercanos a la extinción, ante los efectos antrópicos, las pestes, los conflictos étnicos, el exterminio y, por estos días, ante nuestra propia desafección, rechazo o simplemente falta de amor por ‘el otro’.
Ellos forman parte fundamental de la diversidad y riqueza cultural de nuestro territorio e identidad nacional; somos responsables de comprender, aprender y difundir nuestra historia, que compone nuestro patrimonio tangible e intangible y relevar su presencia e inclusión en nuestro quehacer cotidiano.
Ejemplos como la “Guía de diseño arquitectónico mapuche para edificios y espacios públicos”, editado por el MOP en2016 o “Arquitecturas con pertinencia cultural mapuche”, son valiosos aportes para la comprensión y la urgente protección del patrimonio cultural material e inmaterial de nuestro propio pueblo originario.
La precariedad con la que se exponen públicamente, habla del desconocimiento de su profunda riqueza ancestral y su legado respecto a sistemas de edificación sustentable. Conocer y reconocer nuestros orígenes, generar instancias o proyectos que estrechen una relación y aprendizaje pluricultural se vuelve vital para recuperar la mutua confianza, la dignidad y respeto por nosotros mismos como seres humanos conscientes que conformamos un sistema global o cósmico. Tal vez debiéramos detenernos a aprender de aquella simple forma de habitar “el valor del origen”, en total armonía y simpleza, de forma sustentable y así construir juntos un futuro imperecedero.
Fuente de figuras:
https://apuntes-de-derecho.webnode.cl/calendario-de-eventos/folclor-chileno/pueblos-originarios-de-chile/
estoy muy de acuerdo con el comentario de Lucía.
Muy buen artículo Soledad.
Un panorama completo para entender de buena forma la existencia, cultura realidad y reivindicaciones del pueblo mapuche.
Gran Aporte Soledad.