«No podemos resolver la crisis climática sin cambiar nuestra relación con la naturaleza y con nosotros mismos.»

Naomi Klein.

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Se Necesita Una Reconstrucción Creativa.

Por: Guilmo Barrio Salazar.

Mientras se viva en un período de crisis y en un ambiente de pánico ciudadano en esta nación estadounidense, tanto los artistas como los escritores, pueden ayudar a recordarnos que nosotros somos mucho más que unos simples votantes y unas estadísticas, para que lo  tengan presente quienes se han   propuesto  usarnos como tales.

Pero, ¿Cómo se puede utilizar el arte?  Esta es la pregunta del millón, que se hace a menudo en las sociedades en que  el dinero es la medida principal del valor de la dignidad personal, de acuerdo con la gente que generalmente no comprende el arte y,  por lo tanto,  no les gusta como tampoco les agradan los artistas que lo hacen.  Ahora, sin embargo, esta pregunta ha sido hecha por los mismos artistas y escritores.

Para los escritores y otros artistas estadounidenses, hay una frialdad muy distinta en el aire.  Los hombres fuertes se han ganado,  con justa razón, una reputación debido a la supresión y por demandar tributos aduladores: su reglamento ha sido «Trágatelo o Cállate».  Durante el período de la Guerra Fría, muchos escritores, filmadores de películas, y escritores de obras de teatro, recibieron las inesperadas visitas de los agentes de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, siglas en Inglés), bajo las sospechas de «actividades anti-norteamericanas».  ¿Se repetirá esa historia nuevamente?  ¿Se establecerá una auto-censura?  ¿Podríamos comenzar una edad submisiva en los Estados Unidos de Norteamérica, con manuscritos circulando en forma secreta, porque publicarlos significaría una invitación a la represión?.

Esto suena muy extremista, pero considerando la propia historia estadounidense, y la ola de gobiernos autoritarios barriendo nuestro globo terráqueo en la actualidad, como que esta idea no está tan fuera de orden.

En la cara de tales inseguridades y los temores, las comunidades creativas de esta nación, están urgiéndose nerviosamente entre ellos, para no rendirse y pelear: ¡No Cedas!  ¡Escribe Tu Libro!  ¡Haz Tu Arte!  Pero,  ¿Qué hacer o escribir?  En los próximos cincuenta años, ¿Qué se dirá sobre el arte y la escritura de esta época que estamos viviendo?.  La Gran Depresión sufrida en este país en los años 30’s y 40’s fue inmortalizada por el director de cine John Steinbeck en su película «Las Uvas de la Ira», que describe en forma detallada lo que realmente significó para los que vivieron aquella era del Tazón de Polvo, como se le llamó al más bajo nivel de vida en la sociedad estadounidense.  La obra de teatro «El Crisol», del director Arthur Miller, presentó una metáfora de la época de McCarthy, con su persecución contra las brujas y las acusaciones masivas.  La novela escrita en el año 1936 por Klaus Mann, titulada «Mephisto», que trata del éxito de un famoso actor, quien demuestra un poder absoluto y totalmente corrupto, en una historia que sucede durante el mandato de Adolfo Hitler.  ¿Qué tipo de novelas, poemas, películas, seriales de televisión, juegos de video, pinturas, música o novelas gráficas reflejarán adecuadamente a los Estados Unidos de Norteamérica en la próxima década?.

Realmente no tenemos idea todavía, porque nada es predecible, excepto lo impredecible.  Probablemente es justo decir que el interés de Donald J. Trump por las artes, en una escala de 1 a 100, está entre 0 y 10 bajo cero, lo que certeramente es lo más bajo que hemos tenido en los últimos 50 años.  Algunos de esos presidentes que no se preocuparon de las artes, pero por lo menos pretendieron interesarse.  Trump ni eso demuestra.  De hecho, él ni nota que están ahí.  Tal vez esto, trabaje a nuestro favor.  Tanto Stalin como Hitler se interesaban en las artes y ellos se consideraban expertos y árbitros, lo cual era muy mala noticia para los escritores y los artistas de esa época, cuyos estilos desagradaban a las autoridades máximas y por lo que ya los calificaban como unos degenerados.  Es de esperar que los artistas más creativos se encontrarán volando bajo un radar, tan insignificante que les permitirá escapar de ser detenidos.

Estoy seguro que el teléfono de los escritores de obras creativas no sonará como sucedió con la obra «Hollywood Ten» (Los Diez de Hollywood); las canciones de los músicos con letras de protesta, ninguna radioemisora los presentará al público, como ocurrió con la canción «Soldado Universal», del autor Buffy Sainte-Marie durante la Guerra de Vietnam; el libro que nunca encontró a alguien que lo publicara por muchos años, «Del Anocher al Amanecer: La Historia de las Mujeres en el Mundo», de la autora Marilyn French, lo que fue un castigo callado para los que rehusaron permanecer sin presentar las realidades que se estaban viviendo.  Tal como ha ocurrido con Trump al cancelar en forma represiva de su programa de televisión «Aprendizaje Célebre» (Celebrity Apprentice), al ex-actor de cine, atleta físico, y ex-gobernador del Estado de California, sólo porque lo había criticado, me refiero a Arnold Schwarzenegger;  y posteriormente, Trump puso por el suelo, con palabras groseras en forma pública, a la actriz Meryl Streep, porque ella lo criticó severamente en la entrega de los premios «Globos de Oro» (Golden Globes), por su intento de colocar una ley contra los inmigrantes, y que ella señalara que la mayor parte de los actores y actrices de Hollywood, quienes han recibido muchos premios, son personas inmigrantes.

¿Qué pasará con la libertad de expresión, que ha sido tan significativa en la democracia estadounidense?  Todo lo que podemos esperar de los artistas y escritores, es lo que siempre hemos esperado de ellos, crear mundos alternados que ofrecen escapes temporarios y momentos internos; para abrir ventanas en las cuales los ciudadanos estén permitidos ver la parte exterior.

Con la era de Donald J. Trump que hemos comenzado a vivir, son los artistas y los escritores quienes nos recuerdan que la vida puede ser deformada por los políticos, pero que nosotros no estamos dispuestos a aceptar.  A través de la historia, siempre ha existido una esperanza para el trabajo de los artistas que exprese, en este momento y lugar, tan poderoso y elocuente como sea posible, lo que verdaderamente significa ser una persona humana, especialmente en un país que dice ser demócrata y respetuoso de los derechos ciudadanos.

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