INDIGNACIÓN
Así, con mayúsculas y negritas. Todos estamos indignados: unos que protestan, otros que bailan, cantan, tocan tambores, en fin, hacen de su protesta algo “entretenido, artístico y cultural” – según ellos – mientras otros saquean ad libitum y a la vista y paciencia de todos los que observamos y los que se suponen debían protegernos. No se trata de quien tiene la razón o no, puede que muchos la tengan: eso es innegable. No obstante, con qué cara nos pueden mirar aquéllos que nos privan de andar en las calles – por ambos lados de la acera- unos gritando, otros apuntando. Hay explicaciones; todas legítimas, por cierto. Pero…¿ hay derecho de robarse lo ajeno, sin trabajarle un día a nadie? Este robo, desacreditado por la gente honesta, trabajadora y de esfuerzo, quienes se ganan el pan de cada día con el sudor de su frente –valga la frase cliché – no puede traernos sino dolor, pena por el país que trata de salir del subdesarrollo y trabajo agregado al cotidiano , para quienes tienen que limpiar y sacar la mugre que dejan los desaprensivos y criminales que no tienen miramientos en romper todo e incendiar empresas completas, con muertes incluidas de trabajadores o alguno de ellos mismos que no lograron escapar de las llamas. Aún resta por identificar cadáveres. ¿Cuántos más tienen que ser heridos o fallecer para que entremos en razón? Quizás nunca lo hagamos. Existen materias urgentes por tratar a nivel gubernamental, a nivel regional, a nivel comunal; no se puede trabajar sin desplazarse, sin poder ir donde queramos, sin tener contacto con nuestros familiares y amigos. Nos sentimos en una prisión ,sin haber cometido delito alguno. Por favor, no sigan saqueando. Lo único que promueven con esos hechos es el acaparamiento que conocimos de otros tiempos difíciles y que trae como corolario el desabastecimiento alimentario de la población. Pagamos justos por pecadores: no todos los empresarios pagan o tratan mal a su gente; lo primero que se hace en estos casos es echarle la culpa a los empresarios. Cierto, algunos ganan mucho y otros muy poco. Sin embargo, lo justo es que todos tengan salud, derecho a vivienda, jubilaciones dignas, etc. etc. etc. pero… ¿creen ustedes –lectores inteligentes – que destruyendo se construye? ¿ Que robando por un momento mucha mercadería se va a asegurar el futuro para siempre? La sensación de poseer mucho dura un corto lapso; las necesidades que se avecinan por hechos criminales pueden durar una eternidad. Queremos vivir en un mundo sano, en el que los llamados” lumpen” no aprovechen la trágica situación en que nos encontramos para profitar de lo ajeno y jactarse de ello. El otro día, viajando en micro hacia Chiguayante , escuchamos el siguiente diálogo:
-“¿Y, cumpa, cómo te ha ido con las “compras” en estos días?”
-“Súper, amigo, estoy con lana como para tres meses y nada que comprar. Tengo de todo, hasta para vender: celus, teles, mercadería pal mundo”.
Esta es la situación. Señores parlamentarios, pónganse a trabajar y a sacar las leyes que correspondan a la brevedad – quizás esto les significará más horas de trabajo – y podrán cooperar con lo que, ustedes los partidos de izquierda tanto propician: el bienestar del pueblo. Que no sea demagogia, sino realidad. Debe tenerse en consideración que las empresas saqueadas primero y luego incendiadas, por este solo hecho, dejan a muchas familias cesantes y sin medios hasta su completa recuperación o hasta que su dueño pueda reconstruirlas para poder continuar con la labor de su vida. Todos hemos perdido algo; no hay que bajar los brazos, sino levantarlos para continuar con la obligación de todo chileno de corazón: trabajar por la patria, por la recuperación de lo perdido, por encontrar el justo medio para remediar los males que nos aquejan, solucionar los problemas de los necesitados. Recalcamos una vez más: la destrucción sólo trae más destrucción, más odios, más divisiones y menos empatía con el otro.
Es exactamente lo que muchos pensamos y que desgraciadamente no podemos expresar con la libertad que quisiéramos, porque el sentido común parece haber desaparecido y la polarización a la nos han llevado ciertos políticos, más interesados en conservar sus puestos que en trabajar, parecen haber ganado el espíritu de ciertos «ciudadanos», que piensan tener derechos, pero no deberes.
Gracias por lo que dices.
Representas a muchos.
La angustia que sentimos es mayúscula.
Hasta cuándo?
Cuándo volveremos a vivir normalmente?
Ximena, es espantoso todo lo que pasa. ¿A quién culpamos? Tal vez a nosotros mismos por no abrir los ojos antes. Lamentablemente es imposible responder a tus preguntas, pero te agradezco que me leas.
Fantástica interpretación de los días de furia que vive Chile. Felicitaciones Ana !
Gracias, Patricia, de corazón, porque éste llora todos los días de impotencia.
Sensatez…
Sin pasión.
Una muy buena y sobria mirada.
Gracias Ana María.
Gracias, Berta. Con la cabeza caliente, no ayudamos en nada. Pensando y obrando, se resuelven los problemas. Tratemos todos. Una vez más, gracias.
Berta, a ti te agradezco yo por tomarte la molestia de leer lo que escribo. ¡Qué difícil resulta ser ecuánime bajo presión, pero tratamos.