«Aquellos o aquellas que creen que la política se desarrolla través del espectáculo o del escándalo o que la ven como una empresa familiar hereditaria, están traicionando a la ciudadanía que espera de sus líderes capacidad y generosidad para dar solución efectiva sus problemas.»

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¿Intolerancia o mera simpleza intelectual?

 (Maroto, Canadá)

La palabra intolerancia en su acepción más común, describe la incapacidad de una persona para tolerar o aceptar opiniones diferentes a la propia. Una persona intolerante es intransigente. En la mayoría de los casos, esta característica de la personalidad va acompañada además por la incapacidad de respetar a quien profesa opiniones distintas. Ya sea en el ámbito religioso, étnico, sexual, político, etc… el intolerante tiende a menospreciar, llegando en sus manifestaciones más extremas, incluso a perseguir a quien defiende posiciones o planteamientos que difieren del considerado correcto.

Lo simple es aquello de estructura no compuesta; aquello que se mantiene en un estado natural, libre de complejidades. Aplicado a una persona, lo simple describe a quien tiene una personalidad elemental y sin complicaciones; desde este punto de vista, lo simple puede ser visto como una virtud que permite transitar por la vida con una disposición más abierta a disfrutar lo que ella nos ofrece.

La simpleza intelectual, sin embargo, es algo distinto.  La vida expone a las personas a la cultura y a  la educación; ya sea en forma natural o de manera más sofisticada, esta exposición permite el desarrollo de nuestra capacidad analítica y habilidad para intelectualizar las ideas. La simpleza intelectual es aquella que observamos en aquel que habiendo establecido relaciones culturales y sociales y tenido acceso a la educación, no es capaz de consolidar una coherencia intelectual, dejando que sus juicios y afirmaciones trasluzcan una elementalidad abrumadora, carente de un mínimo proceso de análisis, selección y maduración en sus contenidos.

En estos días hemos escuchado como la vocera de una de las coaliciones políticas en Chile se refirió al tema de la homosexualidad y los homosexuales de manera escandalosamente simple. La simpleza de sus comentarios, ha sido criticada de manera transversal por políticos y líderes sociales de la más diversa orientación.

Lamentablemente, este fenómeno es más común de lo que quisiéramos; cada cierto tiempo, personajes de la arena política nos sorprenden con comentarios sobre temas trascendentes, que ponen en evidencia una carencia de ideas y conocimientos y falta de capacidad para realizar un simple proceso de análisis antes de dejar escapar afirmaciones que por su simpleza ofenden.

Ya sea desde la vocería de una de las coaliciones políticas del país, desde el púlpito que le da la presidencia de unos de los partidos más importantes de la derecha política o amparados por alguna diputación o cargo público, cada cierto tiempo nos volvemos a sorprender por las declaraciones de algún político chileno, que al referirse a algún tema de interés público, lo hace en términos carentes del sentido común más básico, empatía, coherencia intelectual y por último, sensibilidad política.

¿Qué es esto? ¿Una manifestación de intolerancia o mera simpleza intelectual?

Basado en el principio de la presunción de buena fe, podríamos intentar explicar estos exabruptos como la manifestación de una mera simpleza intelectual. Pese a su exposición a la cultura, su acceso a la educación y la capacidad de haber establecido relaciones sociales (además de políticas y laborales), estos individuos evidenciarían a través de sus comentarios una simpleza intelectual de la cual no son culpables. La falta de sofisticación y coherencia intelectual en sus afirmaciones no es el producto de un proceso de análisis, sino que por el contrario, el resultado de la falta absoluta de uno. Y esta limitación encontraría su fundamentación no en una actitud políticamente maliciosa, sino que en una mera simpleza intelectual.

Sin embargo, por el rol que estos individuos tienen en nuestro entramado político y por las aspiraciones y ambiciones que muchos de ellos manifiestan, no es posible justificar estos deslices en una mera simpleza intelectual. Estos personajes han hecho de su vida la política. Sus aspiraciones a mayores cuotas de poder e influencia podrían llegar a afectarnos a todos los chilenos y chilenas. Su habilidad para estructurar máquinas políticas y de poder, su oportunismo y don de ubicuidad, evidencian en estos personajes una capacidad que no se condice con la simpleza intelectual que cada cierto tiempo demuestran. Estos personajes, esconden bajo esta simpleza intelectual (pretendida o real) una intolerancia sin límites; una falta de capacidad para aceptar que ni ellos ni sus partidos políticos o movimientos religiosos son dueños de la verdad; una negación y rechazo a quien opina distinto; un autoritarismo intelectual que los lleva a afirmar que su verdad es LA verdad, y todo quien no lo acepte así debe ser considerado y combatido como enemigo del orden establecido.

Este nivel de intolerancia es inaceptable; no podemos permanecer impasibles frente a ella. Debemos denunciarla por su nombre y con todas sus letras y combatirla diariamente a través del fortalecimiento de nuestra democracia y espacios de libertad y discusión ciudadana.

Y la educación juega un rol central en ello; la educación cívica de nuestros jóvenes debe ser la base para avanzar en la construcción de una sociedad chilena más tolerante; es a través de ella que las y los jóvenes crecerán acostumbrados a la sana diversidad, al libre intercambio de ideas, y a un constructivo debate y análisis crítico. La intolerancia se combate con mayor libertad de expresión, pensamiento y opinión y con el fortalecimiento de nuestra democracia, avanzando así en un ambiente de mayor convivencia y colaboración en  el que, en un contexto de respeto, todas las opiniones son bienvenidas y ningún chileno o chilena sobra.

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1 Comentario en ¿Intolerancia o mera simpleza intelectual?

  1. no soporto la estupidez humana y no me esfuerzo en disimularlo, pero he llegado a la edad de 47 años y creo que es hora de poner manos a la obra y adquirir ese bien tan valorado por todos llamado tolerancia. Soy ironica, tengo muy mal humor, soy intolerante, exploto muy facilmente, no acepto la forma de vivir de mi mamá , soy dictadora y controladora, en pocas palabras soy un desastre. Pero tambien, soy simpatica , amiga de mis amigos, amable, responsable, puntual, quiero ver si aprendiendo a ser tolerante puedo corregir el resto de las cosas,esto tiene que tener un punto de partida, y por mas que lo busco no doy con el.

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