
ENTREVISTA A ROBERTO LAVAGNA ex ministro argentino (Parte I)
Desde Argentina
Roberto Lavagna: “Argentina ha entrado en políticas facilistas”
Considerado como uno de los más brillantes economistas de Argentina, el ex ministro asoma otra vez como una carta presidencial que interpela a kirchneristas y macristas.
Roberto Lavagna conversa con nuestro medio: “En la Argentina hay problemas de insuficiencia de inversión e insuficiencia en la creación de puestos de trabajo.”
Hacer pronósticos en política es exponerse a quedar en ridículo o dar excusas para más adelante intentar explicar acerca del por qué las cosas no ocurrieron como se predijo. En Argentina, esto es más complejo aún.
Ya lo dijo ese viejo cascarrabias pero que de política sabía un kilo llamado Harold Wilson: “En política, una semana es una eternidad”. Entonces, los escenarios parecen móviles y giran radicalmente -muchas veces- hasta por cuestiones nimias o simplemente accesorias.
En el diario “Clarín”, el periodista e intelectual argentino Marcelo Moreno me aclara que la política argentina tiene de todo, menos lógica. Mucha razón tiene el autor de “Contra los Argentinos”, un libro que releo cada vez que puedo, o en el umbral de un viaje hacia la tierra del fútbol y el tango…en ese orden.
Y es que la historia política argentina es un tango cuajado de tragedias: desde Evita Perón, sus caudillos suelen salir del foro en momentos estelares, no en la tranquilidad de sus camas y al final de sus vidas. Y en el centro de esa historia larga y apasionante, pero no muy cuerda, se enquista el peronismo, ese movimiento contradictorio, demagógico y popular del que Argentina aún no se puede escindir.
Y AHORA…¿QUÉ?
Los porfiados hechos indican que el legado de Cristina K mantuvo el estilo confrontacional de su marido…y esa malhadada maña de la corrupción, que creció a rangos siderales con los Kirchner.
En cuanto a la delincuencia -principal problema en el vecino país- ella no pudo posponer más la creación del Ministerio de Seguridad, parido en medio de graves conflictos sociales.
¿Cómo un país de tantos recursos y con una educación cívica envidiable, se debate en medio de una postración institucional y una estagnación económica que no se condice con sus potencialidades?
Nuestro entrevistado lo dice de modo claro, preciso y tajante:
–
“La oportunidad que construimos con gran esfuerzo entre todos durante el
período 2002-2006 se ha perdido y debemos volver a empezar”.
UN ECONOMISTA DE FUSTE
Roberto Lavagna está considerado como una de las lumbreras del pensamiento económico argentino. Su palabra es respetada y cotizada. Mientras preparo la grabadora y “caliento motores”, Lavagna me responde a una pregunta previa de mi parte:
- “Los últimos ocho años de la Argentina han sido de estancamiento”.
Muchos lo consideran como el último Ministro de Economía que pudo ejercer su cargo, que dispuso de un área de acción en la que tuvo poder y logró moverse con comodidad. Claro que esta situación duró hasta que el ex presidente Néstor Kirchner decidió que Roberto Lavagna tenía demasiado margen de maniobra y el enfrentamiento terminó con la renuncia del hoy ex ministro, en noviembre de 2005.
Ministro de Economía y Producción durante casi cuatro años, entre 2002 y 2005, Roberto Lavagna fue formado en la Universidad de Buenos Aires. Posgrado en la Universidad de Bruselas e investigador asociado en el Center for International Affairs, de la Universidad de Harvard.
Fue embajador ante la Unión Europea, en Bruselas y ante la OMC y otros organismos económicos internacionales, en Ginebra, entre 2000 y 2002.
También desempeñó el cargo de Secretario de Industria y Comercio Exterior, entre 1985 y 1987, período durante el que intervino como inspirador y negociador jefe de los Acuerdos de Integración Argentina-Brasil, hoy Mercosur.
Lavagna fue además presidente del directorio de la empresa siderúrgica La Cantábrica y socio fundador de Consultora Eurolatina.
Es autor de “Neoconservadurismo vs Capitalismo competitivo, “Argentina-Brasil-Mercosur: una decisión estratégica”, “Mercosur, la oportunidad y el desafío” y “La Argentina que merecemos”.
– A su paso por Argentina, el conde de Keyserling, dijo que “el argentino es un hombre descontento”. En la Argentina actual hay una atmósfera de pesimismo, por eso traigo la frase a colación.
- En términos económicos, claramente hoy se empiezan a sentir los efectos de una tasa de inflación importante, que podemos ubicar en el 26 o 27% anual. Y esto no ha empezado ahora. En realidad esto empezó fuerte en el año 2007, pero entre el momento en que la inflación comienza como fenómeno económico y el momento en que la población percibe los efectos negativos de la inflación, hay un cierto tiempo. Ese tiempo ya ha transcurrido y hoy se empiezan a sentir esos efectos.
Hay problema de insuficiencias de inversión, hay insuficiencia de creación de puestos de trabajo.
Entonces, la combinación de esas dos cosas –insuficiente creación de empleo, y de empleo de calidad, más la inflación- son los elementos que empiezan hoy a incidir en el descontento general.
A esto usted le puede agregar un fenómeno relativamente nuevo en la Argentina, que son cuestiones relacionadas a la inseguridad, particularmente en las ciudades más grandes. En el caso del gran Buenos Aires hay una ola delictiva agresiva importante que hace que el tema de la seguridad en las encuestas aparezca -incluso- como el problema número uno.
– En su reciente libro “Pensando un país”, usted señala que la oportunidad que tiene Argentina como país es extraordinaria. ¿Qué se está haciendo y qué no se está haciendo para no dejar pasar esta oportunidad?
- Las razones de esta oportunidad excepcional tiene que ver con algunos hechos internos y otros externos.
Hay un hecho interno notable después de la crisis del año 2001 y comienzos del año 2002, reconocida por todos como la peor crisis de este país desde 1890. En ese momento, tanto dentro del país como en el exterior, todos los análisis sentenciaban que Argentina no podía salir de esa crisis. Sin embargo el país salió, y salió solo, sin apoyos externos, sin capitales de organismos internacionales. Todo eso –desde luego- con un gran esfuerzo de toda la sociedad.
Ese es un gran activo. Que un país haya sido capaz de desmentir todos los pronósticos negativos existentes, y entrar en un período de estabilidad, de crecimiento, de inversión, de creación de empleos y de reducción de la pobreza, es un gran activo interno importante.
En lo externo, se ha agregado a partir del año 2007, algo que también se vivió en Chile, que son precios excepcionalmente altos de bienes que exportamos (materias primas) que nos da un margen de maniobra interesante.
Esas dos cosas son las que crean una situación excepcionalmente positiva, que en mi opinión Argentina no está aprovechando plenamente. Ello, por cuanto el gobierno ha entrado en políticas facilistas, populistas o voluntaristas que en el corto plazo suelen ser muy atractivas. Pero, a la larga tienen un costo alto en términos estratégicos.
– Para muchos entendidos, el sector privado está siendo asfixiado con políticas salariales, tributarias y cambiarias cada vez más arbitrarias y restrictivas. ¿Lo cree usted así?
- Los diferentes desequilibrios macro económicos están siendo enfrentados –erróneamente- con medidas de intervención, estatismo y políticas pro inflacionarias. El déficit fiscal con emisión monetaria, el peso de la importación de energía con restricciones al resto de las importaciones.
– Usted ha dicho que en la Argentina ya hay estanflación. ¿Cómo se percibe ello?
- El primer semestre de este año el crecimiento fue cero y la tasa de inflación del 25%. Esto es una situación coyuntural de estanflación. El problema no es el corto plazo sino los crecientes desequilibrios de variables claves: la situación fiscal, la política monetaria, el desajuste del tipo de cambio, la insuficiencia de inversión.
– Por estos días estuvo de visita en Buenos Aires el destacado pensador francés Guy Sorman, quien señaló que el modelo kirchnerista no dejó nada para enseñarle al mundo, agregando que el Estado de Bienestar es “populismo auténtico” y el kirchnerismo, “discurso populista sin ninguna sustentación”. Por cierto, el kirchnerismo le hizo daño al país, y no todo es culpa de Macri. ¿Cómo interpreta esas palabras?
- Guy Sorman, con quien estuve durante su paso por Buenos Aires, es sin duda un pensador importante pero su óptica de las cosas tiene, para mi propia visión, una cuota de conservadurismo mayor que la que se requieren el mundo en desarrollo y hoy diría que la que se requiere incluso en el mundo desarrollado en situación de crisis.
– El tema del gasto público en la Argentina ha llegado a representar el 40% del PIB, en circunstancias que, hace solamente cinco años, éste representaba el 30%, lo que para los estándares internacionales ya era alto. ¿Qué se puede inferir de estas cifras?
- Efectivamente no solo desapareció gradualmente desde 2006 en adelante el superávit fiscal record que el conjunto de la nación y las provincias alcanzaron en el año 2005 (4,5 % del PIB), sino que además subió más de tres puntos del PIB la presión fiscal. Ejemplo: los subsidios a la energía y el transporte que en 2005 alcanzaron a 3.500 millones de pesos, el año pasado fue de 76.000 millones de pesos (casi 22 veces más) y hay estimaciones de 90.000 millones de pesos para este año.
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