
En medio del desconcierto.
El lunes 21 de agosto, de acuerdo a la ley, se cerró el plazo para la inscripción de las candidaturas a Presidente de la República, senadores, diputados y consejeros regionales. Todo el mundo esperaba que en los días siguientes se desataran las campañas, que las diversas coaliciones empezaran a presentar al país lo mejor de su repertorio en materia de propuestas programáticas, que los electores fuesen convocados a sumarse a los movimientos ciudadanos y motivados a hacer efectivo su derecho y su deber de participar. Hasta ahora, nada de eso ha sucedido. Lo que estamos observando son incidentes de menor cuantía que pronto serán olvidados. ¿Qué podemos esperar, entonces?
En definitiva, ocho son los nombres que irán a la papeleta presidencial de noviembre. De ellos, cuatro tienen poco que decir de acuerdo a los pronósticos: Artés, Navarro, Enríquez-Ominami y José Antonio Kast. Los otros cuatro pueden tener una relevancia importante especialmente de cara a la segunda vuelta.
La candidatura demócrata cristiana de Carolina Goic ha empezado a marcar en las encuestas pero no demasiado. Lo más probable, es que su votación logre subir hasta alcanzar los niveles que en el último tiempo ha logrado su partido. Sin embargo, un despegue que la lleve más allá se ve bastante difícil por dos razones evidentes. Una, es que la DC ha ido perdiendo paulatinamente la fuerte presencia que otrora tuvo en el mundo social hasta el extremo que ni en sindicatos, colegios profesionales, federaciones estudiantiles, movimientos poblaciones, cuenta con líderes y voceros que destaquen, situación que es muy difícil de revertir al menos en el corto plazo. La otra, es que su comando en parte importante ha sido “secuestrado” por las tradicionales máquinas internas de poder de tendencia más conservadora (“gutistas”) y por la que se ha denominado “bancada mercurial” (Mariana Aylwin, Burgos, etc.) que, carente de poder real interno, es inflada a diario por la prensa de derecha con propósitos que no son difíciles de imaginar. Su imagen positiva no le será suficiente para romper este cerco y acercarse a la ciudadanía real y sus problemas.
Beatriz Sánchez ha sido considerada como la gran damnificada en el grosero incidente entre Mayol y las cúpulas del Frente Amplio. Su apresurado apoyo a la decisión “unánime” de excluir a Mayol de toda postulación parlamentaria fue muy mal evaluado incluso al interior de su combinación política. Su gesto fue visto, por una parte, como un poco elegante “golpe bajo” a su ex contrincante en las primarias, y considerado también como irreflexivo ya que a las pocas horas fue un hecho público de que la tal “unanimidad” jamás había existido. La emergente coalición mostró su fragilidad política e ideológica, el quiebre interno de las relaciones humanas y personales entre las diversas facciones, y puso en cuestión su discurso moralista algo soberbio. La advertencia de que no se tolerarán “grupos controladores” al interior del Frente fue un llamado de atención al diputado Jackson.
La postulación del senador independiente Alejandro Guillier hasta ahora se mantiene estabilizada. Las cuatro colectividades tradicionales que constituyen su base de sustentación (PRSD, PPD, PS, PC) no han logrado salir de su ámbito (que le asegura un piso electoral consolidado que creen las bastaría para pasar a segunda vuelta) y no han mostrado mayor interés en abrir espacios a movimientos ciudadanos e independientes que no controlan. Su equipo programático produjo un documento de 50 páginas cuyo contenido se desconoce. Públicamente no muestra un relato motivador que exprese en tres o cuatro “ideas-fuerza” una visión y un sueño de país. Algunos de sus voceros más conocidos (Vidal) han creído necesario ofrecer un reajuste inmediato a los pensionados lo que aparece como una medida demagógica que no apunta a ningún problema de fondo.
Sebastián Piñera sigue gozando de una “pole position” de la que no se ha movido al amparo del voto duro de la derecha. Si bien el porcentaje conque cuenta no le es suficiente para ganar en el balotaje, es evidente que la desintegración de las fuerzas que le son opuestas le permitiría llegar nuevamente a La Moneda. El triunfalismo alentado por los medios de comunicación tradicionales, sin embargo, no ha logrado ocultar una serie de problemas larvados que subsisten en su comando. El propio presidente de Renovación Nacional, Cristián Monckeberg, ha encendido las alarmas. “En la negociación parlamentaria afloraron los fantasmas del canibalismo político propio de la centro derecha”, ha declarado tajantemente. El diputado mencionado ha recordado como en el 2009 le “tiraron la cadena” a Chile Primero y terminaron en la típica alianza noventera UDI-RN. El dirigente de Renovación (quien obviamente cree en el triunfo de Piñera) deja ver que el “síndrome del paréntesis” es una amenaza no descartable puntualizando que si desean que la coalición de que forman parte se proyecte en el tiempo “es básico no asfixiar a los partidos nuevos” que es lo que precisamente han estado haciendo. “No veo a todos concentrados en la elección presidencial. A algunos ya los veo repartiéndose cargos, probándose trajes en el sastre para ser ministros, repartiéndose seremías en las regiones”, denuncia categóricamente.
Al parecer, septiembre (protestas, festividades y semanas distritales, de por medio) será un mes que no contribuirá de forma importante a disipar las nubes que en estos momentos se divisan. Como se ve, por varias semanas el país seguirá contemplando atónito el juego imperturbable de la política, Ojalá que en octubre se nos ilustre debidamente sobre los problemas y las soluciones que se proponen. En una democracia, los ciudadanos tienen derecho a ello.
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